Nomadland: una película sobre la validez de los diferentes estilos de vida
Nomadland, basada en el libro de Jessica Bruder País nómada: supervivientes del siglo XXI, está escrita y dirigida por Chloé Zhao, autora conocida por la sensibilidad que transmite en sus obras. La película está protagonizada por la actriz Feances McDormand quien da vida a Fern, mujer de 60 años que acaba de perder su empleo, a su marido y su casa.
Para Fern, su trabajo, su marido y su pueblo habían sido los cimientos sobre los que había levantado su vida. Cuando estos cimientos se rompen, la protagonista vende lo que le queda para empezar a vivir en su caravana sin un rumbo fijo al que ir.
Los duelos con los que esta mujer tiene que lidiar son de gran profundidad e importancia vital. El duelo por la muerte de su marido, por la pérdida de su trabajo o por lo que durante tantos años había sido su hogar. Estos duelos llevan asociados otros más profundos, como el duelo por la pérdida de un estilo de vida y el cambio radical de una historia vital y sentido existencial.
Una oda a la validez de las vivencias personales
Uno de los mensajes que esta película transmite es la validez de que existen otras formas de vivir. Vivir en el sentido completo de la palabra, es decir, no solamente la forma de vivir un duelo o una ruptura, sino también otras maneras de estar y ser en el mundo que son igualmente válidas y diferentes a las convencionales.
A veces, las personas podemos caer en el error de suponer que nuestra manera de vivir la vida es la más adecuada o válida posible. Todo aquello que se sale del rol establecido o clásico tiene el riesgo de no ser aceptado socialmente, con todo el sufrimiento que puede implicar para quien se atreve a construir su propio camino.
Para las mujeres, y especialmente para las mujeres de la generación de la protagonista, este camino de construcción personal es mucho más complicado. La maternidad, la vivienda, las relaciones con los demás e incluso la manera de expresar el dolor emocional pueden ser vivencias casi criminalizadas por los otros cuando la mujer se atreve a poner en práctica formas alternativas a las aceptadas por los demás.
Lo poético y lo político del film
Suele decirse que entre el libro y la adaptación al cine hay siempre un mundo de diferencias. La película de Nomadland no es una excepción. El libro original de Jessica Bruder tiene una gran carga de denuncia política. En el libro se pone el acento en la situación de las personas mayores, excluidas por el sistema estadounidense, donde tienen que trabajar en condiciones de semiesclavitud para poder sobrevivir.
La película de Zhao pasa de puntillas por esta mirada y pone el foco de atención en cómo los protagonistas de su historia, siendo el centro de ella Fern, buscan sentir sus emociones y vivir sus vidas a su manera. Esto no quiere decir que la autora haya ignorado el drama social de este colectivo; simplemente no es lo que la directora quería transmitir.
La directora quería construir una película íntima y emocional sobre temas tan existenciales y humanos como el sentido de la vida, la muerte y la manera de estar en el mundo.
La felicidad de lo cotidiano
Hay un momento de la película en el que una mujer enferma de cáncer decide emprender su propio viaje a disfrutar de lo que a ella le hace feliz, la naturaleza. Viajar en kayak, ver los arces, el atardecer o disfrutar del reflejo de las golondrinas en el agua son las vivencias en las que decide invertir sus últimos momentos.
También Fern, y las personas que se va encontrando por el camino, ponen el acento en este mensaje tan sencillo y difícil de aplicar a veces por las personas: la felicidad está en los momentos simples y cotidianos.
Si es así, si la felicidad está en poder transitar por el mundo cómo una misma ha elegido sin dañar a los demás y disfrutando de los momentos del día a día, habría que preguntarse ¿Por qué no dar valor a estas maneras de vivir en lugar de señalarlas?