¿Qué ves en tu espejo?
¿Qué ves cuando te miras al espejo? ¿Ves algo bueno? ¿Malo? ¿La balanza se decanta hacia los defectos o, por el contrario, cae sobre el lado de las virtudes? ¿Tus sentimientos son positivos o negativos al mirarte?
Muchas personas dan por supuesto sus cualidades y se centran en lo que no les gusta de ellos mismos. Por ejemplo, saben que tienen un cabello precioso, pero su nariz no les termina de convencer. Y se vuelven súmamente críticos con ella. Sin embargo, esto puede ser verdaderamente contraproducente a la hora de lograr una aceptación propia. Todos tenemos defectos, pero deberíamos dejarlos en segundo plano, queriéndonos por lo que somos como personas.
Al final lo que da la felicidad no es un físico bonito, aunque, no hay que negarlo, puede ayudar. Pero si de fondo no nos queremos a nosotros mismos, no importará cómo seamos exteriormente, porque lo que nos falla es el interior. Y, por tanto, no nos sentiremos bien por más bellos que seamos.
No permitas que tu físico te defina
Lo más valioso que tenemos es el interior. Puede sonar a tópico, pero es totalmente cierto. Los valores que tenemos son muy estables, permanecen en el tiempo e incluso, a veces, no varían a lo largo de toda nuestra vida. Por eso, deberíamos tomarles como referencia a la hora de valorar nuestra autoestima. Porque normalmente ésta última va más ligada al físico y parece que no tenemos en cuenta que éste se va a ir estropeando con el paso de los años. Es inevitable y ley de vida. Pro eso, al final siempre nos queda lo de dentro.
En el espejo no vemos nuestra verdadera esencia. Por eso, no permitas que te definan unos rasgos determinados, sean más o menos bonitos. Si miras sólo el envoltorio tendrás una opinión errónea sobre ti. Al final nadie se queda solo con eso, sino que desea abrir el regalo y ver lo que hay dentro. Si les gusta, se quedarán a tu lado. Si no, ya puedes ser precioso o preciosa, que se alejarán.
Solemos ser más críticos con nosotros mismos de lo que lo son los demás. Uno mismo suele sacarse más defectos que los que le sacan los demás.
Reconcíliate con tu yo del espejo
Tener más o menos defectos no te hace ser ni mejor ni peor persona. Al final, lo que cuenta es la belleza interior.
Y esto lo podemos ver a menudo en las parejas. Quién no ha oído la frase “qué chica tan guapa, ¿cómo puede ir con ese chico tan poco agraciado?” Este tipo de críticas se hacen porque todavía la sociedad no es consciente de que nos enamoramos de una forma de ser, de unas actitudes, valores, etc…
Aceptemos nuestro aspecto tal y como es, olvidemos los defectos y halaguémonos por lo bonito que tenemos, sin olvidar y haciendo más hincapié en lo que somos como personas.
Lo ideal siempre está en el equilibrio. Ni nos tenemos que olvidar del aspecto dejándonos de arreglar, ni tenemos que estar obsesionados mirando nuestro físico y los defectos que van apareciendo con el paso de los años. Lo sano sería arreglarse de la manera que nos sintamos cómodos, pero sin que el físico sea nuestro epicentro.
Recuerda cada vez que te mires a un espejo que no eres un envoltorio, sino un magnífico regalo para cualquiera. Potencia lo bonito que puedes dar. Y reflexiona frente al espejo… ¿Qué hay detrás de esta imagen? Lo esencial es invisible a los ojos y cada persona tiene un tesoro en su interior. Unos logran encontrarlo y a otros les cuesta un poco más. Pero siempre está ahí, no se va. Y de nosotros depende potenciarlo o quedarnos en lo superficial de una imagen.