Quimiocerebro, un efecto secundario de la quimioterapia
Los tratamientos oncológicos a día de hoy siguen siendo muy agresivos. Así, y aunque en una buena parte de los casos se logra superar la enfermedad, quedan sin duda importantes secuelas de las que no siempre se habla. Algunas de ellas son el deterioro cognitivo, la baja concentración o las pérdidas de memoria. Son efectos secundarios asociados a lo que se conoce como quimiocerebro.
Desde hace años la documentación clínica y los estudios relativos a este fenómeno están dejando constancia de una realidad no tan conocida por la mayoría. Cuando una persona sobrevive a un cáncer tiene por delante una nueva batalla donde hacer frente a una amplia amalgama de complejas secuelas, tanto físicas como psicológicas.
El quimiocerebro es una bruma mental, un velo que dificulta los procesos cognitivos más simples como la evocación de palabras, la concentración, la orientación espacial…
Sin embargo, a esas dimensiones ya tan conocidas como puede ser el agotamiento, las bajas defensas, los problemas digestivos, la debilidad, las infecciones, la pérdida ósea, la sensación de frío.., se le añade otra más. Hablamos del deterioro cerebral, concretamente de esos procesos cognitivos como pueden ser la atención, la resolución de problemas, la memoria de trabajo, etc.
Quimiocerebro, la bruma mental como efecto de la quimioterapia
A menudo definimos al cáncer como una batalla. Sin embargo, para muchos es una auténtica prueba de resistencia donde no se trata solo de seguir ese tratamiento basado en la quimioterapia. Un cáncer son intervenciones quirúrgicas, esas que a menudo se combinan distintos tratamientos como los farmacológicos, la radioterapia, la inmunoterapia…
Así, y aunque a menudo los profesionales en oncología sugieren a los pacientes que cada persona vive y reacciona a los tratamientos de un modo particular, siempre hay unos mismos efectos que acaban confluyendo. El quimocerebro es uno de ellos. Es una realidad tan desgastante como lo pueden ser las secuelas físicas y que, a menudo, muchos pacientes asociaban al estrés o la ansiedad de la propia enfermedad.
Sin embargo, tal y como nos revelan los estudios clínicos, el quimiocerebro es una secuela directa del propio tratamiento, un efecto que experimenta cerca del 80% de los pacientes. Veamos datos más concretos a continuación.
Viviendo con el quimiocerebro: efectos y características
- La investigaciones revelan que los dominios cognitivos que más suelen verse afectados por la quimioterapia son la memoria visual y verbal, la atención y el funcionamiento psicomotor.
- Sabemos que cada tipo de cáncer recibe un tratamiento determinado. Hay tratamientos de mayor duración y otros de menor intensidad ajustados siempre a las particularidades de cada paciente. Bien, se ha podido comprobar que prácticamente todos los pacientes que han pasado por quimio experimentan este desgaste cognitivo. Sin embargo, y como es esperable, los tratamientos más largos e intensos dejan mayores secuelas. El efecto es acumulativo.
- Los pacientes experimentan por término medio, problemas para recordar fechas, citas pendientes, problemas para recordar palabras comunes y terminar una frase…
- Asimismo, es común que tengan problemas para realizar varias tareas a la vez: hablar por teléfono y ponerse un vaso de agua u orientarse mientras caminan… Todo ello son actividades que tras la quimio ejecutan con elevada dificultad (y frustración).
- Se perciben además como más desorganizados y lentos a la hora de reaccionar… Tras la quimio, el mundo se vuelve más complejo y ellos más “apagados” a la hora de poder reaccionar ante cosas antes tan comunes y familiares.
Quimiocerebro: tratamientos y estrategias para revertir su efecto
Lo decíamos al inicio. Sobrevivir al cáncer es todo un logro, es felicidad y es esperanza. Sin embargo, tras esa etapa se abre una nueva orientada a reinterpretarnos. Una donde el autocuidado es más importante que nunca, una donde buscar esos enfoques clínicos, naturales, psicológicos e incluso espirituales que más puedan ayudarnos a revertir los efectos psicológicos y emocionales de la enfermedad y el propio tratamiento.
Claves para optimizar la función cerebral tras el tratamiento con quimio
La respuesta a si es posible revertir la secuela que la quimio deja en el cerebro, es simple: se puede. Ahora bien, esa rehabilitación cognitiva requiere tiempo, esfuerzo y un enfoque multidisciplinar.
- En la actualidad se están experimentando con diversos fármacos para revertir el efecto de la quimio a nivel neurológico. Sin embargo, a día de hoy aún no existe en el mercado ese componente, ese medicamento clave y efectivo al 100%.
- Se sabe por ejemplo las terapias herbarias a base de ginseng y ginkgo biloba son positivas.
- Asimismo, se recomienda también a estos pacientes que organicen su propia rehabilitación cognitiva. A día de hoy disponemos de múltiples apps y programas en nuestros móviles y ordenadores orientados a ejercitar nuestra memoria y concentración. Todos ellos son de gran utilidad.
- Se aconseja también hacer uso de agendas donde poder estructurar el tiempo y las actividades. Es recomendable que el paciente entienda que siempre será mejor hacer las cosas de forma secuenciada y poco a poco antes que derivar en la multitarea. La acumulación de actividades intensifica la ansiedad y la baja autoeficacia.
- Por otro lado, y no menos importante, se necesita también de un adecuado apoyo familiar y social. El entorno debe ser cercano y comprensible, conocedor ante todo de los efectos asociados al quimiocerebro.
Para concluir, lo más recomendable, lo más lógico y esperable es que cada paciente pudiera tener acceso a una adecuada rehabilitación cognitiva especializada en esta condición clínica. No obstante, a medida que avancen los tratamientos, también lo hará la propia terapia de rehabilitación oncológica, esa orientada a garantizar la calidad de vida de quienes han superado un cáncer. Esperemos que así sea.