4 señales que indican problemas de gestión emocional
El mundo emocional de los seres humanos es profundo, complejo y fascinante, pero también, en ocasiones, difícil de manejar. Un gran porcentaje de personas experimentan problemas de gestión emocional, viendo afectadas sus relaciones con los otros y su propio bienestar personal. Y es que no siempre somos capaces de transmitir lo que sentimos de un modo adecuado.
Como seres sociales, las personas necesitamos reciprocidad en nuestras interacciones. Es decir, esperamos que al sonreír nos sonrían de vuelta, o que los otros muestren compasión ante nuestro llanto. Cuando recibimos respuestas inapropiadas podemos sentirnos heridos, ofendidos y rechazados. Sin embargo, esa misma persona que no supo reaccionar también sufre las consecuencias, ya que en muchas ocasiones su verdadero sentir no se parece en nada a lo que ha terminado transmitiendo.
Identificar las señales de una mala gestión emocional cuando las vemos en otros es fundamental. Esto nos ayuda a no tomarnos sus reacciones de una forma personal y, sobre todo, a distinguirlas de la simple maldad o falta de empatía. Pero, ante todo, hemos de ser capaces de reconocer nuestras propias dificultades para no herirnos o herir a otros por ellas. Así, a continuación te mostramos algunas de las circunstancias más comunes que ponen de relieve esta problemática.
¿Cómo se manifiestan los problemas de gestión emocional?
Menospreciar las muestras de cariño
Existen muchas personas que muestran una reacción inapropiada cuando reciben regalos, favores o cuidados por parte de otras. Lo esperable en estos casos es responder con emoción, gratitud y afecto; sin embargo, hay quienes parecen menospreciar estos gestos.
Por ejemplo, al recibir un regalo, pueden responder: “¿y yo para qué quiero esto?” o “¿para qué me compras esta tontería?”. O, si un ser querido le prepara comida y se la lleva a casa mientras está enfermo, reaccionar con un: “no sé para qué me lo traes, ya tenía la cena preparada”.
Estas expresiones tan aparentemente desagradables, frías e ingratas suelen herir a quienes trataron de tener un detalle afectuoso. No obstante, lo más paradójico es que con frecuencia la persona sí siente gratitud, sí aprecia los cuidados y los presentes, pero no sabe cómo gestionar esas emociones; y, por tanto, se expresa de un modo inadecuado.
Restar valor a las noticias positivas
Una situación similar a la anterior ocurre cuando, al recibir una noticia positiva, la persona no expresa felicidad, ilusión o entusiasmo. Por ejemplo, si un hijo le cuenta, feliz, que ha sacado un notable, puede argüir al instante: “ya podrías haber sacado un sobresaliente”. Esta respuesta da pie a pensar que es una persona sumamente exigente o que realmente esperaba más de su vástago.
Pero, ¿qué ocurre si realmente siente alegría y orgullo y es incapaz de expresarlo? En este caso existe un grave problema de gestión emocional que daña a todos los involucrados y al vínculo afectivo entre ellos.
Reaccionar con frialdad y distancia ante eventos negativos
Los problemas de gestión emocional no se manifiestan solo por reacciones inapropiadas ante eventos positivos. Cuando ocurren situaciones complicadas, negativas o emocionalmente duras, estas dificultades son aún más visibles. Y es que, quienes no comprenden sus emociones ni han aprendido a relacionarse con ellas saludablemente, pueden mostrar una reacción fría, evitativa y distante cuando en su interior están experimentando un profundo dolor.
Por ejemplo, si un amigo ha perdido a su cónyuge, la reacción esperable sería estar presente, ofrecer consuelo y apoyo. Sin embargo, es posible que la persona ni siquiera llame a su amigo, dando así la impresión de indiferencia y egoísmo. No obstante, puede que esté devastada y no es hasta que alguien le recalca la importancia de llamar que lo hace.
No corresponder a las muestras físicas de afecto
Este es uno de los problemas más comunes de quienes no han logrado una buena gestión emocional. Cuando sus parejas o familiares los abrazan o besan, estas personas permanecen quietas, rígidas y aparentemente incómodas.
Sin embargo, al preguntarles, afirman abiertamente que esas muestran de amor no les desagradan; al contrario, les reconfortan y les resultan deseables. Pero, por algún motivo, no logran corresponderlas o reaccionar de forma adecuada.
La importancia de identificar los problemas de gestión emocional
¿Reconoces a alguien de tu entorno en las situaciones anteriores? ¿Sientes que tú mismo encajas en algunas? Los problemas de gestión emocional son más comunes de lo que pensamos; y, desafortunadamente, suelen ser poco comprendidos y malinterpretados. Y es que, a ojos de los allegados, estas personas suelen resultar maleducadas e hirientes, aunque esta no sea en absoluto su intención.
Si alguien cercano a ti presenta estos comportamientos trata de comprender de dónde provienen, pregúntate si son motivadas por un interés malvado o solo reflejan una incapacidad para gestionar sus emociones. Y, en cualquier caso, expresa cómo te hacen sentir y qué tipo de reacciones esperarías en su lugar. Este tipo de diálogo asertivo motiva muchas veces un cambio, en mayor grado que los reproches y el rencor.
Si, por el contrario, eres tú quien presenta estas dificultades, es importante que realices un trabajo personal al respecto. Trata de acercarte a tus propias emociones, permítete sentirlas, comprenderlas y reflexionar sobre ellas. Esta claridad facilita mucho la gestión emocional. Pero, si esto no es suficiente, recuerda que existen profesionales capaces de acompañarte en este proceso de cambio que te beneficiará tanto a ti como a los tuyos.
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