¿Por qué lloramos de alegría?
Generalmente el llanto se asocia a sentimientos de pérdida, tristeza, decepción o melancolía. Las lágrimas nos sirven para exteriorizar la pena, la frustración o la angustia. Emociones negativas todas ellas. No obstante, existen también situaciones en las que lloramos de alegría, de emoción, de ilusión o de alivio. Movidos por sentimientos positivos y agradables.
¿Cómo es posible que se dé tal contradicción? ¿Cómo una expresión negativa puede correlacionar con un estado interno de plenitud? En el siguiente artículo descubrirás la respuesta que varias investigaciones han dado a la presencia de este curioso fenómeno.
Emociones cruzadas
Lloramos cuando nos dan una buena noticia que llevábamos tiempo esperando, cuando alguien nos abre sus sentimientos o cuando recibimos una sorpresa. Son muchas las ocasiones en las que un acontecimiento feliz nos lleva a reaccionar de esta manera aparentemente contradictoria.
Sin embargo, el llanto no es la única expresión externa con la que esto ocurre. Podemos tener ganas de pellizcar las mejillas a un niño que nos despierta ternura o de morder (suavemente) a la persona que amamos. También sucede a la inversa; en ocasiones, ante una tristeza extrema, emitimos, sin desearlo, una sonrisa o risa nerviosa.
Son reacciones automáticas y sin lógica aparente. No obstante, la asociación entre emociones positivas y expresiones negativas (y viceversa) cumple una importante función.
¿Por qué lloramos de alegría?
Restaurar el equilibrio
Oriana Aragón, psicóloga de la Universidad de Yale, ha llevado a cabo varias investigaciones respecto al tema. Bajo el nombre de “expresiones dimorfas” sus estudios evalúan la presencia de estas manifestaciones contrapuestas al sentimiento que se está experimentando.
No se trata de estados en los que conviven una emoción positiva y otra negativa (expresiones mixtas). Hablamos de una emoción con valencia puramente positiva que adopta una expresión “negativa” para manifestarse. En el estudio llevado a cabo se presentaron estímulos positivos a los participantes y se evaluó su forma de reaccionar.
Los resultados mostraron que aquellas personas que utilizaron reacciones negativas para expresarse lograban moderar la intensidad de sus emociones con mayor facilidad. Es decir, las lágrimas de alegría son una manera de restablecer el equilibrio ante una emoción que nos desborda. Es como si la expresión negativa contrarrestase la intensidad de la emoción positiva, logrando alcanzar un balance.
La pregunta que surge es ¿por qué limitar o contrarrestar un sentimiento de plenitud? Pues bien, ante una alegría extrema la persona se encuentra desbordada, y su capacidad de tomar decisiones se nubla. Restaurar el equilibrio emocional es necesario para poder continuar funcionando adecuadamente.
Comunicarnos
Pero las lágrimas de felicidad no sólo tienen el propósito de mantener la homeostasis interna, también son una importante fuente de comunicación. En un estudio se encontró que la respuesta que ofrecemos ante una persona que expresa su alegría sonriendo o llorando es significativamente distinta. En el primer caso tendemos a unirnos a la celebración y compartir la exaltación, tratando de prolongar la emoción de esa persona.
Sin embargo, ante las lágrimas de alegría tendemos a reaccionar de forma que ayudemos al individuo a regular y disminuir el nivel de intensidad emocional que está experimentando. De manera más o menos directa percibimos su desborde emocional y actuamos en consecuencia, contribuyendo a una regulación a la baja.
Lloramos de alegría, mordemos de amor
Por tanto, muchas de las conductas inexplicables que tenemos los seres humanos parecen cobrar sentido a la luz de estos hallazgos. Cuando experimentamos una emoción positiva (sea cual sea) en una magnitud extrema, nos vemos abocados a reaccionar de forma contrapuesta para recuperar los niveles previos.
Así, cuando miramos a nuestra pareja, podemos sentir una inundación tal de amor, ilusión y gratitud que nos sintamos en la necesidad de morder su brazo, su hombro o su mejilla. Así logramos compensar, de algún modo, ese caudal emocional.
Por tanto, cuando te encuentres reaccionando con agresividad o tristeza ante experiencias altamente positivas, no te asustes. Es un mecanismo necesario y completamente normal. De la misma forma, cuando veas a alguien llorar de alegría, ten presente que la felicidad que está experimentando es de tal intensidad que sobrepasa la expresión más natural de la emoción.
Las lágrimas no muestran debilidad o dramatismo. Al contrario, son una expresión directa de la gran capacidad de la persona para sentir y de la emoción que las circunstancias están provocando en su organismo.
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- Aragón, O. R., Clark, M. S., Dyer, R. L., & Bargh, J. A. (2015). Dimorphous expressions of positive emotion: Displays of both care and aggression in response to cute stimuli. Psychological science, 26(3), 259-273.
- Aragón, O. R., & Clark, M. S. (2018). “Tears of joy” & “smiles of joy” prompt distinct patterns of interpersonal emotion regulation. Cognition and Emotion, 32(5), 913-940.