La personalidad obsesiva: rasgos y características
Todo el mundo conoce o se ha cruzado con alguien del que podemos decir que tiene una personalidad obsesiva. Sin embargo, etiquetas como “es un obseso” llevan muchas veces al equívoco y a la estigmatización. En vez de ayudar, consiguen el efecto contrario.
En este artículo podrás saber más sobre el perfil de personalidad de las personas obsesivas, además de ver aclarados otros puntos importantes, como qué las diferencia de las personas que padecen un trastorno obsesivo-compulsivo. No te lo pierdas.
¿Qué es una obsesión?
Desde el punto de vista de la psicología, una obsesión es una idea, creencia, imagen mental o hábito que invade de forma repetitiva en la consciencia de la persona y compromete la capacidad de control de la línea de pensamiento. Es decir, que la persona no tiene capacidad de parar de pensar en el objeto de la obsesión y cae en una rumia que se retroalimenta a sí misma.
Sin embargo, una obsesión patológica no es lo mismo que tener una personalidad obsesiva. Esto último marca una tendencia más relacionada con un rasgo de personalidad que con un trastorno. En las siguientes líneas puedes ver el perfil de la personalidad obsesiva.
¿Qué es la personalidad obsesiva?
La personalidad obsesiva no es un trastorno, sino una tendencia general del carácter de una persona que no produce malestar ni interferencia con la vida cotidiana.
Por lo general, son individuos que cuando encuentran una actividad que les gusta, se “enganchan”, es decir, que realizarla les produce cada vez más refuerzo -en lugar de habituación-.
En las sociedades desarrolladas -marcadas por un estilo de vida organizado y disciplinado- es más común que el carácter del individuo tienda a la obsesión, puesto que la alta productividad laboral, la eficiencia y el trabajo duro se ven reforzadas por el sistema.
Cuando este arquetipo de personalidad comienza a acercarse a lo preocupante, suelen recibir advertencias del entorno, ya que desatienden otros aspectos de su vida como las relaciones interpersonales o el ocio. Sin embargo, no suelen ser conscientes de que están obsesionados.
El trastorno de personalidad obsesiva
Como leías más arriba, el objeto de obsesión de este tipo de perfil se refuerza por sí solo cada vez que se realiza. Pero, ¿dónde está el límite entre “yo soy así” y “tengo un problema”?
No hay medidas objetivas para marcar el límite de cuántas horas se pasa en el gimnasio, o jugando videojuegos, o incluso trabajando, por ejemplo.
Ante la necesidad de delimitar lo patológico, el DSM-V estableció que aquellos que sufren de este trastorno suelen presentar un patrón general de preocupación por el orden, el perfeccionismo y el control. Se caracterizan por una marcada falta de espontaneidad y llega un punto que su comportamiento no produce resultados positivos en su eficiencia y productividad, sino más bien al contrario.
La rumiación es otro de los aspectos más importantes de este trastorno, y esto suele ir de la mano con ansiedad y pensamientos fatalistas. Cuando estas personas se hacen conscientes del problema suelen manifestar que carecen de capacidad para detener los pensamientos obsesivos, y comienza el temor a la aparición de las propias obsesiones.
Diferenciación de la personalidad obsesiva del TOC
El trastorno obsesivo-compulsivo (o TOC) es un trastorno de ansiedad, no de la personalidad. De hecho, las personas que llegan a consulta suelen referirse directamente a las obsesiones o compulsiones, pero los trastornos obsesivos suelen referirse primero a la ansiedad o el estrés.
En este cuadro existen obsesiones concretas que llevan asociadas compulsiones que ayudan a eliminar la ansiedad que estos provocan. Estas últimas suelen tener ser muy estrictas y tener carácter ritual. Además, la persona es plenamente consciente de cómo esto afecta a su vida, pues le produce sufrimiento.
Mientras que en el trastorno obsesivo de la personalidad puede cursar con episodios de estrés o ansiedad, en el caso del TOC estos pueden llegar al nivel de episodios de depresión mayor o ansiedad generalizada, entre otros.
Apuntes finales: cómo mantener a raya las obsesiones
Si bien este estilo de personalidad no tiene por qué comportar un trastorno, aun así es importante tener bajo control la tendencia a lo patológico. Para ello, aquí tienes algunas ideas:
- Identificar la adicción: es importante una buena autoobservación para detectar a tiempo si se está cayendo en algo que no se puede controlar. Escucha y analiza el entorno, pues es de donde llegan las señales de que algo va mal.
- Recuperar el control: si dudas de si algo te está obsesionando, existen diversas técnicas para comprobarlo, como pasar una semana sin realizar esa actividad que ocupa tanto tiempo.
- Entrenar la capacidad de desconexión: crear espacios donde la mente se aleje de la obsesión o realizar actividades para cambiar el curso del pensamiento.
Finalmente, podríamos destacar que es importante diversificar y combinar las fuentes de las que bebe nuestro bienestar. De esta manera, al igual que sucede con la economía, cuando una faceta se resienta podremos mantener el equilibrio con la buena deriva de las otras.
Todas las fuentes citadas fueron revisadas a profundidad por nuestro equipo, para asegurar su calidad, confiabilidad, vigencia y validez. La bibliografía de este artículo fue considerada confiable y de precisión académica o científica.
- Feist, J. (2007). Teorías de la Personalidad. Madrid: Mc Graw – Hill.
- De Psiquiatría, A. A. (2014). Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales: DSM-5.