Perdonar también me salva y me hace grande
Si hay algo que me reconforta más que cualquier otra cosa es tener la certeza de que soy capaz de perdonar, de que lo he intentado y he podido hacerlo. De hecho, ahora sé que perdonándote me he salvado porque esa era la única manera de encontrarme.
Y es que haber perdonado a quien me ha hecho daño ha significado un cambio; o, en otras palabras, ha logrado que dejara de pensar en ti con rencor para poder pensar en mí, queriéndome.
“No hay nada mejor que reencontrarse con uno mismo y perdonar a la otra persona tenga razón o no, porque la gente, cuando hace cosas dolorosas, normalmente las hace porque en ese momento no podía hacerlo mejor, porque tenía miedo o por lo que fuera. Entonces, perdonar es algo maravilloso.”
-Marwan-
Se trata de salvarme a mí
Aceptar que alguien nos duele por dentro y tratar de cambiar eso supone un choque emocional demasiado grande. En este estado sentimos que nos quedamos solos ante algo que no es lo que era y parece que solo nos quedan dos opciones por delante.
Por un lado, el camino más fácil parece ser dejar que el tiempo cure la herida mientras crees que él puede perdonar por ti. Por otro lado, el reto de plantarle cara al dolor y perdonar tú.
A medida que he ido cumpliendo años me he dado cuenta de que solo sirve lo segundo, puesto que solo así el perdón ha conseguido que dejara de pensar en la herida con odio y rencor para poder pensar en la cicatriz.
“Perdonar no es olvidar, no es justificar, no es minimizar ni reconciliarse. Perdonar es un proceso personal sin esperar nada del otro. Es un acto que hacemos por nosotros para no quedarnos estancados en el pasado. Perdonar es avanzar y no dejar que lo malo del pasado nos afecte en el presente.”
-Anónimo-
Un perdón a tiempo es una invitación a querernos a nosotros mismos y a salvarnos. Salvarnos del dolor y superar los malos momentos para poder crecer: un camino con puertas a ser mejor de lo que somos y a valorar lo que tenemos.
Perdonar me hace grande
¿Por qué perdonar nos hace crecer? El perdón es la acción más valiente que conozco. De hecho, nunca nada me ha hecho tan grande como saber perdonar mis mayores decepciones y entender que es tan necesario perdonar como que te perdonen.
Es por ello por lo que no sé de nadie que se merezca más que aquel que ha perdonado sin olvidar que pedir perdón cuesta tanto como darlo. Dejar el dolor de lado para poner los aciertos del otro, por encima de sus errores, es tener coraje.
A mí, por ejemplo, me gusta la gente que entiende que hay que pagar un precio por el bienestar propio y que muchas veces este pasa por perdonar, olvidar y dejar ir lo que duele.
Me gusta saber que mi comportamiento no pasa constantemente por el filtro del bien o del mal y que se me permite equivocarme.
¿Por qué es necesario el perdón?
La sinceridad es beneficiosa en todas nuestras relaciones, pero sobre todo lo es cuando se trata de hablar con nosotros mismos.
A la hora de perdonar, en este sentido, no sirve de nada si no es honesto por dentro. El perdón trae consigo algunos beneficios que quizá quieras conocer:
- No perdonar repercute directamente contra nosotros mismos: es algo así como el odio, al final los perjudicados somos nosotros, aunque pensemos lo contrario.
- Perdonar ayuda a mejorar nuestra salud: hay estudios que afirman que perdonar reduce el estrés y reduce las enfermedades cardíacas.
- El perdón libera y sana: las personas cambian, los momentos también y nadie es perfecto. Cuanto antes entendamos esto, antes podremos salir de situaciones que nos tienen atados. Perdonar, en este sentido, significa que entendemos que todos podemos equivocarnos.
“Perdonar no es olvidar, sino recordar sin que duela.”
-Anónimo-
Imágenes cortesía de Johanna R. Wright, Corazonhadamadrina