¿Sabes con qué está relacionada la depresión grave?
La depresión grave se asocia con la inflamación del cerebro, según un nuevo estudio realizado por investigadores canadienses, que ha sido publicado en la revista Archives of General Psychiatry. Estos hallazgos tienen implicaciones importantes para el desarrollo de nuevos tratamientos para la depresión en el futuro.
Pero, ¿qué es la depresión grave? Es un tipo de depresión que parece no tener solución ni final. No es algo pasajero, no es un estado de tristeza y absoluta desolación que parezca que se pueda resolver de alguna manera. Nada funciona. Por eso, hoy vamos a descubrir qué ocurre en este tipo de depresión para que parezca que no hay salida alguna.
¿Qué es la inflamación?
La inflamación es la respuesta natural del sistema inmune a una infección o enfermedad. El cuerpo utiliza a menudo la inflamación para protegerse, por ejemplo, cuando hay una torcedura o una rotura. El mismo principio se aplica también al cerebro.
Sin embargo, el exceso de inflamación es inútil y puede ser perjudicial. Cada vez más, la evidencia sugiere que la inflamación puede provocar algunos de los síntomas de la depresión grave, como el bajo estado de ánimo, la pérdida de apetito y la dificultad para conciliar el sueño. Lo que el nuevo estudio se propuso investigar era si la inflamación es un controlador de la depresión, independiente de otra enfermedad física.
Para investigarlo, los profesionales utilizaron la tomografía por emisión de positrones (PET) para escanear los cerebros de 20 pacientes con depresión y de otros 20 participantes sanos que formaron el grupo de control.
En particular, el equipo midió estrechamente la activación de la microglia, que son células del sistema inmunológico que juegan un papel clave en la respuesta inflamatoria del cerebro.
Los escáneres PET mostraron una importante inflamación en el cerebro de las personas con depresión. La inflamación resultó ser más grave entre los participantes con la depresión más severa. Los cerebros de las personas que estaban experimentando depresión clínica mostraron un aumento inflamatorio del 30%.
Estudios anteriores
Estudios anteriores habían examinado los marcadores de inflamación en la sangre de las personas con depresión, en un intento por resolver si la inflamación es una consecuencia de la depresión o algo que contribuye a empeorarla.
En este sentido, en 2012, un estudio realizado por investigadores de Duke University Medical Center (California) encontró una asociación entre el número de episodios depresivos experimentados por los participantes en el estudio y el aumento de los niveles de un marcador de inflamación en la sangre llamada proteína C-reactiva (CRP).
Los investigadores llegaron a la conclusión de que era más probable que la depresión contribuyera a la inflamación en el cuerpo en lugar de que surja como consecuencia de una inflamación previa.
La importancia de la inflamación en el tratamiento de la depresión
Los expertos afirman que este descubrimiento proporciona la evidencia más convincente hasta la fecha de la inflamación del cerebro durante un episodio depresivo severo.
Según los investigadores, este descubrimiento tiene implicaciones importantes para el desarrollo de nuevos tratamientos para un grupo importante de personas que sufren de depresión. Proporciona un nuevo objetivo potencial para poder revertir la inflamación del cerebro o hacer que cumpla un papel más positivo en la recuperación para aliviar los síntomas.
La depresión grave afecta a un 4% de la población general. Sin embargo, más de la mitad de las personas con depresión severa no responden a los antidepresivos. Los profesionales del campo sugieren que los futuros estudios deberían investigar el posible impacto de los medicamentos anti-inflamatorios en los síntomas de depresión.
Los tratamientos actuales no se dirigen a reducir la inflamación y el tratamiento de la depresión con antiinflamatorios es una vía de investigación para el futuro.
La depresión grave es una enfermedad compleja en la que se necesita de la interacción de muchos factores para que se produzca. Ahora, y gracias a este tipo de estudios, podemos sumar una pieza más para acabar de construir el rompecabezas de la enfermedad.