Psicoeducación: qué es, estrategias y ventajas
La psicoeducación comporta un proceso imprescindible para mucha gente a la hora de comprender por lo que están pasando. Muchas veces, la falta de información y la incertidumbre son agravantes del estado de la enfermedad o impedimentos para llevar una vida tranquila.
Si te interesa saber en qué consiste esta herramienta, en este artículo tienes una visión general y algunas de sus aplicaciones. La educación dentro de la terapia juega un papel fundamental para convivir con una enfermedad mental.
¿Qué es la psicoeducación?
La psicoeducación es el proceso de educar e informar a las personas que sufren un trastorno psicológico acerca de su enfermedad. Dentro de esta educación se engloban procesos como ayudar al paciente a conocer el trastorno que padecen, enseñarle técnicas de resolución de problemas y brindarle apoyo emocional.
La psicoeducación es especialmente útil para para pacientes con esquizofrenia, depresión, ansiedad, desórdenes alimenticios o trastornos de personalidad.
Es común implicar a la familia en el proceso para fomentar el apoyo social en los círculos cercanos del paciente. También se pueden incluir terapias de grupo cuando la autoestima está en riesgo o existen sentimientos de soledad y aislamiento.
Estrategias usadas en el proceso de psicoeducación
Esta herramienta pone en marcha varios procesos que suelen comenzar tras el diagnóstico de la enfermedad, aunque bien puede hacerse más adelante si es necesario o si el paciente acude por las complicaciones de convivir con el trastorno.
El proceso psicoeducativo puede abordarse desde multitud de perspectivas, desde la lúdica hasta la clínica. Diferentes poblaciones -tipo de enfermedad o grupo de edad, por ejemplo- requieren de diferentes estrategias. Sin embargo, más adelante tienes los ejes centrales de esta intervención.
Crear conciencia de la enfermedad
Es importante no caer en el error de que hacer un diagnóstico traslada toda la información necesaria para el paciente hasta su cabeza. En ausencia de una educación al respecto de su condición, existe riesgo de que mitos y bulos sobre lo que les pasa les afecte negativamente.
Parte del proceso de aceptación del trastorno pasa por conocerlo y asimilarlo como parte de uno mismo. Además, normalizarlo es importantísimo para mejorar la autoestima y liberarse del estigma.
Mejora del cumplimiento
Vivir con una condición psicológica implica cambiar hábitos y lidiar con el sufrimiento que esta puede ocasionar. Esto, sin una consciencia plena, lleva a muchas personas a descuidar su tratamiento. La psicoeducación es muy útil para crear constancia y mejorar notablemente la evolución.
Psicoeducación en la descarga emocional
Las sesiones, tanto individuales como grupales, de la psicoeducación permiten crear un espacio seguro donde volcar las emociones negativas -estrés, ansiedad, frustración, entre otras-. Asimismo, procesar esas emociones a través de la puesta en común con el terapeuta o el grupo de terapia conduce a la creación de estrategias para convivir adecuadamente con el trastorno.
Detección precoz de recaídas y prevención de comorbilidad
Llevar un seguimiento del paciente, junto con la concienciación de él mismo, previene en gran medida la aparición de trastornos adyacentes, como el abuso de sustancias o depresiones mayores. Además, si hubiese riesgo de recaída, se observarían los signos a tiempo para prevenirla o prepararse.
Ventajas de la psicoeducación
La psicoeducación es terapéutica en sí misma, aunque a veces no se incluya una terapia clínica per se. Estos son algunos beneficios observados en pacientes dentro de los programas psicoeducativos:
- Aceptación del trastorno y entendimiento de las limitaciones del mismo. Algunos pacientes suelen relatar que conocer qué les ocurre es a la vez liberador y esperanzador.
- Reducción de la sintomatología de ansiedad gracias a la menor incertidumbre sobre el trastorno.
- Desarrollo de estrategias innovadoras por parte del paciente, lo que a su vez fortalece la seguridad en sí mismo y las expectativas sobre su desempeño.
- Mejora de la autoestima y el autoconcepto del paciente.
- Aumento de la motivación y el interés por la terapia. Esto es especialmente favorecedor en menores con trastornos como TDAH, donde la participación del paciente es fundamental para su buena evolución.
Conclusiones finales
La psicoeducación lleva tiempo demostrando que el conocimiento de uno mismo y sus circunstancias es la clave para que un trastorno mental no se convierta en una maldición. La lucha contra la estigmatización de los pacientes mentales también encuentra vías de difusión en este proceso.
Además, la psicoeducación funciona tanto a nivel individual como colectivo, ya que abarca al círculo social del paciente y lo implica en la recuperación. Es la viva demostración de que juntos no hay problema que pueda superar a nadie.
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