Reprimir las emociones te puede enfermar

Todos conocemos personas que se “guardan” todo, que lo que hacen es reprimir las emociones para evitar mostrarlas. Quizás nosotros mismos lo hacemos en ocasiones. Lo que no saben es que por mucho que repriman, el cuerpo sigue experimentando la emoción. Sin embargo, se hace un nudo que llega a afectar a nuestra salud.
Reprimir las emociones te puede enfermar
María Vélez

Revisado y aprobado por la psicóloga María Vélez.

Escrito por María Vélez

Última actualización: 06 agosto, 2023

Las emociones son expresiones fisiológicas que nos indican cómo recibimos distintos sucesos. Así, al igual que cuando se padece de, por ejemplo, un catarro, no se puede esconder y debemos reposar y sufrirlo. Por tanto, cuando sentimos una emoción lo adecuado es asumirla y experimentarla.

Esta capacidad de vivenciar las distintas emociones es fundamental para la regulación de las mismas y nuestro cuerpo. Por ello, reprimir las emociones, generalmente negativas, es frenar al propio cuerpo, pudiendo llegar a generar alteraciones físicas.

Las emociones negativas suelen provocar un efecto parecido al del estrés o ansiedad, aumentando la tasa cardíaca, la producción de adrenalina o cortisol, etc. Estos síntomas, de forma acumulada, llegan a tener un efecto en la salud física.

Así, al expresar y gestionar las emociones, ponemos en marcha conductas que nos ayudan a reducir esa sensación negativa, como puede ser hablar con alguien, llorar o resolver aquello que la provoca. Por lo tanto, reprimir las emociones no haría más que alargar los efectos fisiológicos afectando a la salud.

¿Qué efectos tiene reprimir las emociones sobre el organismo?

La represión emocional refiere a la capacidad de invalidar, ignorar o disimular las emociones que surgen de forma natural en la cotidianeidad. En este sentido, tendemos a reprimir aquellas emociones displacenteras, que nos hacen sentir vulnerables, como la ira, el miedo, la angustia o la tristeza.

Sin embargo, dichas emociones tienen una función en nuestra vida, por tanto, debemos aprender a desplegarlas y canalizarlas sin dejar de lado a ninguna.

Mujer borrosa por reprimir emociones

Ahora bien, entre las alteraciones de  salud más comunes, provocadas por la represión emocional, se encuentran:

Dolores de cabeza o migrañas

El estrés o malestar por esconder las emociones negativas tiende a tensar los músculos del cuello y de la cara, en concreto del músculo corrugador que se encuentra en la frente. Esta tensión termina generando dolores de cabeza e, incluso, dolores musculares en la mandíbula.

Problemas estomacales

El estómago está conectado al nervio vago, que a su vez es uno de los principales centros emocionales del cuerpo. Por ello, el estómago es extremadamente sensible a los cambios de humor. No por casualidad se le ha llegado a llamar el “segundo cerebro“.

Así pues, las emociones fuertes o la acumulación de sentimientos al reprimirlos pueden provocar vómitos, hinchazón, gases, estreñimiento, diarrea e incluso úlceras.

Acné

Un estudio realizado por la Universidad de Standford encontró que el acné se veía afectado de forma importante por el estrés emocional. Esto se debería al aumento de la producción de la hormona cortisol y testosterona que provoca el estrés.

Sistema inmune debilitado

Los incrementos en el cortisol afectan también al sistema inmunológico, reduciendo y empeorando la respuesta a determinadas enfermedades o infecciones.

Mayor riesgo de diabetes y/o ataques al corazón

La tasa cardíaca y el cortisol se mantiene a pesar de reprimir las emociones. De hecho, existe una vasta  evidencia que comprueba que la mala gestión emocional está altamente relacionado con un mayor riesgo en esos dos problemas de salud.

Rigidez corporal

Otro efecto bastante común es la tensión corporal, la cual puede darse en cualquier parte del cuerpo. Las más comunes son: la mandíbula y los hombros.

Aumento de la presión arterial

Cuando no expresamos adecuadamente lo que sentimos también es probable que nuestra presión arterial se eleve. En este punto es pertinente tener en cuenta que la represión emocional puede ser confundida con cualquier otro tipo de enfermedad, de manera que las personas terminan consumiendo medicamentos que no necesitan realmente.

De allí la importancia de ser conscientes de cuál puede ser el origen de nuestros problemas de salud.

Ataques de ansiedad

La represión de las emociones también suele provocar crisis de ansiedad en las personas. En estos casos, el afectado puede experimentar taquicardia, dificultades para respirar, mareos, sensación de hormigueo en el cuerpo, etc., las cuales no tienen un origen físico.

En otras palabras, cuando tendemos a reprimir nuestras emociones nuestro cuerpo puede reaccionar como si se encontrara en constante peligro. Por ello, intenta mantener al organismo en estado de alerta, con insomnio y pensamiento excesivos sobre alguna situación que percibimos como amenazante.

Conductas desadaptativas

Por su parte, muchas de las personas que reprimen sus emociones recurren a comportamientos nocivos para neutralizar el malestar provocado por ellas. Sin embargo, lo que en realidad hacen es fortalecerlas.

Estas conductas pueden ir desde la rumia (dar vueltas una y otra vez al mismo pensamiento) hasta estrategias de evitación (como abuso en el consumo de alcohol, drogas, medicación, etc.).

A la larga, estos comportamiento terminan repercutiendo en nuestro cuerpo, provocando problemas de salud serios.

¿Por qué reprimimos emociones?

Nuestra mente tiene un propensión natural a protegernos del peligro y del malestar. Entonces, si no hemos recibido una educación emocional adecuada -en donde se nos haya enseñado que todas las emociones tienen un sentido y que a cada una debemos darle su lugar- lo más probable es que nuestra psique aparte de nuestra consciencia aquellos contenidos que nos molestan o que nos causan conflicto.

Por tanto, si alguna situación nos está produciendo mucho malestar, la mente se presta de este mecanismo de defensa (la represión) para evitar el sufrimiento. Sin embargo, lejos de ayudarnos, lo que hace es profundizar el conflicto y afectar al cuerpo.

Asimismo, la experiencia de eventos traumáticos, también nos puede lleva a reprimir las emociones asociadas a la situación. En estos casos, la emociones displacenteras pueden sentirse con gran intensidad que, en un intento de nuestra mente por protegernos de tanto malestar, opta por hundir en el inconsciente aquello que sentimos.

Cabe destacar que todo el proceso de la represión se lleva a cabo de forma inconsciente, es decir, sin darnos cuenta.

¿Cómo saber si estamos reprimiendo nuestras emociones?

Además de experimentar problemas de salud sin una causa orgánica aparente (somatización), la represión emocional se hace evidente cuando:

  • No nos comunicamos de forma asertiva con los demás. En esta caso, hacemos uso de segundas y terceras personas para referirnos de cosas sobre nosotros; no sabemos comunicarle a los demás qué estamos sintiendo y por qué lo estamos sintiendo; o nos mostramos irritables ante los otros, debido al malestar emocional experimentado.
  • También puede notarse cuando recurrimos a hábitos dañinos para evadir nuestro mal manejo de las emociones. Las adicciones son un claro ejemplo de estos comportamientos nocivos.
  • Tenemos sueños con una carga emocional importante. En este caso, nuestro inconsciente nos está relevando que debemos atender nuestras emociones de una forma más saludable.

¿Qué podemos hacer?

Mujer meditando para controlar sus emociones

En cuanto al control de las emociones, hay actividades que pueden resultar muy útiles para relajar el cuerpo y la mente, como la meditación, los ejercicios de respiración, el tai-chi y el yoga, por ejemplo.

Además, hay que hacer un esfuerzo por entender y aceptar las propias emociones. Un ayuda importante sería encontrar a una persona de confianza a quien poder hablarle con libertad de los propios sentimientos. Tener a alguien que te comprenda, te escuche y te dé apoyo es crucial para ello y, así, se puede soltar todo lo que se lleva dentro.

Los cambios no se producen de la noche a la mañana, pero con tiempo y esfuerzo te puedes convertir en una persona más tranquila y comunicativa. En consecuencia, descubrirás que tu salud va mejorando.

Aprendiendo a comprender y dominar tus emociones y tus pensamientos tendrás un mayor control sobre tu propia vida y tu salud, sin dudas, te lo agradecerá.

Por supuesto, si sientes que una situación determinada se está tornando grave y que no puedes lidiar con ella tú solo, no dejes pasar la oportunidad de acudir a un profesional de la psicología, quien sabrá orientarte adecuadamente.

Para finalizar, ¿sientes que algunas de las emociones que experimentas te causan daño? ¿Por qué no buscar actividades que ayuden a lograr mayor serenidad y paz interior en lugar de reprimir las emociones? Se trata de que experimentes tú mismo los beneficios de un cambio en tu vida. No tienes nada que perder y, potencialmente, mucho que ganar.


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