¿Qué nos motiva a pedir ayuda psicológica?

¿Pedir ayuda nos hace más débiles o valientes? En este artículo revisamos qué nos empuja a pedir ayuda en un momento determinado.
¿Qué nos motiva a pedir ayuda psicológica?

Escrito por Equipo Editorial

Última actualización: 27 octubre, 2022

Una persona puede acudir a terapia por muchas razones: ansiedad, depresión, fobias, duelos, etc. Sin embargo, no todas las personas que sufren estas entidades clínicas recurren a un profesional de la salud mental para intentar aliviar su malestar.

Afortunadamente, buscar ayuda de un psicólogo es algo cada vez más normalizado. Al contrario de lo que sucedía en el pasado, cuando pedir ayuda estaba asociado a la locura, el desequilibrio mental o a una voluntad débil, las peticiones de ayuda están empezando a ser asociadas con personas que quieren sentirse mejor. Además, buena parte de la sociedad ya asume que no es necesario que exista una entidad clínica de fondo para que el proceso terapéutico sea enriquecedor.

Crisis, como la del coronavirus, han puesto de manifiesto el papel diferencial de acudir a terapia, sea en la modalidad que sea (online, presencial). Lejos queda el estigma que acompañaba a la terapia online; una vez que nos hemos visto obligados por las condiciones médicas, estamos viendo que es igual de efectiva.

Paciente en terapia
En la actualidad, la terapia psicológica se está normalizando.

¿Por qué decidimos pedir ayuda?

De forma general, podemos pensar que la persona siente que con sus propios recursos y habilidades de afrontamiento no es capaz de sentirte mejor y avanzar. Quizá, ya pidió ayuda a su entorno también y continúa sintiéndose abrumada por la situación que está transitando. También, puede ser que no sea capaz de identificar un problema en particular, sino solo una sensación de malestar que se perpetúa en los días y frente a la que se siente indefensa.

No todas las personas tienen la capacidad de reconocer esto en primera persona; para algunos, reconocer que no pueden gestionar de manera autónoma el problema que han identificado constituye toda una amenaza a su ego. Hablamos de un paso que también tiene mucho que ver con la consciencia de la responsabilidad personal.

Si voy a terapia, ¿van a mejorar mis relaciones?

Muchas personas acuden a terapia con múltiples quejas sobre su madre, su pareja, sus hijos, etc. Parte de buscar viene de reconocer que no tenemos la capacidad de cambiar a las personas a nuestro alrededor, pero sí que podemos cuestionarnos cómo participamos nosotros en crear esa relación, esa forma de vincularnos, esas conexiones. Y desde ahí, sí que podemos hacer algunos cambios.

Es recomendable que el deseo de pedir ayuda y hacer cambios venga de uno mismo. Por contra, forzar al otro a pedir ayuda es difícil que ofrezca buenos resultados. Vemos esto en aquellas parejas en las que uno obliga al otro a ir a terapia, aquí no hay deseo de cambio, con lo cual, no va a funcionar a pesar de que acuda a terapia. Debemos tolerar que hay gente que sufre que no está dispuesta a pagar el costo del cambio y está bien también.

¿Cómo se construye una demanda para una terapia psicoanalítica?

Una demanda psicoanalítica se construye de manera distinta; de entrada, pensemos que una psicoterapia psicoanalítica es un proceso muy particular con una escucha y encuadre muy concreto. A diferencia de una demanda médica, en la que el paciente acude a un especialista de salud mental, para que le “quiten” sus síntomas, su enfermedad.

Un psicoanalista no “quita” síntomas. Los síntomas se entienden como reflejo de un conflicto inconsciente, y ahí es donde se trabaja y como consecuencia los síntomas pueden remitir, modificarse, resignificarse, etc. Por lo tanto, la demanda psicoanalítica debe conllevar un cierta conciencia y responsabilidad.

El paciente debe verse a sí mismo implicado en lo que le pasa. Las quejas y las preguntas no apuntan a los demás, a lo externo, sino que apuntan a sí mismo y su papel en todo lo que le sucede. Debe haber un deseo por conocer su consciente e inconsciente (aquello que hace y dice sin saberlo). Esto, no desde un enfoque culpabilizante, sino empoderador.

Por ejemplo: si bien, soy yo quien de alguna forma crea lo que me lastima, también soy yo quien puede hacer cambios para que esa situación se revierta. No puedo cambiar a los demás, y esa perspectiva es frustrante.

Prototípicamente, es la madre la que se encarga de interpretar el llanto del bebé, asociándole un significado. La función del psicoanalista se asemejaría a la de la madre en la infancia, ayudando al cliente/paciente a ordenar en uno o varios relatos integrados el caso informativo con el que suele acudir a terapia (Vucinovich, 2014).

Existe una idea errónea de que el profesional sabe lo que es mejor para ti y va a indicarte “qué debes hacer”. No hay nada más alejado de la realidad, por eso es fundamental la responsabilidad que se mencionó antes. Solo el paciente puede tomar decisiones en su vida, los terapeutas acompañamos en el camino, para que el paciente se escuche a sí mismo.

Es habitual que el sujeto llegue a terapia con una petición: respuestas, consejos, que le digamos qué hacer. Pero se encuentra con un profesional que no responde a esta petición, sino que le ayuda a construir una demanda distinta (Silanes, Ibarlin De La Colina, 2018). Una demanda que lo responsabilice a tomar por sí mismo sus decisiones. Respetamos plenamente su libertad para elegir, teniendo en claro las posibles consecuencias de sus decisiones.

Psicóloga con paciente en terapia
La terapia psicológica nos enseña herramientas y estrategias para hacer frente a las adversidades y las situaciones difíciles.

Tras la terapia, ¿vamos a ser más felices?

Una intervención terapéutica nos va a proveer de herramientas para hacer frente a la adversidad de una manera adaptativa. Hay cuestiones más subjetivas que no se miden en herramientas y ejercicios, pero que son igual de importantes. La sensación de que somos capaces de afrontar es gran parte de lo que nos llevamos tras una terapia.

¿Vamos a ser más felices? Pues depende de cómo entendamos la felicidad y de lo que sea eso que nos hace felices. Depende también de lo que hagamos con todo lo que nos proporcione la terapia. En última instancia, nosotros seremos los responsables de las trasformaciones que se produzca; de hecho, no puede ser de otra forma, ya que también seremos los encargados de mantenerlas en el tiempo.


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  • Silanes, M. C., & Ibarlin De La Colina, M. (2018). Demanda y entrada en analisis. Una clinica freudiana viva. X Congreso Internacional de Investigación y Práctica Profesional en Psicología XXV. Jornadas de Investigación XIV. Encuentro de Investigadores en Psicología del MERCOSUR., 721-723. https://www.aacademica.org/000-122/547
  • Vucinovich, N. (2014). Entre dos versiones de la demanda: diferencias entre desmedicalización y psicoanálisis. Norte de salud mental, XII, (48), 19-25. https://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=4830206.

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