Personas que se creen mejores que tú (prejuicio del punto ciego)
Las personas que se creen mejores que tú agotan, enfadan y frustran. Vayas donde vayas, siempre encontrarás este tipo de perfil que no duda en corregirte, en darte consejos paternalistas y en hacerte ver lo equivocado que estás ante determinadas cosas. ¿Por qué actúan de este modo? ¿Es narcisismo, ignorancia, soberbia quizá? En realidad, aplican lo que conocemos en psicología como prejuicio del punto ciego.
Se trata de un sesgo, de un filtro que les hace pensar que ellos ven las cosas de manera más objetiva, que su punto de vista es el más equilibrado y que el resto de personas están contaminadas por su percepción parcial y sesgada. Es más, también es común que a través de ese velo mental crean que disponen de una capacidad innata para ver la realidad de las cosas, que ellos no son manipulables y que su moralidad y forma de actuar es intachable. Sus actos están gobernados por principios y no por las circunstancias.
Pocas realidades pueden ser más peligrosas que procesar la realidad a través de este tipo de distorsiones. No solo se originan tensiones y diferencias entre las personas. Al fin y al cabo, quien camina por el mundo sin hacer un ejercicio de autorreflexión, quien mira la vida sin aplicar un sentido crítico sobre lo que se piensa, siente y opina está abocado a una existencia sesgada y problemática.
Por sistema, nadie posee la verdad absoluta. Lo que es más importante aún, no podemos imponerles a los demás nuestros puntos de vista inevitablemente condicionados y hasta equivocados en ocasiones.
Personas que se creen mejores que tú ¿qué hay detrás de este perfil?
Hay muchas personas que se creen mejores que tú. Es más, es muy posible que hasta tú mismo, te creas mejor que muchos de los que te rodean. ¿Qué queremos decir con esto último? Lo que queremos evidenciar es que el sesgo del punto ciego expuesto con anterioridad nos define a la mayoría de nosotros en mayor o menor grado. Habrá quien lo evidencie de manera extrema, insidiosa y dañina.
Otros en cambio, solo lo piensan, solo dan por sentado que los demás se equivocan en infinitas cosas mientras que uno mismo siempre tiene la visión más acertada de las cosas. Somos conscientes de que advertir que buena parte de nosotros hacemos uso de este sesgo cognitivo puede ofendernos. Sin embargo, es saludable hacer un pequeño acto de introspección y monitorear muchas de nuestras actitudes y comportamientos.
Fueron unos investigadores de la Universidad Carnegie Mellon y la Universidad de la Ciudad de Londres quienes a través de un estudio publicado en la revista Management Science, pusieron en evidencia este hecho. Buena parte de la población piensa que ve las cosas de manera más objetiva que los demás. El sesgo del punto ciego afecta por tanto a nuestras relaciones e incluso a la toma de decisiones.
Emily Pronin, psicóloga social de la Universidad de Princeton, también defiende esta conclusión. De hecho, fue ella quien acuñó este término a principios del año 2000. Más tarde, y a través de diversas investigaciones realizadas en muestras de entre 600 y 700 personas, pudo ver también que cerca del 85 % de las personas mostraban esta misma tendencia: la de asumir que son los demás quienes están sesgados en sus creencias y comportamientos.
Ahora bien… ¿Por qué ocurre esto y qué consecuencias puede tener?
Las personas que se creen mejores que tú no hacen exámenes de conciencia
Las personas que se creen mejores que tú y que te lo demuestran en cuanto surge la oportunidad, desgastan y las sueles evitar a toda costa. Ahora bien, como bien hemos señalado, muchos de nosotros también presentamos este sesgo, con la única diferencia eso sí, de que no somos insidiosos ni buscamos imponer a los demás lo que pensamos u opinamos.
La razón por la que no siempre somos conscientes del sesgo de punto ciego en nosotros mismos es porque no practicamos la reflexión, el sentido autocrítico, ni hacemo s exámenes de conciencia. Admitámoslo, asumir que muchas de esas cosas que damos por ciertas no lo son al 100% nos molesta y pone en duda nuestra identidad.
Por ejemplo, que alguien me diga que esa tendencia política que me define es más dañina para la sociedad que otra cosa me inquieta y me ofende. Sin embargo, si me detuviera a analizar mis valores y los comparara con las esencias que predica ese partido político, tal vez encontraría serias contradicciones.
Sin embargo, siempre es más fácil autoengañarnos. De ese modo, no nos ponemos en duda, salvaguardamos la autoestima y evitamos disonancias cognitivas.
Nadie es mejor que nadie y todos somos objeto de contradicciones, sesgos y errores
El sesgo de punto ciego nos afecta a todos por igual. No importa cuál sea nuestro cociente intelectual, si nuestra personalidad es introvertida o extrovertida, si nuestra infancia fue feliz o infeliz. Aquí no hay detonantes, lo que hay en realidad es la creencia común de que «aquello que pienso es la única verdad y el autorretrato que tengo de mí mismo es perfecto e infalible».
Sin embargo, debemos tenerlo presente: las personas estamos hechas de innumerables contradicciones, de prejuicios, de sesgos e ideas inverosímiles que seguimos dando por válidas. Asumir estos hechos y practicar la autocrítica es un ejercicio de bienestar que nos permitirá descubrir nuevos enfoques y crecer en conocimientos… E incluso en convivencia. Tengámoslo presente.
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- Scopelliti, Irene; Morewedge, Carey K.; McCormick, Erin; Min, H. Lauren; Lebrecht, Sophie; Kassam, Karim S. (2015). "Bias Blind Spot: Structure, Measurement, and Consequences". Management Science. 61 (10): 2468–2486. doi:10.1287/mnsc.2014.2096.
- Pronin, Emily (2007). "Perception and misperception of bias in human judgment". Trends in Cognitive Sciences. 11 (1): 37–43. doi:10.1016/j.tics.2006.11.001.