Reaccionar ante lo imprevisto: una habilidad básica para ser feliz
Existen las personas previsoras, metódicas y organizadas; por otro lado, están los que detestan hacer planes. Si eres de los primeros, es probable que te sorprenda y te asombre la espontaneidad y la despreocupación de este segundo grupo. Incluso, si convives con alguno de ellos, puede que hayan surgido conflictos por estas diferencias de carácter. Sin embargo, estos individuos cuentan con una importante ventaja, y es que saben reaccionar ante lo imprevisto.
La flexibilidad psicológica es una de las habilidades más útiles y necesarias para alcanzar el éxito y la felicidad. Si bien la planificación puede ser importante a la hora de trabajar por un objetivo, nuestros planes y expectativas no siempre se cumplen. Por eso, a la larga, quienes son capaces de adaptarse a los cambios y reedirigir su rumbo, terminan experimentando menos sufrimiento.
¿Cuándo es necesario reaccionar ante lo imprevisto?
Son muchas las situaciones cotidianas que demandan una buena capacidad para reaccionar ante lo imprevisto. Por ejemplo, si estamos en casa y alguien se presenta sin avisar podemos sentirnos descolocados e irritados con la otra persona por no habernos avisado. No se trata de que no nos apetezca verla, e incluso es probable que finalmente terminemos disfrutando con su visita.
Sin embargo, si en nuestra mente teníamos la expectativa de dedicar esos momentos a otra actividad, podemos percibir su llegada como una intromisión y hasta una falta de respeto. Esto puede llevarnos a mostrarnos hostiles y poco acogedores.
Lo mismo puede suceder cuando nos cambian los planes. Para quienes presentan una elevada rigidez cognitiva, estas modificaciones de última hora suponen una gran alteración. Que un amigo decida no acudir a la reunión o que nos cancelen un viaje que teníamos previsto puede trastocarnos. Las personas más flexibles y espontáneas percibirán esto como algo natural y carente de importancia; sin embargo, para otros individuos resulta complejo de afrontar.
Cambios vitales
Más allá de estas situaciones poco trascendentes, necesitamos saber reaccionar ante importantes cambios vitales que pueden acontecer. Por ejemplo, el fin de una relación de pareja, ser despedidos de nuestro empleo o la mudanza de un amigo muy cercano son situaciones críticas que descolocan nuestra rutina y tiran por tierra nuestras expectativas.
Todos, en mayor o menor grado, experimentamos apego hacia las personas y circunstancias que forman parte de nuestra vida cotidiana. De este modo, cuando alguna de ellas desaparece, podemos sufrir enormemente. Algo que resulta aún más doloroso cuando no esperábamos tener que hacer frente a estos cambios, cuando dábamos por sentada la vida tal y como era hasta ese momento.
Para una persona incapaz de reaccionar ante lo imprevisto, las circunstancias anteriores pueden suponer la aparición de síntomas de ansiedad, depresión, angustia y desesperanza. El temor, la incertidumbre y el vacío pueden experimentarse en un grado tan intenso que la salud física y emocional se vea seriamente afectada.
El desapego es clave
Para evitar estas consecuencias es importante trabajar con nosotros mismos y modificar nuestros patrones de pensamiento. Algunas personas, naturalmente o por efecto de la educación recibida, son más flexibles y espontáneas; sin embargo, todos podemos crecer en estas dimensiones.
El primer paso consiste en aceptar la dificultad para adaptarte a los cambios, identificando las consecuencias. De lo contrario, será difícil que encuentres la motivación necesaria para realizar el trabajo personal.
A continuación, intenta introducir cambios en la relación que tienes con los demás y con tus circunstancias de vida actuales. Realmente es el apego lo que nos mantiene presos y nos conduce a sufrir cuando algo sale de nuestro control. Entonces, acepta que lo único constante es el cambio y que este constituye también una valiosa oportunidad. Una misma circunstancia podemos verla como una pérdida insuperable o como un proceso natural, y depende de nosotros escoger la connotación que queremos darle.
La confianza en nuestras posibilidades y una autoestima sólida también son recursos valiosos a la hora de reaccionar frente a lo imprevisto. De este modo, te sabrás capaz de afrontar (e incluso sacar provecho de) cualquier situación que se presente. No solo aceptes el cambio con resignación, abrázalo, pues en él descubrirás cualidades valiosas que de otro modo no habrían salido a la luz.
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- Yépez Rivadeneira, P. E. (2019). Rigidez cognitiva y malestar psicológico según el nivel de educación en adultos que reciben atención psicológica (Bachelor's thesis, Quito: Universidad de las Américas, 2019).
- Puglisi, R. S. (2014). Prácticas rituales y desapego del mundo: una exploración etnográfica sobre los modos en que los grupos Sai Baba controlan la mente.