Personas pegajosas: 5 rasgos
Las personas pegajosas son aquellas que buscan adherirse a la vida de los demás, intentando construir vínculos de estrecha dependencia. La cuestión es que no tienen en cuenta si los otros también quieren esto, sino que solo atienden a su propio deseo de estar ahí, todo el tiempo, “pegados” a alguien.
Esta condición se hace mucho más visible en la pareja, pero también se reproduce en las relaciones de amistad o incluso en las familiares. Las personas pegajosas muestran un patrón de apego ansioso. Es como si sintieran que solo estando ahí, todo el tiempo, aunque no sean bienvenidos, lograrán conservar el vínculo.
El problema es que precisamente esa intensidad en el apego hacia el otro o los otros termina erosionando las relaciones que sostienen con los demás. La cercanía que buscan termina por generar el efecto contrario: el distanciamiento. Los siguientes son cinco rasgos que caracterizan a las personas pegajosas.
“Porque nadie puede saber por ti. Nadie puede crecer por ti. Nadie puede buscar por ti. Nadie puede hacer por ti lo que tú mismo tienes que hacer. La existencia no admite representantes”.
-Jorge Bucay-
1. Se apuntan a los planes de los demás
Uno de los rasgos más prominentes de las personas pegajosas es que no tienen planes propios. Es como si no lograran comprender que son individuos y que como tales deben construir una vida singular en la que ellos sean los protagonistas.
En lugar de hacer sus planes y proyectos, buscan siempre incorporarse a los de los demás. Quieren que les hagan un lugar y, de hecho, no siempre consultan si hay lugar para ellos o no, sino que simplemente se suman. Muestran falta de consideración consigo mismos y pasan por alto los deseos o intereses de los demás.
2. Quieren tener abiertos todo el tiempo los canales de comunicación
Cuando se trata de relaciones de pareja, las personas pegajosas suelen tornarse muy intensas. Esto se manifiesta, en primer lugar, en el deseo de estar todo el tiempo en comunicación con la otra persona. Siempre quieren saber dónde está, qué está haciendo y entran en shock si la pierden de vista.
Este tipo de conductas responden, en apariencia, al afecto o interés por la otra persona. Sin embargo, lo que denotan finalmente es inseguridad, angustia y, como consecuencia de esto, un afán de control. Sentirse necesitado es agradable, siempre y cuando esto no llegue a extremos, convirtiéndose en falta de respeto por los espacios individuales de cada uno.
3. Se preocupan por contar con la máxima información del otro
Oro rasgo que distingue a las personas pegajosas es la actitud vigilante sobre las personas a quien se encuentran apegados, en especial a la pareja. Esto los lleva a indagar y averiguar información personal sobre aquellos en los que están interesados. Quieren saberlo todo sobre ellos y no tienen reparo en sobrepasar la línea de la vida privada ajena.
Aquí se manifiesta de nuevo la inseguridad y el afán de control que caracteriza a las personas que muestran un patrón de apego ansioso, aun en su vida adulta. Se asumen a sí mismos como la parte débil y en carencia dentro de una relación, y de ahí que interpreten esa vigilancia atrevida como una defensa legítima, aunque pueda llegar a rozar la falta de respeto.
4. Se enfadan cuando el otro no cuenta con ellas
Las manifestaciones de autonomía de la pareja o de la persona de la cual dependen son vistas como una amenaza o un peligro para ellos. El objetivo semiconsciente de las personas pegajosas es crear fuertes lazos de dependencia en sus relaciones y las conductas autónomas de otros ponen en riesgo ese propósito.
Por eso se enfadan si la persona que les interesa evidencia que puede y quiere vivir sin ellos. Lo asumen casi como una traición y no es raro que reclamen y traten de hacer sentir culpables a quienes pretenden reafirmarse como individuos.
5. Prestan demasiada atención a lo que hacen los demás
Las personas pegajosas suelen estar muy atentas a las palabras, gestos y conductas de su pareja y de otras personas de las que dependen. Es habitual que sí estén pendientes de las necesidades y problemas de esas personas. También que sean comprensivos y solidarios con sus dificultades.
Sin embargo, no se prestan la misma atención. Finalmente, ese interés por los demás encubre el deseo de construir fuertes dependencias con el otro, porque es en ese terreno donde su falta de autonomía se manifiesta con más intensidad.
Las personas pegajosas suelen terminar sintiéndose frustradas en todas las relaciones cercanas, porque al final no consiguen ese objetivo de “desaparecer” fusionándose con otros y así evitar el compromiso y el esfuerzo que implica crecer y convertirse en un individuo adulto.
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