¿Qué es el análisis funcional de la conducta?
El análisis funcional de la conducta busca cuál es el propósito del comportamiento, de ahí su nombre “funcional”. En lugar de buscar una causa, un desencadenante, una idea o una representación. El comportamiento obedece a una función. Siempre que hacemos algo obedece a un porqué y conductas muy distintas en su tofografía (forma) pueden estar persiguiendo la misma función.
Imaginemos que un niño quiere reclamar la atención de su madre y para ello tiene rabietas, se enfada cuando está su hermano, dice que está enfermo en el colegio para que vayan a buscarlo, tiene episodios de enuresis y también de mutismo selectivo. Para el análisis funcional, todas estas son distintas conductas que persiguen una misma función: llamar la atención de su madre.
Para llegar a conocer a qué función obedece una conducta, el clínico o terapeuta deberá entender los antecedentes y consecuentes que se dan al realizar una determinada conducta problema, para reforzar adecuadamente otra conducta complementaria o aprender un nuevo comportamiento más adaptativo. El desafío es observar la conducta global de un individuo y deducir su función: ¿qué le permite obtener?
¿En qué se basa el análisis funcional?
El análisis funcional es un modelo interactivo que conecta el comportamiento problemático con las cogniciones y emociones del paciente en una situación dada. Con sus antecedentes por un lado y sus consecuencias por el otro.
Siempre hay una interacción entre emociones, comportamientos y cogniciones. El análisis funcional aspira a entender al individuo en su totalidad. Pensamientos, imágenes o emociones son también parte del comportamiento.
El análisis funcional se utiliza para definir y comprender el funcionamiento singular de una persona y, por lo tanto, para personalizar la terapia.
Por lo tanto, debemos identificar las variables explicativas (las variables independientes y moderadoras) involucradas en los comportamientos problemáticos (variables dependientes) de un individuo en su contexto de vida actual y pasada.
La intervención en análisis funcional
La intervención basada en el análisis funcional busca reemplazar el comportamiento identificado como problema por otro comportamiento más adecuado. Como resultado, el análisis funcional no es un sistema de restricción destinado a “pellizcar” o “restringir”. Más bien quiere comprender la lógica intrínseca de un comportamiento.
El enfoque es buscar cuál es el propósito del comportamiento, de ahí su nombre “funcional”, en lugar de buscar una causa, un desencadenante, una idea, una representación. El comportamiento tiene una función. Sirve a algo. Este enfoque parte del comportamiento para comprender sus consecuencias a través de una observación y un análisis de la situación final.
Casos psicológicos según el análisis funcional de la conducta
Es gracias a esta conceptualización de casos que uno se distinguirá del enfoque categórico (1 patología = 1 tratamiento único). Más bien quiere comprender la lógica intrínseca de un comportamiento y al individuo en su totalidad, dando una importancia vital al ambiente en el que este se desarrolla.
El análisis funcional se caracteriza por priorizar en el abordaje de un caso clínico los siguientes aspectos:
- Identificación de quejas realizadas por el paciente.
- Recopilación de datos por observación directa y/o por la persona misma (crearemos cuadrículas de observación ) permitiendo que el pasaje establezca una línea de base. Se tiene en cuenta el conocimiento actual, una formulación de supuestos sobre el origen y el mantenimiento a lo largo del tiempo.
- Predicción de las técnicas a utilizar derivadas directamente de estas hipótesis. Se discute con el paciente para elegir una técnica y modalidad de aplicación para cambiar el comportamiento problemático.
- Implementación del proyecto terapéutico es la aplicación de las técnicas elegidas. Si lo que hemos implementado no tiene impacto, ajustamos nuestra teoría y nuestra terapia.
Durante esta etapa, por tanto, el terapeuta y el paciente explorarán juntos el problema en su dimensión diacrónica (historia del problema) y en su dimensión sincrónica (aquí y ahora).
Análisis funcional: historia del problema
En el análisis funcional es crucial conocer la historia del problema y el paciente. Haremos preguntas sobre el pasado, hasta la infancia si es necesario y trataremos de entender cómo apareció el trastorno. En estas historias, buscaremos los orígenes biológicos/genéticos de su trastorno, un origen de desarrollo familiar, social o cultural.
El paciente agorafóbico recuerda muy bien cuando entró en pánico fuera de su casa. Otros trastornos se asientan más insidiosamente: sufrimiento depresivo, trastorno de ansiedad generalizada, etc.
A menudo, los trastornos no aparecen en ningún momento de la vida. Aparecen en momentos en los que nuestras estrategias de afrontamiento se ven socavadas: momentos de estrés, agotamiento, a veces trauma.
La historia de la persona en su globalidad
En el análisis funcional se intenta ver cómo trabajaba la persona antes y cuáles son las características de su personalidad: pesimista, optimista, ansioso, despreocupado,trayectoria, escolaridad, etc. Se intenta construir una imagen de lo que es la persona.
Hay que conocer el componente médico: conocer si hay factores de vulnerabilidad genética, pero también la historia de afrontamiento de la enfermedad vivido en la familia. Todo esto ha podido causar vulnerabilidades en el paciente y dar lugar a factores predisponentes o precipitantes .
Análisis funcional: analizar el estado actual del paciente
Es la dimensión de “aquí y ahora”, cuando el paciente busca ayuda. Aquí el análisis es bastante cuantitativo ya que le pediremos que responda cuestionarios o que mantenga una agenda para promover la autoobservación.
Será necesario determinar el punto de partida del trastorno para una mejor objetividad en las diferencias de los resultados de pretratamiento y postratamiento. En la mayoría de los casos intentaremos saber para cada comportamiento problemático:
- Frecuencia.
- Intensidad.
- Duración.
- Sus diferentes formas de expresión.
Estas medidas e información serán útiles en más de una forma, nos ayudarán a comprender la dinámica del problema y los círculos viciosos que los mantienen. También ayudan a comparar la experiencia subjetiva del paciente con una medida cuantitativa.
Qué evaluamos con el análisis funcional
Se evalúan los comportamientos problemáticos, pero también los comportamientos que no lo son. Los comportamientos que no lo son indican posibles recursos del paciente. A veces, las situaciones que parecen muy cercanas entre sí pueden dar lugar a problemas de comportamiento en un caso y no en el otro.
Por ejemplo una persona comienza a gritar en clase cuando se le asigna un trabajo en grupo. Podríamos decir que ella grita cuando no quiere trabajar con otros, por lo que no debe hacer un trabajo en grupo. Pero es posible que no hayamos tenido en cuenta todas las veces que ella hizo trabajos en grupo y le fue bien. El factor clave está quizás en otra parte: atmósfera ruidosa, falta de compañeros significativos, presencia visible de cansancio, etc.
Conclusión
El tratamiento psicoterapéutico propuesto en la terapia de conducta por tanto se deriva del análisis funcional y no del simple diagnóstico.
El análisis funcional ya tiene virtudes terapéuticas intrínsecas porque permite a la persona comenzar a comprender los mecanismos que parecen desencadenar y mantener sus problemas.