Primeros auxilios en niños
Muchas personas saben cómo aplicar los primeros auxilios. Algunos han hecho cursos, y otros han tenido que aprender sobre el tema por su cuenta. Sin embargo, la mayoría de las veces solo aprendemos cómo actuar con los adultos. No nos suelen enseñar cómo proceder en los primeros auxilios en niños y bebés, por lo que si nos vemos obligados a prestar ayuda a los más pequeños, debemos tener en cuenta algunas diferencias.
El cuerpo cambia en gran medida de la infancia a la adolescencia y la madurez. Es por eso que atenciones como las de los primeros auxilios en niños deben prestarse de forma muy distinta, teniendo en cuenta las variaciones fisiológicas. Por otro lado, también existirán diferencias entre cómo prestar ayuda a bebés recién nacidos y pequeños que sigan en la infancia, pero ya sean más mayores.
En este artículo veremos cuáles son los principales aspectos a recordar si alguna vez tienes que realizar primeros auxilios en niños.
Primeros auxilios en niños: lo más importante
Existen multitud de técnicas de primeros auxilios. Esto se debe a que pueden ocurrir diferentes tipos de accidentes. A continuación explicaremos aquellas que pueden llevarse a cabo con los accidentes más comunes en la infancia.
Debido a que los niños se encuentran en fase de exploración, es muy complicado controlarlos a todas horas. Por ello, los niños suelen acabar sufriendo toda clase de pequeños accidentes. Estos son los casos más habituales que afectan a los más pequeños.
1- Heridas por cortes
Las heridas por cortes se suelen producir debido a la manipulación de objetos cortantes, como cuchillos o cristales rotos. En caso de que ocurra, lo principal es determinar si la herida es limpia. Por ejemplo, en el caso de cristales, algunos trozos pueden haberse quedado dentro de la herida.
Después debemos proceder al lavado de la herida, antes de aplicar ningún tipo de antiséptico, ya que de lo contrario estos pierden efectividad. Por lo general, con agua y jabón suele bastar.
Si el corte no es muy profundo, tenemos que dejarlo expuesto al aire todo lo posible. Cada cierto tiempo, es necesario volver a lavarlo, para así contribuir a una correcta cicatrización. Si se trata de un corte profundo, lo mejor es llevar al niño al médico para que le pongan puntos de sutura. Si no, una tirita puede bastar para proteger la zona herida y evitarle molestias al pequeño.
2- Hemorragia o sangrado de nariz
Las hemorragias nasales en niños no suelen producirse, la mayoría de los casos, por ninguna patología. A menudo surgen por estornudos, alergias o aumento de la presión arterial. Los vasos sanguíneos de los niños son todavía débiles en comparación con los adultos. Por eso, son muy propensos a romperse en la nariz y en los oídos.
Lo más importante ante esta situación es pedirle al niño que lleve su cabeza hacia delante. Esto es lo contrario de lo que suele hacerse; sin embargo, favorece la salida de sangre únicamente por la nariz. Esta posición debe mantenerse mientras presionamos justo debajo del tabique nasal. La presión que ejerzamos debe ser enérgica, pero siempre en la parte blanda de la nariz para evitar otro tipo de lesiones.
3- Quemaduras
Las quemaduras suelen producirse en la cocina. En ocasiones, el niño entra en contacto con superficies muy calientes como ollas, sartenes, horno o los fuegos para cocinar. En estas situaciones, debemos valorar primero el estado de la quemadura. Hay algunas que requieren inmediata atención médica. Sin embargo, la mayoría de ellas no son demasiado graves, aunque el protocolo de actuación debe ser igualmente rápido.
Primeramente aplicaremos agua fría sobre la herida, al menos durante 20 segundos. Posteriormente debemos dejar la herida al aire, y no aplicar cremas ni explotar posibles ampollas. Solo aplicaremos ungüentos cuando la herida esté algo más cicatrizada.
En el caso de que se trate de una quemadura grave, lo mejor es llevar al niño al hospital para que sea atendido por un profesional.
4- Atragantamientos
Los atragantamientos son los accidentes que provocan más impresión, y los que requieren un protocolo de actuación más rápido. Durante estas situaciones, la respiración se ve comprometida, y con ella la vida del niño. Para evitar problemas cuando esto ocurra, es importante explicar a los niños (si su edad lo permite) qué señales deben hacer si saben que se están atragantando.
Si vemos que un niño no puede respirar, debemos comprobar si tose, llora, o balbucea. En estos casos, el aire, aunque con dificultad, está pasando a través de las vías respiratorias. Por lo tanto, aunque se trate de una situación peligros, no es tan grave.
Si por el contrario el aire no pasa en absoluto, muy rápidamente debemos llamar a los servicios de emergencias. Mientras llegan, sujetando al niño por las axilas, debemos darle hasta 5 golpes en la parte más alta de la espalda. Si esto no funciona, procederíamos con la maniobra de Heimlich.
Conclusión
Al aplicar primeros auxilios en niños, lo más importante que debemos recordar es siempre valorar la situación. En estos momentos, debemos decidir si debemos dirigirnos a los servicios de urgencias. En ocasiones, nuestros propios conocimientos bastan para sacar al niño de peligro. De esta manera, evitaremos crearle una ansiedad excesiva.
Por otro lado, si la vida del pequeño corre peligro, no dudes en acudir a los servicios de emergencia. Aunque seas un experto en primeros auxilios en niños, nunca está de más pedirle ayuda a los profesionales.