¿Cómo vive una persona con trastorno obsesivo compulsivo?

Los trastornos obsesivo-compulsivos (TOC) se caracterizan por causar pensamientos irracionales que llevan a conductas compulsivas.
¿Cómo vive una persona con trastorno obsesivo compulsivo?
Sergio De Dios González

Revisado y aprobado por el psicólogo Sergio De Dios González.

Última actualización: 19 abril, 2024

¿Has pensado alguna vez cómo se vive estando obsesionado por el orden, la limpieza o ciertas reglas? ¿Te ocurre a ti? Hablamos del trastorno obsesivo compulsivo. Un trastorno con dos caras: en una hay obsesiones que invaden la mente del individuo y que son experimentadas como algo muy negativo, y por otra la persona desarrolla compulsiones (que pueden ser manifiestas o encubiertas) para reducir el malestar provocado por la obsesión.

El círculo que surge entre “aparece la obsesión – se pone en marcha la compulsión” es lo que define la vida de una persona con trastorno obsesivo compulsivo. Son personas que viven con un alto grado se sufrimiento y ansiedad, se sienten poco comprendidas y además dedican mucho tiempo al día a alejar las obsesiones mediante rituales compulsivos. Por todo esto, en este artículo te explicamos cómo vive su día a día una persona con trastorno obsesivo compulsivo, y qué pensamientos, emociones y miedos tiene.

“El círculo que surge entre “aparece la obsesión – se pone en marcha la compulsión” es lo que define la vida de una persona con trastorno obsesivo compulsivo”.

La ansiedad es la protagonista del trastorno obsesivo compulsivo

Una persona con trastorno obsesivo compulsivo vive con ansiedad, con mucha ansiedad. Esta emoción es algo así como su sombra. ¿Por qué? Porque el trastorno obsesivo compulsivo es un problema de base ansiosa, lo quiere decir que es la ansiedad, y la necesidad de esquivarla, la que en última instancia motiva la mayoría de comportamientos. Cuando surge la obsesión, comienza a aumentar la ansiedad, si no se realiza el ritual compulsivo, la ansiedad crece y crece, dando paso al miedo y alternándose con este como emoción principal.

Por ejemplo, una persona que está obsesionada con la limpieza (lavarse las manos), mientras puede llevar a cabo la conducta de “lavarse las manos” prácticamente no sentirá ansiedad. Pero, ¿qué persona dispone del tiempo suficiente para pasarse el día bajo el grifo? ¿Qué piel aguanta todo el día estar en contacto con el jabón?

Mujer lavándose las manos

Por otro lado, imaginemos que esta persona utiliza un medio de transporte público, como el metro, aprieta el botón de abrir la puerta para entrar en el vagón y comienza a pensar en la cantidad de gérmenes que tiene ahora mismo sus dedos (por haber tocado la puerta). En este caso, como se encuentra en un sitio en donde no puede realizar su compulsión (lavarse las manos) esta persona sentirá mucha ansiedad, aumentando cada minuto que pasa sin realizar la compulsión.

En este sentido, podemos imaginar que una persona con trastorno obsesivo compulsivo tenga muy limitada su capacidad de vivir una rutina normal. El obsesivo-compulsivo evitará al máximo las situaciones que, o bien le impiden realizar la compulsión o bien le exponen a su obsesión (en este caso: un sitio muy sucio). El resultado de todo ello, es tener una vida limitada al entorno del hogar, las distancias cortas, grupos reducidos de amigos y pocas o ninguna actividad social.

El miedo a los pensamientos propios: la mente como un enemigo incontrolable

Las personas con trastorno obsesivo compulsivo tienen miedo de lo que piensa su propia mente, se han fusionado con sus pensamientos y tienen la ilusión de que pensar en algo incrementa la probabilidad de que ocurra. Además, una persona con trastorno obsesivo compulsivo crea reglas o normas respecto a en qué pensar y en qué no, y siente que si no las cumple, algo terrible ocurrirá. Por tanto, en este caso la emoción básica es el miedo, y la estrategia fallida que perpetúa y mantiene en el tiempo dicho miedo es el ritual compulsivo.

Dicho de otro modo, plantearse un control absoluto sobre nuestros pensamientos es una tarea imposible, intentar no pensar en “un elefante rosa” lo único que hace es hacernos pensar en ese elefante. La regla en el funcionamiento psicológico humano es: cuanto más evites algo, más lo tendrás. Una persona con trastorno obsesivo compulsivo tiene los mismos pensamientos que el resto de la gente, lo que sucede es que estas personas intentan enfrentarse de manera frontal a ellos, consiguiendo así que permanezcan.

“La regla en el funcionamiento psicológico humano es: cuanto más evites algo, más lo tendrás”.

Lo que ocurre en el trastorno obsesivo compulsivo es que, en algún momento, la persona se propuso como objetivo eliminar radicalmente los contenidos de su mente que le provocan miedo o le horrorizan, y como esto es imposible, adquiere miedo frente a su mente. Quienes tienen un trastorno obsesivo compulsivo sienten temor de no poder controlar lo que pasa por el foco de sus conciencias, se proponen pensar solo en aquello que les agrada y fracasan en todos sus intentos porque buscan algo que no es posible en todas las circunstancias.

Hombre con exceso de preocupaciones

Si tenemos todo esto presente, podemos entender que las personas obsesivo-compulsivas viven pendientes de lo que “les dice” su mente, intentan controlar sus pensamientos con estrategias poco adecuadas, y como no pueden, su ansiedad se eleva, se transforma en miedo y parece que solo el ritual compulsivo les devuelve a su zona de confort. Así, viven presos de su mente, evitan comprobar con su experiencia que “no pasa nada” si no realizan el ritual, y tienen que vivir día a día intentando controlar lo incontrolable.

Finalmente, si conoces a alguien con este trastorno, es muy importante que no intentes racionalizar con él o ella sus obsesiones y sus rituales. Porque en todo caso, siempre saben que hay muchas posibilidades de que eso que anticipan y tanto temen, no pase. Es decir, no con personas con un trastorno psicótico y su contacto con la realidad es correcto, saben que están exagerando su capacidad de control sobre los acontecimientos, pero la ansiedad y el miedo que sienten es muy poderoso. Y son estas dos emociones las que le llevan a seguir en un bucle que no pueden romper.

Si en tu caso, sí conoces a alguien obsesivo-compulsivo lo mejor que puedes hacer es motivarle a que acuda a un psicólogo especializado en trastornos obsesivos y de la ansiedad. Puedes ayudarle a buscar uno e incluso, si tienes confianza, puedes acompañarle a la primera sesión. Recuerda: el trastorno obsesivo compulsivo puede llegar a ser muy incapacitante, pero no es menos cierto que hay estrategias terapéuticas que se han mostrado efectivas para reducir su impacto negativo en la vida cotidiana de la persona que lo sufre.


Este texto se ofrece únicamente con propósitos informativos y no reemplaza la consulta con un profesional. Ante dudas, consulta a tu especialista.