¿Por qué suenan extrañas palabras familiares si se repiten muchas veces?
Todos hemos practicado ese juego infantil en el que repetir muchas veces palabras familiares hasta el punto de que ese término deja de tener sentido en nuestra cabeza. Basta con pronunciar mil veces “microprocesador” o “neurona”, por ejemplo, para que en nuestra mente se desvanezca tanto el significado como la imagen que tenemos de esos sustantivos.
Puede que este fenómeno no tenga interés alguno para muchos, pero lo cierto es que es un claro y curioso ejemplo de cómo funciona nuestro cerebro. Esa pérdida subjetiva de significado recibe el nombre de saciedad semántica. Fue en los años 60 cuando se acuñó este término y desde entonces se ha aplicado a realidades clínicas como la ansiedad del habla en la disfemia o tartamudez.
Este pequeño fallo del cerebro, más que entretenernos cuando somos niños, puede sernos útil en algunas situaciones. Lo analizamos a continuación.
Cuando el ser humano repite de manera continuada una palabra conocida, el cerebro provoca que al cabo de los minutos ese término se convierta en un galimatías.
La saciedad semántica y cuando las palabras familiares se vuelven galimatías
En los años 60, Leon Jakobovits, psicólogo del lenguaje, presentó un interesante trabajo en la Universidad McGill. Quería comprender el fenómeno de por qué al repetir palabras familiares estas perdían su significado. Lo cierto es que este fenómeno ya se había estudiado anteriormente y había recibido el nombre de inhibición de significado (Herbert, 1824) o fatiga mental (Dodge, 1917).
Para entender los mecanismos de esta experiencia se presentó una serie de tareas cognitivas a una muestra amplia de estudiantes. Ese trabajo de investigación del 1964 aún lo podemos encontrar en el The American Journal of Psychology y continúa siendo de gran interés para la psicolingüística.
Se descubrió que el cerebro tiene dos mecanismos a la hora de procesar las palabras y que una de ellas es la responsable de lo que conocemos como saciedad semántica.
Las palabras familiares y las dos vías del léxico mental
Cuando aprendemos una palabra nueva, el cerebro lo almacena a través de dos canales: uno con el propio significado y otro con la forma. En este último, lo que se hace es procesar ese término según su sonido al pronunciarlo y también por cómo se escribe. Es decir, lo codificamos en sonido y también en grafía.
Mientras, la otra ruta cerebral lo integra según su significado, pero vinculándolo también a cómo suena y cómo se escribe. Es decir, no son dos caminos neurológicos distintos. En realidad, trabajan juntos.
Bien, cuando practicamos ese juego, en el que repetir muchas veces palabras familiares, lo que sucede es lo siguiente:
- La repetición rápida hace que la actividad neurológica en la región sensoriomotora periférica se hiperactive.
- Nos encontramos en una situación en la que uno pronuncia esa palabra, pero también la escucha. Son dos vías de entrada y salida que causan un gran agotamiento neurológico.
- Esa actividad intensa centrada en el área relacionada con la vocalización y la propia escucha genera un bucle perceptivo que, tarde o temprano, provocará saciedad semántica.
- Es decir, a fuerza de repetir y oír esa palabra se acaba desconectando la vía que lo ancla con su significado. Aunque eso sí, es un fenómeno muy corto. No tardamos demasiado en volver a unir ese canal donde sonido y definición van juntos.
Con cada repetición de esa palabra familiar el cerebro pierde poco a poco su habilidad para reconocer el significado. Las neuronas del área sensoriomotora periférica se disparan e hiperactivan hasta el punto de desconectarse durante unos segundos.
La saciedad semántica se usa para el tratamiento de la disfemia
La saciedad semántica es un fenómeno psicológico en el que repetir palabras familiares hace, que poco a poco, la persona procese esos términos como meros sonidos sin significado alguno. Bien, lo que para muchos no es más que un simpl juego, otros lo usan como técnica para el tratamiento de la tartamudez.
El propio doctor Leon A. Jakobovits realizó varias investigaciones tras acuñar este término con el fin de averiguar qué aplicaciones clínicas podría tener. Como experto en el campo de las dificultades y trastornos del lenguaje, descubrió algo que terminó publicando en un trabajo de 1966.
La saciedad semántica reduce la ansiedad comunicativa en las personas con disfemia.
Algo que pudo ver es cómo al repetir palabras familiares, estos pacientes disminuían las emociones negativas desencadenadas durante el habla. Cuando una persona llevaba muchos años arrastrando sus problemas de tartamudez, acababa experimentando una elevada carga de ansiedad con el mero proceso comunicativo.
Una forma de terapia
El mero hecho de repetir palabras, no solo les hacía perder el significado de las mismas durante un instante, sino que se reducía el malestar y la propia ansiedad. Es una terapia muy similar a la desensibilización sistemática.
Recordemos, esta tipo de terapia conforma un recurso que parte del enfoque de la terapia cognitivo-conductual y que permite lograr un estado de calma y habituación, después de exponer muchas veces a un paciente a ese foco ansioso o fóbico.
Con las personas que padecen tartamudez sucede lo mismo. A medida que se repiten las palabras, dejan de tener ese componente ansioso y de valencia negativa.
Para concluir, este curioso fenómeno léxico y psicológico que nos hace olvidar qué significa una palabra, no solo resulta muy revelador sobre cómo funciona el cerebro humano. También es útil en diversos ámbitos clínicos.
Todas las fuentes citadas fueron revisadas a profundidad por nuestro equipo, para asegurar su calidad, confiabilidad, vigencia y validez. La bibliografía de este artículo fue considerada confiable y de precisión académica o científica.
- Jakobovits, L.A. “Semantic satiation and cognitive dynamics”. Journal of Special Education 1967 (2): 35–44.
- Jakobovits, L.A. and Lambert, W.E. “Stimulus-characteristics as determinants of semantic changes with repeated presentation”. American Journal of Psychology 1964 (77): 84–92.
- Severance, Elisabeth and Washburn, Margaret.. The loss of associative power in words after long fixation. Amer. J. Psychol. 1907 (18): 182–186.
- Smith, D.E. P., and Raygor, A.L.. Verbal satiation and personality. J. Abnrom, soc. Psychol. 1956 (52): 323–326.