¿Sabes qué es y cómo se trata el trastorno límite de personalidad?

¿Sabes qué es y cómo se trata el trastorno límite de personalidad?
Gema Sánchez Cuevas

Revisado y aprobado por la psicóloga Gema Sánchez Cuevas.

Escrito por Francisco Pérez

Última actualización: 22 junio, 2019

El Trastorno Límite de la Personalidad (TLP) incide en la forma de pensar, percibir y relacionarse de la persona que lo padece. La persona que presenta este trastorno tiene afectados estos rasgos de forma permanente e inflexible. Esto ocasiona desadaptación y conductas que se apartan de las normas sociales. La característica esencial del trastorno límite de la personalidad (TLP) o trastorno de la personalidad límite (TPL) es un patrón general de inestabilidad asociado a las relaciones interpersonales, la autoimagen y los afectos.

El TLP significa, en resumen, una persistente anomalía del funcionamiento social y personal, una peculiar forma de afrontar los problemas y las relaciones interpersonales. Habitualmente se inicia en la adolescencia o en el comienzo de la edad adulta y cuando se realiza el diagnóstico la mayoría de las personas tienen una edad comprendida entre los 19 y los 34 años.

Principales síntomas del trastorno de la personalidad límite

Por favor, no me abandones

Las personas con trastorno de la personalidad límite hacen esfuerzos frenéticos por evitar un abandono real o imaginado. La percepción de ser abandonados o rechazados puede dar lugar a profundos cambios en la autoimagen, el afecto, la cognición y el comportamiento.

Mujer triste con bloqueo emocional

Estos individuos son muy sensibles a las circunstancias ambientales. Experimentan un miedo inmenso al abandono e ira inapropiado. Esto es así incluso cuando la separación es real, pero de tiempo limitado o cuando se producen cambios inevitables en sus planes. Por ejemplo, pueden experimentar este miedo o ira cuando alguien importante para ellos llega con unos minutos de retraso o deben cancelar una cita.

Las personas con TPL pueden llegar a creer que este “abandono” implica que son “malos”. Los temores de abandono están relacionados con una intolerancia a la soledad y la necesidad de tener otras personas con ellos. Sus esfuerzos frenéticos para evitar el abandono pueden incluir actos impulsivos como la autolesión o comportamientos suicidas.

“Las personas con trastorno de la personalidad límite hacen esfuerzos frenéticos por evitar un abandono real o imaginado”

Ni contigo ni sin ti

Las personas con trastorno de la personalidad límite tienen un patrón de relaciones inestables e intensas. Pueden idealizar a los cuidadores o a sus amantes potenciales a la primera o segunda cita. También pueden exigir pasar mucho tiempo juntos y compartir los detalles más íntimos de una relación demasiado pronto.

Sin embargo, pueden pasar rápidamente de idealizar a devaluar a las personas. Pueden sentir que a la otra persona no le importa demasiado, no le da lo suficiente o no está para ella el tiempo necesario. Estas personas pueden comprender y cuidar a los demás, pero solo con la expectativa de que esa persona “esté ahí” para cubrir sus propias necesidades cuando se lo pida. Estos individuos son propensos a los cambios repentinos y dramáticos en su visión de los demás. Los demás pueden considerarse su mejor apoyo y también sus castigadores más castigadores crueles.

Estos cambios suelen reflejar la desilusión con un cuidador cuyas cualidades de crianza se han idealizado o cuyo rechazo o abandono se espera.

Mujer triste tras autolesionarse

Ahora sí, ahora no

Puede haber una alteración de la identidad, caracterizada por una autoimagen o sentido de sí mismo inestables, de una forma acusada y persistente. Cambian repentina y dramáticamente su autoimagen, sus metas, valores y aspiraciones profesionales.

Asimismo, puede haber modificaciones repentinas de las opiniones y proyectos acerca de la profesión, la identidad sexual, los valores y tipos de amigos. Estos individuos pueden variar repentinamente y asumir desde el papel de una persona necesitada que suplica ayuda, hasta el de una persona vengadora que se resarce por los malos tratos sufridos.

Por lo general, las personas con trastorno de la personalidad límite tienen una mala autoimagen o dañina. Sin embargo, a veces, tienen la sensación de que no existen en absoluto. Esto ocurre cuando sienten la falta de una relación significativa, de cuidados y de apoyo.

Además, las personas con un trastorno límite de personalidad suelen obtener un peor rendimiento en las situaciones no estructuradas, en el trabajo o en la escuela.

“Las personas con TPL cambian repentina y dramáticamente su autoimagen, sus metas, valores y aspiraciones profesionales”

Impulsividad y riesgo de suicidio

Las personas con trastorno de la personalidad límite exhiben impulsividad en al menos dos áreas que son potencialmente dañinas para sí mismos. Pueden jugar patológicamente, gastar dinero de manera irresponsable, darse atracones de comida, consumir sustancias de abuso, mantener relaciones sexuales sin protección o conducir de forma temeraria. Además, suelen presentar comportamientos, gestos o amenazas suicidas recurrentes, además de conductas autolesivas.

El suicidio consumado se produce en el 10% de estos individuos. También son habituales los actos de autolesión (cortes, quemaduras…) y las amenazas e intentos de suicidio. La tendencia suicida suele ser la razón para que estas personas pidan ayuda o lo haga alguien de su entorno.

Muchos autolesivos son una reacción ante la amenza percibida de separación o de rechazo. Durante estas experiencias puede aparecer la automutilación, que a menudo implica alivio porque reafirma su capacidad de sentir o de expiar el sentimiento de culpa por ser una persona mala o despreciable.

Experimentando intensos estados de ánimo

Las personas con trastorno de la personalidad límite demuestran una inestabilidad afectiva que es debida a que cuentan con una emocionalidad muy reactiva. Por ejemplo, sufren episodios de irritabilidad o ansiedad que suelen durar unas horas y rara vez más de unos días. Estos episodios pueden reflejar la reactividad extrema del individuo ante estresores interpersonales.

hombre que se tapa el rostro avergonzado por la cleptomanía

Sentimientos crónicos de vacío e ira

Estas personas también suelen quejarse de sentimientos crónicos de vacío y se aburren fácilmente, buscando algo que hacer constantemente. Además, expresan de manera inapropiada e intensa la ira y tienen gran dificultad para controlarla.

Suelen manifestarse de manera muy sarcástica, con resentimientos duraderos y explosiones verbales. La ira que sienten a menudo es provocada cuando perciben que un cuidador o amante es negligente, distante, indiferente o que tiene intención de abandonarles.

En el límte de la “locura”

Durante los períodos de estrés extremo puede aparecer ideación paranoide transitoria o síntomas disociativos (por ejemplo, despersonalización). Estos epiosidos ocurren con mayor frecuencia como respuesta a un abandono real o imaginario.

Los síntomas tienden a ser transitorios y duran minutos u horas. El retorno real de los cuidados de la persona significativa puede hacer que remitan los síntomas.

¿Cuál es la causa del trastorno de la personalidad límite?

Al igual que en otros trastornos, todavía no existe una identificación clara de los precipitantes o las causas que posibilitan el desarrollo de este tipo de personalidad. Se destaca la existencia de diferentes factores de riesgo que pueden predisponer a la persona. Estos factores pueden ser biológicos, psicosociales y genéticos.

Lo que sabemos es que, en cuanto al poder de la genética, el trastorno de la personalidad límite es aproximadamente cinco veces más frecuente entre los familiares biológicos de primer grado. También hay un mayor riesgo familiar de trastornos por consumo de sustancias, trastorno antisocial de la personalidad y trastornos depresivos o bipolares.

“Los factores de riesgo son de tipo biológico, psicosocial y genético”.

¿Cuál es el tratamiento del trastorno de la personalidad límite?

El tratamiento de este trastorno continúa siendo una asignatura difícil para los profesionales debido a su complejidad y modo de manifestarse. La inestabilidad de las personas que presentan este trastorno dificulta la adhesión al tratamiento y es frecuente el abandono del mismo.

El enfoque terapéutico que se propone en la actualidad responde a las siguientes pautas:

  • Tratamiento con psicofármacos.
  • Psicoterapia.
  • Intervención en crisis mediante hospitalización.
  • Abordaje desde la red de apoyos: familia y profesionales.
Dos caras de dos mujeres

Psicofármacos

La farmacoterapia debe ser vista como una intervención complementaria en el tratamiento del TPL. En ningún caso se debe tratar como sustitutivo del trabajo que se realiza entre la persona y su grupo social de apoyo.

En función del la sintomatología presente se prescribirán los fármacos más oportunos. Normalmente, están orientados a paliar los síntomas presentados dentro de la inestabilidad emocional y afectiva, impulsividad y descontrol conductual y dificultades cognitivas.

Psicoterapia

Las intervenciones psicoterapéuticas combinan diferentes modalidades: individuales y grupales. Las unidades específicas que en la actualidad existen se caracterizan por desarrollar programas muy estructurados, multidisciplinares e inclusivos.

Las técnicas cognitivo-conductuales, el entrenamiento en habilidades sociales y la psicoeducación han demostrado su eficacia en este sentido. Un tipo de terapia que está dando buenos resultados  es la Terapia Dialéctica Conductual, de Marsha Lineham.

Los resultados que se pretenden conseguir con la terapia son los siguientes:

  • Incrementar el nivel de habilidades adaptativas y capacidades funcionales (autocuidado personal, búsqueda de empleo, acceso a la comunidad, manejo en el hogar, establecer amistades…).
  • Reducir la impulsividad.
  • Aumentar la sensación de presencia consciente en el aquí y ahora.
  • En general, aumentar el bienestar físico y psicológico.

“La Terapia Dialéctico Conductual está demostrando su eficacia en el TPL”

Intervención en crisis mediante hospitalización

Los ingresos se dan en Unidades de Agudos y responden a intentos autolíticos, autolesiones, episodios psicóticos y depresivos, deterioro psicosocial y desbordamiento familiar. Suelen ser ingresos breves dirigidos a controlar los síntomas agudos o la situación de crisis (compensar en la medida de lo posible a la persona). Una vez controlado el episodio de crisis, la persona vuelve a casa bajo supervisión médica y con un tratamiento farmacológico.

Como hemos visto, el TPL es un trastorno complejo, pocas veces comprendido y de complicado tratamiento. Sin embargo, el sufrimiento de estos pacientes y de las personas de su entorno es tal que se hace imprescindible ahondar en la investigación e implementar tratamientos eficaces.

Bibliografía:

Mosquera, D. (2004). Diamantes en bruto (I), un acercamiento al trastorno límite de la personalidad: manual informativo para profesionales, pacientes y familiares. Pléyades.

Foret, M.  (2000). Mi hijo, personalidad borderline. Ediciones STJ.

American Psychiatric Association (2014). DSM-5. Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales. Editorial Médica Panamericana.


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