Personas que caen bien a la primera, personas con magia
Hay personas así, de las que caen bien desde el “minuto cero”. No sabemos bien qué hay en ellas, pero en este mundo de grises y claroscuros su presencia es ese punto de color que nos atrae, nos alegra y nos reconcilia con la vida. Dice la ciencia que tal vez sea su sonrisa, su actitud o su aire acogedor pero para muchos sus virtudes naturales parecen más bien cosa de magia, algo inexplicable.
Es muy posible que el nombre de Dale Carnegie no nos suene de nada. Sin embargo, este empresario y prolífico escritor de los años 30 asentó las bases de todas esas publicaciones de autoayuda que hoy llenan nuestras librerías. Una de sus publicaciones más conocidas y de las más vendidas de la historia fue sin duda “Cómo ganar amigos e influir en las personas”.
Hay personas con magia que no necesitan trucos, hay personas especiales que cautivan desde el minuto “cero” por su humildad, por su sencillez natural.
En este libro se detallaba por primera vez una de las mayores aspiraciones (lo queramos o no) del ser humano, a saber: “caer bien a los demás”. Desde aquellos años 30 hasta la actualidad el interés por esta disciplina de la psicología no ha hecho más que expandirse. De hecho, a día de hoy y dentro del área del coaching, todo buen profesional de este campo que se precie debe saber entrenar a sus clientes en esas herramientas básicas y esenciales con las que crear un impacto positivo en sus entornos sociales.
Sin embargo, lo más curioso de todo esto es que hay personas que ya vienen de “fábrica” con esta capacidad, con esa habilidad natural para conectar casi al instante con quien tengan en frente para despertar emociones positivas, confianza y seguridad. Esa chispa a instantes mágica, espontánea y fructífera es casi como un diamante invisible que todo buen líder, por ejemplo, querría tener consigo para atraer a más gente.
Es también esa herramienta que toda persona con escasas habilidades sociales desearía poder desarrollar para disfrutar de unas mejores relaciones, de un mejor día a día donde poder hacer más amigos, encontrar pareja y sentirse, en esencia, más seguro de sí mismo. Tal y como vemos, estamos ante una dimensión psicológica con un gran atractivo para el campo del crecimiento personal que bien merece analizarse en detalle.
Personas que caen bien sin buscarlo ni necesitarlo, personas auténticas
Algo que todos sabemos es que querer caer bien a todos los que nos rodean es una fuente de inagotable sufrimiento. No tiene sentido, no es útil ni saludable. Sin embargo, ahí están esos perfiles que sin esfuerzo alguno, sin buscarlo ni pretenderlo, logran conectar casi al instante con el 80% de esas personas con las que se encuentran a diario.
Muchos no dudarían en decir aquello de que la explicación está en el atractivo físico. Ahora bien, algo que sin duda saben bien quienes llevan a cabo la selección de comerciales o de captadores para alguna ONG es que hay algo más, algo presente en el lenguaje no verbal o incluso en eso que muchos llaman ya “el arte de la suavidad”. Es decir, la virtud de tener una actitud abierta y acogedora que nos ayude a llegar a los que están ante nosotros de manera afable, segura y eficaz.
Veamos ahora qué otras dimensiones comparten todas estas personas capaces de caer bien sin apenas pretenderlo.
La sonrisa Duchenne, la más sincera
Todos nosotros somos perfectamente capaces de fingir una sonrisa. Podemos regalar a los demás la más espectacular y cautivadora de las sonrisas, y sin embargo, lo que hay tras ella a veces es la más afilada de las falsedades.
Ahora bien, existe un tipo de sonrisa que resulta difícil de fingir, y que se considera el epítome de lo genuino. Hablamos cómo no de la sonrisa de Duchenne.
- Dicen de la sonrisa de Duchenne que es cautivadora por naturaleza, que inspira confianza y que es como una bisagra natural en todo escenario social.
- Su expresión en el rostro es el resultado de la contracción de los músculos cigomático mayor y menor cerca de la boca. Ambos se elevan en la comisura de los labios, así como el músculo orbicular cerca de los ojos. También aparece una contracción que eleva las mejillas y produce pequeñas arruguitas alrededor de los ojos…
La humildad, la cualidad más atractiva
Hay una serie de dimensiones que causan tirantez inmediata. Son sin duda todas aquellas que vienen de esas personas que aparecen ante nosotros hablándonos de su vida privada de buenas a primeras, criticando a terceros no presentes, siendo indiscretos, excesivamente bromistas o haciendo un uso y abuso desmedido del pronombre personal “yo”.
Todos lo hemos experimentado alguna vez. Sin embargo, en el polo opuesto están quienes sin pretender nada, lo consiguen todo. Quienes mediante su humildad natural nos caen bien al instante por una serie de dimensiones, de pinceladas capaces de conformar un lienzo personal mágico y excepcional.
Las personas humildes saben prestar atención, muestran un interés auténtico por quien tienen en frente, saben escuchar y nos acogen en las aguas cálidas de sus sinceras miradas…
- Lo decíamos hace un momento, algo que suelen practicar las personas que nos caen bien es el arte de la suavidad. Mediante una actitud siempre abierta logran establecer una confianza inmediata con nosotros para que podamos abrirnos a ellos con comodidad y naturalidad.
- Su poses, sus lenguaje no verbal está exento de cualquier rasgo de poder. No se imponen, no hay rigidez en ellos, sino apertura y cercanía.
- Asimismo, algo común en las personas que caen bien es que no se quejan, no demandan, no critican y su actitud siempre es exquisitamente humilde…
Para concluir, a pesar de que hay efectivamente infinidad de personas con estrella o luz propia que vienen con estos rasgos inscritos ya en su “disco duro”, cabe decir algo importante al respecto: todas estas cualidades pueden entrenarse. Si bien es cierto que no es necesario querer caer bien a todo el mundo, a todos nos agrada poder conectar mejor con determinadas personas.
Por tanto, trabajar día a día en estas dimensiones nos ayudará sin duda a llegar más allá de las miradas, a instalarnos casi sin pedir permiso en esos corazones ajenos que son de nuestro interés.