¿Qué sabes del ateísmo?
El ateísmo es la creencia de que Dios o un ser divino no existe. Parece fácil, ¿no? Antes de empezar a investigar sobre el tema, pensaba que así sería y que las distintas clasificaciones las encontraría más dentro de los “no ateos” o “creyentes”. Pero nada más lejos de realidad.
Existen varias formas de ateísmo. No siempre la forma de “no creer” es igual en todo el mundo, pero sobre todo no todo el mundo sigue el mismo patrón de ateísmo toda su vida.
Creo que esta variabilidad se debe precisamente al miedo de los ateos a terminar siendo como algunos creyentes. Aunque esto pueda resultar ofensivo, es más bien un rechazo del ateo a toda postura dogmática o extrema.
Sin embargo, rara vez el ateísmo podrá ser fundamentalismo religioso tal y como lo conocemos. En general, la lucha del ateísmo dentro de la sociedad se enmarca dentro de la idea de establecer una sociedad laica, en la que la religión sea una creencia a la altura de creer en Santa Claus.
Una creencia con nada de fundamento científico, pero que no tiene que ser negativa si precisamente se cataloga como tal: una creencia. Un estado laico es aquel en el que escribir sobre este tipo de comparación está permitido, aunque siempre con temor a ofender a alguien. En una sociedad confesional o religiosa, podría ser ejecutada al haber expuesto tal idea.
Ateísmo: una forma de no creer con matices
Filósofos, como Antony Flew y Michael Martin, han diferenciado el ateísmo positivo (fuerte) del ateísmo negativo (débil).
- El ateísmo positivo es la afirmación consciente que los dioses no existen.
- El ateísmo negativo no es una creencia en la inexistencia de Dios, sino un descreimiento.
En cambio, el ateísmo positivo es un término general utilizado para describir a los ateos que aceptan la premisa “Dios no existe” como verdad. Podría decirse que el ateísmo positivo se ha tomado la molestia de afirmar que no existe Dios con pruebas. El ateo negativo dice “no creo en Dios” porque quizás ni lo asuma como una idea a rebatir.
El agnosticismo en cambio afirma que no puede saber si Dios existe o no, pues no contamos con el conocimiento necesario para afirmar una cosa u otra. Muchos piensan que el agnosticismo es un ateísmo cobarde, pues se cree en algo racional o no.
No se puede defender que contamos con medios racionales para delimitar que algunas cosas son imaginarias, como las hadas o sirenas, y, sin embargo, no podamos desmentir abiertamente la inexistencia de Dios en el mundo real.
La separación de estos diferentes sentidos del término nos permite comprender mejor los diferentes tipos de justificación que se pueden dar para las variedades de ateísmo. Un argumento puede servir para justificar una forma de ateísmo y no otra.
En todo el mundo puede haber hasta mil millones de ateos, aunque el estigma social, la presión política y la intolerancia dificultan la estimación precisa.
Justificación del ateísmo
Justificar el ateísmo, entonces, puede implicar varios proyectos diferentes. Existen disputas evidentes sobre la información que tenemos disponible, cómo debe interpretarse y qué implica. También existen preocupaciones metaepistemológicas más amplias sobre los roles de argumento, razonamiento, creencia y religiosidad en la vida humana.
La idea atea puede encontrarse a sí misma no solo argumentando que la evidencia indica que no hay Dios, sino defendiendo la necesidad de basar las creencias en la evidencia de manera más general.
Los ateos han argumentado que generalmente no se considera razonable que una persona crea en un ser sobrenatural porque no posee evidencia de lo contrario. Tampoco consideraríamos razonable que una persona empiece a creer que tiene cáncer porque no tiene pruebas de lo contrario.
¿Es lógico un debate sobre Dios?
Hay otros enfoques para la justificación del ateísmo que consideraremos a continuación. Existe una familia de argumentos, a veces, conocidos como ejercicios de ateología deductiva, para llegar a la conclusión de que la existencia de Dios es imposible.
Otro gran grupo de argumentos importantes e influyentes se pueden reunir bajo el título de ateología inductiva. Estos argumentos probabilísticos invocan consideraciones sobre el mundo natural, como el sufrimiento generalizado, la no creencia o los hallazgos de la biología o la cosmología.
Otro enfoque, el no cognitivismo ateo niega que la idea de Dios sea significativa o tenga algún contenido proposicional que pueda evaluarse en términos de verdad o falsedad. Más bien, los actos de habla religiosos se ven mejor como un tipo complicado de emoción o expresión de pasión espiritual.
En cambio, los enfoques inductivos y deductivos son cognitivistas en el sentido de que aceptan que las afirmaciones sobre Dios tienen un contenido significativo y pueden determinarse como verdaderas o falsas.
Conclusión
La cuestión de si existe o no un Dios se extiende sobre cuestiones y posiciones relacionadas con la biología, la física, la metafísica, la explicación, la filosofía de la ciencia, la ética, la filosofía del lenguaje y la epistemología. La razonabilidad del ateísmo depende de la adecuación general de toda una descripción conceptual y explicativa del mundo.
A nivel personal, creo que para cada persona Dios puede ser algo distinto. No me interesa la idea de Dios de las religiones, pero porque desde mi mundo interior no resuelva mis problemas existenciales. Esto es, ante todo, una decisión personal y subjetiva. En cualquier sociedad avanzada, pueden convivir ambas posturas, respetando los espacios de cada persona.