Personas que viven en una indecisión permanente
«Hago lo que hago porque es lo que tengo que hacer». Tal vez has escuchado esta frase en diferentes ocasiones y lo cierto es que enuncia uno de los motivos más poderosos: el deber, con el que nos armamos los seres humanos para actuar. Una razón poderosa para ponernos en marcha frente a la indecisión permanente, que es el fruto de aquellas semillas de la falta de motivación y el desinterés.
Dijo una vez la líder pacifista Indira Gandhi que «no se puede ser prisionero de la indecisión, porque en ella todas las puertas permanecen abiertas». Una frase que alude a una tesis que después ha comprobado la psicología: el aumento del número de opciones aumenta nuestra indecisión; una indecisión que, a su vez, puede llevarnos por callejones desagradables.
Piensa que la inacción, a largo plazo, no es una buena consejera. Por ello, a continuación te mostramos varios de los argumentos que fundamentan esta idea.
Tu realidad está llena de decisiones
Tal vez un día lograste acabar tus estudios. En un momento de tu vida, tuviste hijos, te casaste o decidiste no compartir tu mundo con una pareja. En alguna ocasión elegiste un trabajo o un amigo… Todas estas son decisiones que, de alguna manera, hoy se inscriben y configuran tu realidad actual.
Si no lo crees así, imagina cómo sería tu mundo ahora si no hubieses tomado ninguna de estas decisiones. Piensa cómo podría ser tu vida si todas estas acciones transcendentales las hubiesen tomado otras personas por ti.
Ahora, analiza otra idea: ¿qué pasa si después de tomar una decisión, tu mente se trasforma en un hervidero en el que las burbujas son todas las decisiones que podrías haber tomado?
Pongámonos, por ejemplo, en el caso de un joven que ha decidido estudiar psicología, ¿cómo se sentiría después si fija su atención en pensamientos críticos, como haber elegido una carrera más práctica, con menos paro o mejor remunerada?
¿Qué sucede si vivimos en la indecisión permanente?
Para responder a las cuestiones aquí planteadas, es buena idea acudir a las teorías de Anthony Robbins. Este famoso orador y coach lo expresa con sencillez, señalando que «la falta de claridad, más que cualquier otra cosa, es la principal causa de fracaso de la gente».
Cuando Robbins habla de fracaso, no se refiere a un empleo o un negocio que no fue bien. Cuando este coach se refiere al fracaso, está diciendo que si no somos decididos, fallaremos en todo, ya sea una relación de amistad, una vida en pareja, un proyecto, un sueño, entre otros.
Por ello, Robbins se hace una pregunta: ¿qué nos lleva a ser incapaces de tomar decisiones? Para dicha cuestión, encuentra dos respuestas interesantes que te exponemos a continuación.
El miedo a ser criticados
Una de las respuestas que encuentra el coach para que vivamos en la indecisión permanente se encuentra en el miedo a la crítica. Como seres sociales, muchas veces pensamos que hacer esto o aquello no va a gustar a otras personas.
Si uno está influido por las opiniones de los demás, al final, terminará no teniendo ningún deseo propio.
Llegados a este punto, tenemos que pensar que en el mundo viven 7000 millones de personas, cada una única y con su opinión personal. ¡Hacer algunas cosas no va a gustar a mucha gente! Pero habrá quien sí lo disfrute y le atraiga.
Así pues, lo que opinen los demás jamás debería ser un motivo para practicar la inacción. De hecho, el millonario mexicano Carlos Slim lo expresa con una lapidaria sentencia: «cuando vives para la opinión de los demás, estás muerto».
El miedo a fracasar
Otra razón importante, según Robbins, por la que nos instalaríamos en la inacción permanente, sería el miedo al fracaso. Así, sería la anticipación de un fracaso lo que haría que muchas personas no pasaran a la acción.
Pero, en realidad, ¿qué es el fracaso? ¿Es lo contrario del éxito? La verdad es que no. Tenemos que aprender a convivir con él, porque, a lo largo de nuestra vida, nos equivocaremos y fallaremos muchas veces. Sin embargo, aprenderemos lecciones valiosas que nos ayudarán a volver a intentarlo con más ganas y conocimientos.
Para Robbins, fracasar realmente es no intentarlo. Fallas cuando no aprendes o no te levantas. Según él, el verdadero error estaría en no perseverar, en no aprender, en no cuidar cada detalle, en no contar con el fallo humano cuando planificas, en no poner todo de tu parte, etc.
Si no actúas sobre la vida, la vida actuará sobre ti.
Por eso, Robbins concluye que la indecisión permanente es un error grave. El inmovilismo nos lleva a la mediocridad, el miedo y la infelicidad. A veces triunfaremos, otras no.
Ahora bien, que en una relación o en un negocio te vaya mal, no implica que esto tenga que ser siempre así: el pasado influye en el futuro, pero no lo determina. Por tanto, déjate de excusas, toma decisiones y pon todo de tu parte para disfrutar del trayecto, sea cual fuere tu destino.