Saber recibir, el arte de valorar lo que la vida nos trae
Cada relación es un mundo, un universo con sus propias reglas; ya sea para bien o para mal, todas tienen algo que aportarnos. Lo importante es saber recibir los aprendizajes que pueden ofrecernos y cuando sea posible, nutrirlas para que jueguen a nuestro favor.
Eso sí, para lograr lo anterior, tan importante es saber ofrecer como saber recibir, sobre todo si queremos disfrutar de las relaciones con los demás y de una existencia mucho más armoniosa.
Ahora bien, no se trata de ofrecer para esperar algo a cambio, sino más bien de que cuando llegue, aunque no lo hayamos provocado, sepamos valorarlo y aceptarlo con amor. Porque si bien dar es una muestra de generosidad, recibir también puede ser sinónimo de un espíritu noble.
Saber recibir es algo en lo que la mayoría de las veces no reparamos, a pesar de lo fundamental que resulta acoger con aprecio aquello que nos dan. Por esta razón, te invitamos a profundizar en este maravilloso arte a través de la comprensión, la apertura y el agradecimiento como llave.
Saber recibir es aceptar con amor lo que la vida nos trae, valorando cada detalle.
La comprensión como clave para saber recibir
En primer lugar, la comprensión es fundamental para recibir adecuadamente. Se trata de que percibamos lo que sucede en el acto de la recepción y de que seamos capaces de descubrir su sentido. Es decir, para qué o por qué nos llega una cosa u otra. Si es algo malo, esto puede ser un motivo para aprender y salir adelante; si es algo bueno, podemos asimilar que lo merecemos y reforzar así nuestra autoestima.
Muchas veces, nos ponemos una gran armadura que hace que resbale cada muestra de cariño que nos dan. En ocasiones, no nos creemos merecedores de esas demostraciones de afecto. De ahí que en este tipo de situaciones nos cueste recibir de forma libre, abierta y despreocupada.
De lo que no somos conscientes es de que cuando negamos esta posibilidad de recibir, estamos transmitiendo un mensaje equivocado: los demás podrían entender que no necesitamos sus ofrecimientos y que desmerecemos su esfuerzo.
Es importante que entendamos que la presencia de los demás es vital y que nos echen una mano a veces es algo valioso. En relación a esto, saber recibir también significa que aceptemos ayuda cuando la necesitamos.
Ahora bien, para alcanzar una comprensión plena del proceso de dar y recibir, debemos viajar a lo más profundo de nosotros mismos para explorarnos y conocernos. Al saber sobre nosotros, será más fácil entender por qué nos cuesta tanto recibir o por qué recibimos a veces con desdén.
Así, a través del autoconocimiento, podemos obtener mayor control sobre nuestros pensamientos, sentimientos y conductas, lo que nos ayudará a comenzar nuestro camino hacia el poderoso arte de saber recibir.
Apertura
Otra de las claves para saber recibir es la apertura. Consiste en mostrarse dispuesto, sin autoimposiciones, para acoger lo que la vida nos trae. Si no estamos abiertos, podemos no dar espacio a nada ni nadie, lo que implicaría cerrarse al mundo y no dar cabida a lo que los demás nos puedan dar o a lo que la vida pueda traernos.
No obstante, estar abiertos no significa aceptar todo; es más bien no cerrarnos de primera mano ante lo que viene, pero tener ciertos límites claros.
La apertura también consiste en dejar las lentes del pesimismo a un lado y permitirnos explorar nuevos caminos. Porque si somos más positivos y nos liberamos ante la vida, estaremos más preparados para saber recibir lo que viene sin hacernos daño durante el proceso.
Agradecimiento
El agradecimiento también es un factor importante para saber recibir. Se trata de reconocer con gratitud lo que la vida nos trae o lo que otros hacen por nosotros. Es una forma de reconocer que lo que llega nos enseña a superar los obstáculos o bien nos impulsa a celebrarlo.
Agradecer también quiere decir recibir con humildad, encontrar satisfacción en lo que poseemos y en lo que nos dan los demás. Para ello, tan solo nos basta echar un vistazo a nuestro alrededor: mientras que, a veces, creemos que no tenemos nada, en realidad contamos con muchas cosas. Lo que ocurre es que hemos dejado de valorarlas.
Por otro lado, aunque es más fácil dar gracias cuando todo bien, es fundamental no olvidar que también podemos agradecer cuando lo que sucede no van tan bien. Porque es en esas circunstancias, cuando podemos obtener un aprendizaje de las decisiones que hemos tomado.
Dejar el orgullo a un lado
Dejar el orgullo a un lado es otra de las claves para saber recibir. El orgullo nos aleja de esta facultad. Para impedir que lo haga, podemos empezar por reconocer que no somos el centro del mundo y que es normal que en determinados momentos necesitemos de los demás.
No somos todopoderosos, cometemos errores. Y al igual que nosotros, los demás también pueden hacerlo. Es normal sentirnos inconformes cuando alguien nos ha defraudado, pero podemos darles otra oportunidad, al igual que esperamos que nos la den a nosotros.
El orgullo es un mecanismo de defensa que nos aleja de los otros y que nace del miedo a reconocer nuestros errores. Además, ser orgullosos y buscar la perfección nos puede causar estrés. De hecho, un estudio de la Universidad Nacional Autónoma de México, muestra en un artículo que el estrés de este tipo es un importante factor de riesgo para la salud.
Por todo ello, podemos esforzarnos por agradecer desde el corazón e impedir así que el orgullo sea un obstáculo para agradecer. Porque si somos capaces de mostrar comprensión, percibiremos más fácilmente cuál es el sentido de lo que aparece en nuestras vidas. Así, aprenderemos a recibir mejor y nos dispondremos a ello.
Como vemos, saber recibir nos hace más humanos, porque reconocemos y valoramos el acto de dar por parte de los demás. Por lo tanto, es importante estar atentos a los detalles de las personas que nos rodean, pues observarlos con atención nos ayudará a valorar verdaderamente lo que poseemos y a recibir de la mejor forma aquello que viene.
El mundo está lleno de pequeñas alegrías, saberlas recibir es un gran arte.
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- Amador, P. (2009). Autocoaching, cómo conseguir lo mejor de uno mismo. Buenos Aires: Ed. Gran Aldea Editores.