Neuroestética: ciencia para entender el arte
Durante siglos, preguntas como “¿Qué es el arte?” “¿Cómo percibimos la belleza?” “¿Qué determina que algo sea bello?” han inspirado muchas reflexiones. Y parece ser, que, desde hace unos diez años, la neuroestética está aquí para descifrarlo. Esta reciente disciplina, también llamada neuroarte, aúna el conocimiento y técnicas derivadas de las neurociencias y el arte.
Para muchos quizás parezca absurdo cuantificar y medir el arte, pero el objetivo de esta corriente es encontrar los puntos comunes a todas las obras artísticas. Se desea conocer qué pasa en el cerebro de una persona cuando recibe mediante los sentidos una obra estética o cuando la crea.
¿Qué sentido tiene?
Desde un punto de vista biológico, la respuesta estética podría estar basada en un tipo especializado de atracción. Esta atracción especial puede darse hacia objetos concretos, personas, colores, ideas, etc.
La atracción o aversión ha tenido un papel fundamental en la evolución de nuestra especie y sus beneficios son evidentes. Por ejemplo, estamos preparados para que nos atraigan los colores de alimentos saludables (y nos disgusten alimentos con mala pinta, como una fruta podrida). También sentimos mayor atracción por determinados rostros y somos, en general, mejores a la hora de identificar microgestos que nos ayudarán a tener éxito reproductivo.
Por otro lado, el arte depende de los sentidos, y estos dependen del cerebro. Así, no cabe ninguna duda de que a nivel cerebral se encontrarán señales que indiquen que una obra nos está gustando.
¿Cómo es posible?
Los principales hallazgos en el campo de la neuroestética han derivado de diferentes tipos de investigaciones. Como en numerosas áreas, los primeros resultados se observaron a raíz de estudiar los procesos cognitivos y personas con lesiones cerebrales. También se han realizado estudios de neuroimagen a sujetos mientras daban juicios positivos o negativos sobre obras de arte. Y, por supuesto, observando las reacciones cerebrales a distintas líneas artísticas (danza, música, pintura, etc.).
Principalmente, estos estudios en neuroestética hacen uso de la resonancia magnética funcional, la cual permite recoger información sobre qué zonas y con qué intensidad se activan durante una tarea. De forma pormenorizada, también hay estudios que utilizan técnicas fisiológicas como el electroencefalograma.
¿Qué se puede saber?
Un estudio realizado en 2007 por un equipo de neurólogos pretendía responder si la belleza es completamente subjetiva. Para ello, dentro de una máquina de resonancia magnética funcional, mostraron a los sujetos imágenes de esculturas del Arte Clásico y del Renacimiento. Por un lado, mostraron las imágenes originales, y por otro, esas mismas esculturas pero con las proporciones modificadas.
Tras mostrárselas, tenían que decir si les gustaban o no y, posteriormente, hacer un juicio sobre la proporción. Lo que estos científicos encontraron fue que, ante la observación de las esculturas originales, se producía una activación de la ínsula. Esta región está especialmente relacionada con el pensamiento abstracto, toma de decisiones y percepción.
Por otro lado, cuando decían que les parecían bellas, se activaba la parte derecha de la amígdala. Esta región cerebral es crucial en el procesamiento de las emociones, especialmente la satisfacción y el miedo.
No obstante, según otro estudio, la percepción de belleza y fealdad son procesadas por las mismas áreas (córtex orbitofrontal), difiriendo simplemente en la intensidad de activación.
No todo es cerebro
A pesar de todo, como es comprensible, no todo está en el cerebro. En la concepción de belleza y atracción a determinadas obras artísticas la influencia de la cultura es enorme. Por ello, es esencial tener en cuenta el contexto social y cultural a la hora de sacar conclusiones sobre qué es considerado bello.
Por ejemplo, un estudio de neuroestética observó que las obras presentadas a los participantes que tenían una etiqueta con la ubicación del MoMA (Museum of Modern Art) eran percibidas como más bellas que el resto (de ubicación desconocida). No obstante, sean cuales sean los determinantes culturales, lo apasionante es que dos obras distintas provocarán el mismo efecto en el cerebro de diferentes personas.
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- Andreu Sánchez, C. (2009). Neuroestética: cómo el cerebro humano construye la belleza. Universidad Autónoma de Barcelona.
- Zaidel, D.W. (2015). Neuroesthetics is not just about art. Frontiers in Human Neuroscience, 9(80), 1-2.