¿Qué es el refuerzo positivo y cómo utilizarlo?
¿Qué es lo que hace que ciertas conductas se repitan? ¿Cómo aumentamos su frecuencia de aparición? Con todo esto tiene que ver el refuerzo positivo, un procedimiento utilizado especialmente en educación y en terapia de conducta que busca potenciar conductas deseadas.
Pero, ¿qué más sabemos sobre el refuerzo positivo? ¿Cómo se utiliza? ¿Qué tipos de refuerzos existen? ¿En qué se diferencia con el castigo? Si quieres conocer la respuesta a estas y otras cuestiones, así como descubrir posibles refuerzos a aplicar en tu día a día, ¡sigue leyendo!
¿Qué es el refuerzo positivo y cómo utilizarlo?
El refuerzo positivo es un recurso muy usado en terapia conductual y en educación. Este tipo de refuerzo engloba todos aquellos elementos que aumentan la probabilidad de aparición de alguna respuesta; es decir, todas aquellas cosas que nos ayudarían a que una conducta se consolide y aparezca con más frecuencia (suelen ser conductas adecuadas y positivas, como, por ejemplo, sentarse bien en la mesa).
Una figura clave en este ámbito es B.F. Skinner, psicólogo estadounidense famoso por su teoría conductista; sugirió que el refuerzo positivo es aquello que permite reforzar ciertos patrones de comportamiento. Según él, el refuerzo positivo es cualquier cosa que nos ayude a repetir un comportamiento deseado.
Skinner destacó, de forma sistemática, las características de este tipo de procedimiento de aprendizaje, y lo aplicó a diversos ámbitos (especialmente en educación).
El refuerzo positivo, además, es una técnica que forma parte del condicionamiento operante, un sistema de aprendizaje basado en la aplicación de refuerzos y castigos a fin de aumentar o reducir la probabilidad de aparición de ciertas conductas. A través de este tipo de procedimientos, la persona crea una asociación entre su forma de comportarse y sus consecuencias.
Ejemplos de refuerzos positivos
¿Qué puede ser un refuerzo positivo? Prácticamente cualquier cosa. Pueden ser elogios (refuerzo verbal), objetos, gestos, regalos, premios, palabras, comida…
Dependiendo de la naturaleza y características del refuerzo positivo, este pertenece a un grupo u otro. Es decir, existen múltiples tipos de refuerzo positivo. A lo largo del artículo conoceremos cuáles son estos tipos.
Cómo utilizar el refuerzo positivo
Existen una serie de premisas que harán que el refuerzo positivo sea más efectivo, y que tienen que ver con cómo utilizar dicho procedimiento y con cómo escoger el tipo de refuerzo:
- Inmediato: lo ideal es que el refuerzo positivo se aplique inmediatamente después de la aparición de la conducta deseada (es decir, aquella que queremos aumentar).
- Consecutivo: el refuerzo positivo debe aparecer justo después de la conducta deseada, no antes o durante la misma.
- Contingente: deberemos aplicar siempre el refuerzo positivo cuando aparezca la conducta que queremos aumentar.
- Periódico: este procedimiento deberemos alargarlo en el tiempo para que la conducta deseada se consolide.
- Elección del refuerzo: debemos escoger refuerzos novedosos, diversos y que motiven a la persona.
Por otro lado, a la hora de utilizar el refuerzo positivo, también deberemos tener en cuenta lo siguiente, para que este sea efectivo: deberemos especificar con precisión la conducta que pretendemos aumentar; además, controlaremos las contingencias (u otros refuerzos) que pueden estar compitiendo con el nuestro.
Finalmente, evitaremos que la persona se “sacie” del refuerzo (es decir, evitando que se aburra con él), y para ello deberemos controlar que la duración del refuerzo no sea excesiva, estimando su tiempo óptimo.
“La educación es lo que sobreviene cuando lo aprendido se olvida”.
-Burrhus Frederic Skinner-
Uso del refuerzo positivo para cambiar el comportamiento
Si queremos usar el refuerzo positivo para modificar el comportamiento de alguien, debemos idear un plan de implementación. Es decir, crear un programa de refuerzo positivo para estructurar los refuerzos. Este tipo de programas consisten en un plan que define cómo fomentaremos el comportamiento. Hay 5 programas básicos:
- Continuo: el comportamiento se refuerza después de cada ocurrencia.
- De razón: el refuerzo se aplica después de un número determinado de ocurrencias (por ejemplo, cada dos veces).
- Intervalo: se suministra el refuerzo positivo luego de un tiempo específico (por ejemplo, después de una semana de buen comportamiento).
- De razón variable: la conducta se refuerza después de un número variable de ocurrencias (p. ej., después de una ocurrencia, luego después de otras tres, luego después de otras dos).
- Intervalo variable: la conducta se refuerza después de un tiempo variable (p. ej., después de un minuto, luego después de 30 minutos, luego después de 10 minutos).
Refuerzo y castigo
Para entender con mayor claridad qué es el refuerzo positivo, vamos a definir también en qué consiste el refuerzo y el castigo, procedimientos antagónicos.
El refuerzo, como decíamos, es cualquier estímulo que aumente la probabilidad de aparición de una conducta; este puede ser positivo (cuando la aparición de algún elemento hace que la conducta aumente) y negativo (cuando la retirada de algún elemento hace que la conducta aumente también).
Un ejemplo de refuerzo positivo sería elogiar a un niño cada vez que se toma todo el desayuno; en cambio, un refuerzo negativo sería retirarle tareas que no le gustan cada vez que acaba los deberes. Ambas conductas (elogiar y retirar tareas), si se repiten con el tiempo después de las conductas que queremos potenciar, aumentarían la probabilidad de aparición de las conductas deseadas (en este caso, que el niño se tome todo el desayuno y que acabe todos los deberes).
Por su parte, el castigo es todo lo opuesto al refuerzo; sería cualquier cosa que reduzca la probabilidad de aparición de aquellas conductas que queremos eliminar. Si el castigo es positivo, hablamos de la aparición de ciertos elementos (por ejemplo, poner a un niño de cara a la pared, emitir una bronca o sermón, etc.); en cambio, en el castigo negativo se retira algo que el niño desea (por ejemplo, quitarle el rato de tele, prohibirle salir el fin de semana, etc.).
Diferencias entre procedimientos
Así, la diferencia esencial entre “positivo o negativo” de ambos procedimientos, es la aparición (positivo) o retirada/desaparición (negativo) de algún elemento. Por otro lado, lo que caracteriza al procedimiento del refuerzo es que busca potenciar conductas deseadas; en cambio, en el castigo se busca eliminar conductas no deseadas.
“La educación es el arma más poderosa que puedes usar para cambiar el mundo”.
-Nelson Mandela-
Tipos de refuerzo positivo
Existen hasta un total de dieciséis tipos de refuerzo positivo, agrupados según seis criterios, según el Manual de terapia de conducta de Vallejo (2012). ¿Quieres conocerlos?
1. Según su origen
El refuerzo positivo, según su origen (valor reforzante), puede clasificarse como:
- Primario: tiene un valor innato, por ejemplo, la comida.
- Secundario: se convierten en reforzadores mediante el aprendizaje, y son más específicos.
- Generalizado: son reforzadores de múltiples respuestas (por ejemplo, el dinero, fichas de una economía de fichas…).
2. Según el proceso de reforzamiento
Según este criterio, el refuerzo positivo puede ser de dos tipos:
- Extrínseco: el procedimiento es abierto y observable (por ejemplo, un elogio).
- Intrínseco: el procedimiento es encubierto (por ejemplo, un pensamiento).
3. Según el administrador
Según quién administra el refuerzo positivo, este puede ser de dos tipos:
- Externo: alguien administra el refuerzo a la persona.
- Autorrefuerzo: es la propia persona quien se administra su refuerzo.
4. Según el receptor
Según la persona que reciba el refuerzo, se distinguen los siguientes:
- Directo: la propia persona recibe el reforzador.
- Vicario: la persona observa cómo otra persona recibe el reforzador.
5. Según la naturaleza
Según su naturaleza, el refuerzo positivo puede ser de las siguientes formas:
- Material o tangible: posee entidad física (por ejemplo, una bicicleta).
- Comestible o manipulable: se comen o se manipulan (por ejemplo, gominolas).
- Social: de carácter interpersonal, incluye el lenguaje verbal y no verbal (por ejemplo, un abrazo).
- De actividad: conductas placenteras para la persona (por ejemplo, ir al cine).
- Principio de Premack: cuando una conducta de baja frecuencia aumenta su probabilidad de ocurrencia al asociarse a otra de alta frecuencia.
6. Según la programación
Finalmente, según la programación, encontramos los siguientes tipos de refuerzos:
- Natural: tienen una alta probabilidad de aparecer en el ambiente.
- Artificial: se aplican bajo condiciones específicas.
Contextos para aplicar el refuerzo positivo
Cuando se usa correctamente, el refuerzo positivo puede ser muy efectivo (Scott et al., 2017). Este refuerzo puede aplicarse en varios entornos donde se quieren obtener cambios deseados en el comportamiento.
- En casa: los padres pueden utilizarlo para alentar a sus hijos a participar en todo tipo de comportamiento. Por ejemplo, un padre puede elogiar a un niño para que se cepille los dientes, se prepare para ir a la cama o limpie su habitación.
- En la escuela: los maestros también pueden emplear el refuerzo positivo para ayudar a los estudiantes a participar en el comportamiento deseado en el aula. Un ejemplo de refuerzo positivo en el salón de clases sería darle una calcomanía en su tabla de recompensas por entregar la tarea a tiempo.
- En entornos de terapia: los terapeutas también usan el refuerzo positivo para enseñar nuevos comportamientos y habilidades de afrontamiento.
Si bien se pueden usar diferentes estrategias según la situación, algunos expertos sugieren que el refuerzo positivo debe usarse con más frecuencia que el refuerzo negativo o el castigo.
Educar a través del refuerzo positivo
Resulta evidente que el uso del refuerzo positivo ofrece resultados muy positivos en educación; además, forma parte de programas conductuales y tratamientos más amplios, como por ejemplo la terapia ABA (Applied Behavior Analysis), ideada por el psicólogo clínico Ole Ivar Lovaas y especialmente indicada para niños con autismo.
Como decíamos, el refuerzo positivo forma parte también de técnicas o programas conductuales más amplios, como lo son el reforzamiento diferencial de conductas incompatibles, el reforzamiento diferencial de conductas alternativas, etc. En todas ellas se utiliza el refuerzo positivo como una herramienta más que permite reforzar y potenciar las conductas que se desean mantener (es decir, aquellas adecuadas o apropiadas).
Además, el refuerzo positivo resulta muy adecuado, no solo para mantener conductas deseadas, sino también para crear (instaurar) conductas que aún no existen.
Como aspectos positivos de este recurso encontramos el hecho de hacer feliz al niño con diferentes objetos y acciones, caminar con él en una educación respetuosa y motivarle con diferentes refuerzos que guíen también su desarrollo, ya que el refuerzo puede ser, a su vez, una herramienta educativa que proporcione aprendizaje.
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