No hay persona de la que no podamos aprender algo
Miro salvajemente a la gente a la cara, por si una cara me cambia salvajemente la vida; sigo, constelaciones de besos perdidos, por si algún beso quisiera quedarse a cenar, conmigo… Vale, admiro a Pedro Pastor, pero es que con su música se pueden aprender lecciones muy válidas. ¿O acaso no será verdad eso de que todas las caras y todos los besos que nos llegan modifican algo de lo que somos, para bien o para mal?
Para dar una respuesta positiva ha habido siempre reflexiones que comparan nuestro paso por el mundo con un viaje en tren o autobús. Durante el viaje vamos cuidando las relaciones que nos hacen sonreír y tenemos oportunidad de conocer nuevas personas y experiencias de todo tipo.
“Ese día me quedé pensando que algunas personas jamás nos dejan, nunca se van por completo, aunque ya no estén. Su esencia queda, su voz se escucha, las sentimos sonreír. Algunas personas jamás nos dejan. Son eternas”
-Ilani ribero-
Así, lo mejor de este viaje es que lo que nos deparará en las estaciones futuras es un misterio, pero aquellas por las que ya hemos pasado o estamos pasando nos van construyendo emocionalmente.
Hay personas… que dejan huella
Los corazones que nos impactan de una u otra manera, que nos permiten aprender un poco de sí, se quedarán en el nuestro para siempre. Hay corazones, caras y besos que dejan huella, que nos despiertan y nos enriquecen. Hay otros que simplemente decoran el paisaje.
Algunos aparecen sin avisar y se quedan para enseñarnos qué significan sentimientos como la amistad, el amor, la confianza, etc. Otros están un breve espacio de tiempo, justo el necesario para salvarnos de un laberinto y, unos pocos se encuentran ahí desde el inicio, como la familia: con ellos aprendemos especialmente el valor de los recuerdos, el poder del cariño y el calor humano.
Incluso algún día quizá nos acordemos de aquellas personas a las que la memoria del corazón ha decidido borrar en algún momento. Porque sí, hay personas a las que el corazón decide borrar porque duelen, porque quieren irse o porque simplemente es el momento de dejarlas marchar.
Personas de las que se puede aprender a ser diferente
Creo recordar que, además, comentaba Forrest Gump que la vida es como una caja de bombones porque nunca sabes lo que te va a tocar y es cierto en todos los sentidos. Hemos recalcado que ese pequeño círculo al que tenemos cariño nos hace felices, sin embargo del mismo modo hay quien nos ha decepcionado alguna vez, nos ha herido o en definitiva nos ha sorprendido para mal.
Es gente llega también con una razón: la de que podamos aprender de su mal comportamiento para no consentir que cometamos los mismos errores con los demás. Tanto es así que de ellos también aprendemos a comprender lo que no queremos ser, a predicar con un ejemplo opuesto al que dan y a darles el lugar que se merecen.
Por tanto, como las malas experiencias que traen dolor, las personas que actúan con maldad también son en cierta medida maestras. Después de que ellas se bajen de nuestro tren habremos entendido que ya no están, que no podemos volver y que su misión ha terminado: se quedarán en el pasado y su eco nos servirá, aunque no lo creamos, en el futuro.
Nuestra vida: retales de otras vidas
Nos cruzamos a lo largo de las jornadas con una gran multitud de gente: algunos rostros ni siquiera los percibimos y otros se convierten en mágicos y auténticos retales de nuestra vida. Ellos son pedazos pequeñitos de tiempo y vivencias compartidas que se hacen enormes al calcular su valor emocional.
Con los años vamos sumando saludos en paradas de autobús, encuentros en conciertos, reflejos de otra alma en una lágrima, confianza ganada en un café, lecciones y decisiones que nos hacen crecer… Y aprender está en nuestras manos: en observar la razón por la que una persona aparece de repente y decide dejarse conocer, aunque solo sea un minuto.
“Cada persona que pasa por nuestra vida es única.
Siempre deja un poco de sí y se lleva un poco de nosotros.
Habrá los que se llevarán mucho, pero no habrá de los que no nos dejarán nada
Esta es la prueba evidente de que dos almas no se encuentran por casualidad”
-Jorge Luis Borges-
Más importante que todo eso que puedas aprender de los demás se encuentra una persona a la que debes tener presente siempre: tú mismo. Tienes mucho que enseñarte y mucho que conocerte: descubrirás que este es siempre un proceso precioso.