Personas adictas a la negatividad: 7 características
Todos conocemos a alguien que tiende a ver las cosas desde un prisma negativo. No sabemos por qué, pero cada vez que estamos con esa persona notamos como nuestro estado de ánimo empeora y nuestras ganas de huir se incrementan por momentos. Esto se debe a que, probablemente, hayamos topado con una de esas personas adictas a la negatividad.
La mayoría de las veces no suelen darse cuenta del flaco favor que hacen a las personas que les rodean. Su pesimismo es contagioso y provocan que, a la larga, los demás tiendan a alejarse de ellos. No suelen ser malas personas, pero su forma de ver las cosas resulta muy dolorosa.
A nadie le gusta que le recuerden las cosas malas que hay en el mundo. Somos conscientes de que la vida perfecta no existe, pero aún así queremos acercarnos a ella, a lo que nosotros consideramos perfecto. Las personas adictas a la negatividad son incapaces de ver el sol a través de las nubes de tormenta, o de fijarse en la única nube que hay en un cielo presidido por un sol resplandeciente.
Si no ponen de su parte para cambiar su perspectiva, poco podemos hacer por ellos. De manera, que si lo que queremos es ayudarles, lo primero que tenemos que conseguir es una motivación para que ellas decidan dar el paso, para que tomen esa decisión. Pensemos que mirando con ese filtro de negatividad a la realidad las principales perjudicadas y sufridoras son ellas mismas.
7 características de las personas adictas a la negatividad
Las personas adictas a la negatividad o negaholics, como suelen llamarles algunos, se caracterizan por:
1. Se preocupan por tonterías
Las personas adictas a la negatividad se ahogan en un vaso de agua. Que se rompa un plato es para ellas un drama mundial, que en un par de horas cambiarán por otro distinto. En vez de disfrutar del día a día, se amargan pensando en el futuro, lo que les hace aún más negativos.
No saben dar a cada cosa su justa importancia y su tendencia a exagerarlo todo puede provocar que al final sean acusados de poco fiables. Todos recordamos la fábula de Pedro y el lobo y las desastrosas consecuencias que acarreó.
2. Ignoran lo positivo
Da igual si han tenido un día fantástico en el trabajo, si les han hecho un regalo o si han recibido una buena noticia. Solo se centran en aquellas partes de su vida que no les gustan, ignorando por completo los momentos buenos que experimentan.
Al ignorar lo positivo, no tienen conciencia de su existencia y cuando reflexionan suelen llegar a la conclusión, lógica con su percepción, de que son muy desafortunadas o de que su valor es muy poco. No les importa su propia felicidad, solo seguir atrapados en ese bucle de desgracias manipuladas por su propia mente.
3. Son incapaces de aceptar un cumplido
Si alguien les lanza algún piropo o cumplido, reaccionan muy mal. Su autoestima suele verse afectada por tanta negatividad y cualquier comentario halagador lo considerarán una ofensa.
Creen que los demás se están riendo de ellos, cuando en realidad solo quieren ser amables. Son incapaces de aceptar que, por mucho que les cueste creerlo, también tienen virtudes.
“Ni tus peores enemigos pueden hacerte tanto daño como tus propios pensamientos”.
-Buda-
4. Solo hablan de sus problemas
Les encanta expresar lo mal que les va la vida, pero no les interesa saber cómo se sienten los demás. No saben escuchar y son egoístas: lo suyo siempre es peor. Las pocas veces que dejan participar a alguien en su monólogo se debe a que tienen algo que objetar sobre algún tema.
Esta falta de empatía a menudo provoca enfrentamientos con los demás, sobre todo cuando se sobrepasa un límite. Como es lógico, tienen la necesidad de desahogarse continuamente, lo que resulta bastante cargante.
5. Corren muy pocos riesgos
Les importa demasiado lo que los demás opinen de ellas. Cualquier comentario despectivo les afecta de una forma alarmante. Basan la opinión que tienen de sí mismas en opiniones ajenas carentes de objetividad, lo que les lleva a ser muy inseguras y dependientes.
Tienen tanto miedo a sufrir por lo que puedan decir o hacer los demás que no dudan en montarse sus propias “películas mentales” (algo que hacemos todos, pero ellas con más “efectos especiales”) en las que siempre son amenazadas o perjudicadas. De esta manera y con la idea de protegerse, tienden a asumir pocos riesgos (imaginan que ya asumen muchos o que tienen “demasiados frentes abiertos”).
6. Pueden llegar a ser muy paranoicas
Las personas adictas a la negatividad son muy paranoicas. Una risa fuera de lugar o una mirada furtiva les hacen creer que estamos hablando mal de ellos. Eso les convierte en personas bastante criticonas con la gente de su entorno, lo que aumenta el deseo de los demás de alejarse de ellas.
7. Suelen involucrarse en situaciones disfuncionales
De forma inconsciente, las personas adictas a la negatividad suelen sentirse atraídas hacia personas y entornos negativos, los cuales terminan perjudicándole de alguna manera u otra. Por ejemplo, es común que establezcan relaciones de pareja tóxicas, trabajen en ambientes hostiles o se metan en problemas con mayor facilidad.
Esto se debe a la ganancia secundaria que reciben de estas situaciones: seguir estancados en la perspectiva de víctima y el discurso negativo.
Causas de esta forma de ser
La adicción a la negatividad puede deberse a múltiples factores, siendo la falta de tiempo, de energía, de recursos y de dinero algunos detonantes.
Asimismo, podemos reconocer tres circunstancias comunes que refuerzan este comportamiento:
- Búsqueda de atención: dado que la dedicación de los demás no se ha conseguido con un enfoque positivo, una postura negativa se vuelve llamativa para la persona; especialmente si recibe la retroalimentación que estaba buscando del entorno.
- El drama como única fuente de satisfacción: en este caso, el melodrama les permite ser estrella de su propia película, lo cual les produce emoción.
- Fisiología: los “ataques” negativos liberan sustancias químicas llamadas péptidos opiáceos, los cuales actúan como moduladores del dolor, la temperatura corporal, el hambre y las funciones reproductivas.
Como ayudar a un negaholic
Su comportamiento puede ser difícil de llevar y, en ocasiones, insoportable. Hay que armarse de paciencia y tratar de comprender por qué se comportan así. La mayoría de las veces sus conductas son la consecuencia de una serie de malas experiencias que no han sido bien gestionadas.
Asimismo, es importante hacerle ver su comportamiento, pero de la forma más empática posible. Recordemos que estas personas son los reyes del drama y lo que menos queremos es que endurezcan sus resistencias y profundicen su comportamiento. También conviene sugerirle los beneficios de la psicoterapia para que pueda disminuir su malestar e incrementar su calidad de vida.
Nunca es tarde para volver a aprender que en la vida no todo es blanco o negro: vivimos rodeados de grises. Habrá días buenos y días malos, pero no todo tiene que ser horrible.
Existen miles de razones para dar gracias, ignorarlas no hace más que convertirlas en seres desagradecidos y por ende, con una calidad de vida inferior.
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