Neuroticismo e hipocondría: ¿cómo se relacionan?

El neuroticismo alude a una predisposición de algunas personas a reaccionar con emociones aversivas ante determinados estímulos. Cuando estos estímulos se relacionan con el propio cuerpo, ¿qué ocurre?
Neuroticismo e hipocondría: ¿cómo se relacionan?
Gorka Jiménez Pajares

Escrito y verificado por el psicólogo Gorka Jiménez Pajares.

Última actualización: 17 febrero, 2023

«Me siento mal constantemente», «soy incapaz de dejar de preocuparme», «cuando me dicen algo negativo me afecta muchísimo». Estas frases caracterizan a las personas que puntúan alto en neuroticismo o afecto negativo (a efectos prácticos, son términos sinónimos). Así, el neuroticismo es una variable de personalidad que, en el contexto que hoy nos trae, ha sido asociada con la hipocondría.

De esta manera, el neuroticismo actúa como un trampolín o potenciador que, bajo determinadas circunstancias, incrementa el riesgo de padecer hipocondría. Por otra parte, puede ocurrir que la persona ya haya sido diagnosticada. Si esto es así, se ha visto que los pacientes con altas puntuaciones en neuroticismo presentan un curso de la enfermedad más grave y complejo.

Hombre preocupado
Según Rafael Fernández, el neuroticismo o afecto negativo es un factor que predispone al desarrollo de la hipocondría.

Una aproximación al concepto de hipocondría

La hipocondría es un trastorno que se encuentra «a caballo» entre las entidades clínicas obsesivas, como el trastorno obsesivo-compulsivo (TOC) y las relacionadas con la ansiedad, como el trastorno de ansiedad generalizada (TAG).

Así, estas personas manifiestan un gran nerviosismo, un miedo y una inquietud ante la posibilidad de padecer alguna afección médica de relevancia. De hecho, tienen miedo a que esta afección pueda causarles lesiones graves o la muerte (OMS, 2021).

La hipocondría se ha visto relacionada con sesgos o errores a la hora de percibir y de interpretar los datos que estos pacientes obtienen sobre su cuerpo. Es decir, perciben erróneamente la información sobre su propia salud. En consecuencia, el malestar que estas personas experimentan es muy elevado e impacta en las esferas importantes de su vida, como la sociolaboral, la académica o la relacional.

Para su diagnóstico, la American Psychiatrich Association (APA, 2015) exige que el cuadro dure, al menos, seis meses. A pesa de lo anterior, los síntomas que caracterizan a la hipocondría pueden variar en este periodo temporal y manifestarse de diversas formas.

«Para hacer un diagnóstico de hipocondría debe haber ausencia de alteraciones orgánicas evaluadas mediante pruebas médicas».

-Rafael Fernández-

Neuroticismo: el caldo de cultivo perfecto

La relación entre el neuroticismo y la hipocondría está bien establecida. De hecho, la APA (2015) la considera como un elemento que ensombrece el pronóstico de la enfermedad. Hace que la hipocondría dure más y sea complicado intervenir sobre ella.

Desde una perspectiva cognitiva, el afecto negativo juega un rol significativo en el polo más grave de la ansiedad ante la enfermedad, sobre todo cuando se combina con niveles altos de escrupulosidad.

 «La tendencia a realizar evaluaciones negativas, aspecto nuclear del afecto negativo o neuroticismo, en el contexto de la hipocondría abarcaría también las propias sensaciones corporales benignas».

-Rafael Fernández-

Modelo integrador cognitivo-conductual de Williams

Este modelo relaciona la vulnerabilidad para el desarrollo de la hipocondría con el afecto negativo (AN) o neuroticismo. Si aplicamos este término al contexto de la hipocondría, este puede definirse como «la predisposición a focalizar la atención de manera específica en los estímulos amenazantes» (Belloch, 2020).

Esto hace que todo lo relacionado con el propio cuerpo les sea más fácil de percibir. Es decir, acceden a la información sobre sus síntomas físicos de una manera más rápida en comparación con la población sin este trastorno.

Este factor se combina experiencias de malestar intenso en la infancia asociadas a la enfermedad. De manera progresiva, ambos elementos (experiencias de enfermedad y neuroticismo o afecto negativo) podrían disparar el inicio del trastorno. En consecuencia, la persona centraría su atención en señales corporales anormales.

Además, como resultado del elevado neuroticismo que estas personas experimentan, tienden a reaccionar con pesimismo respecto de las consecuencias de sus síntomas. Por ejemplo, «me duele la garganta, seguro que tengo un cáncer. Voy a morir».

En este sentido, al valorar sus síntomas como muy amenazantes, se produce un bucle de pensamiento que amplifica de manera progresiva el malestar que sienten. Es decir, se dan procesos de rumia. Por ejemplo, «ahora noto que me duele más, aunque el médico ha dicho que es una irritación de garganta. Está equivocado. Tengo cáncer. Necesito ver otro médico».

«Para quien tiene miedos, todo son ruidos».

-Sófocles-

El neuroticismo predispone a una percepción errónea de los síntomas corporales.

Los nexos entre el neuroticismo y la hipocondría

La evidencia científica que vincula el neuroticismo o el afecto negativo (AN) con la hipocondría es clara. Así, podemos hacer un breve resumen de lo expuesto (Fernández, 1998):

  • Un mayor nivel de neuroticismo se relaciona con la percepción errónea de los síntomas corporales.
  • El elevado nivel de neuroticismo favorece procesos de pensamiento rumiativos sobre el hecho de padecer una afección médica.
  • Las elevadas puntuaciones en esta variable hacen que estos sujetos se sientan mal de manera frecuente. En concreto, pueden desarrollar síntomas de depresión y ansiedad, hecho que podría agravar las percepciones erróneas sobre la posibilidad de padecer una enfermedad.

Como podemos observar, los datos actuales avalan la existencia del vínculo entre ambos factores. El neuroticismo es un caldo de cultivo perfecto. Es un factor que media entre la percepción de síntomas sobre el propio cuerpo, su evaluación como negativos e indicativos de enfermedad y las reacciones negativas ante los mismos. Por ejemplo, malestar, preocupación o ansiedad.

«A medida que aumenta el afecto negativo, aumenta la propensión a exagerar o reaccionar excesivamente a alteraciones fisiológicas».

-Rafael Fernández-


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  • American Psychiatric Association. (2014). DSM-5. Guía de consulta de los criterios diagnósticos del DSM-5: DSM-5®. Spanish Edition of the Desk Reference to the Diagnostic Criteria From DSM-5® (1.a ed.). Editorial Médica Panamericana.
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