El síndrome de estrés postromántico, ¿qué es?
El síndrome de estrés postromántico es esa situación, más o menos crítica, por la que atraviesa una pareja cuando termina la fase romántica de su relación. El término es más bien coloquial, ya que esta condición no figura en ningún listado de trastornos. Sin embargo, sí está en la base de muchas rupturas que quizás no debieron suceder.
La primera persona en hablar acerca del síndrome de estrés post-romántico fue el psicólogo John Bradshaw, en su libro Post-Romantic Stress Disorder: What to Do When the Honeymoon Is Over. Allí señala cómo esas oleadas químicas que vienen con el amor romántico pueden terminar luego en tempestades innecesarias.
En realidad, fue el psicólogo Robert Sternberg quien habló de las diferentes fases por las que pasa una pareja enamorada. En su teoría señaló que hay un punto en el que termina el enamoramiento y comienza el llamado “amor compañero”, que es más sosegado y estable. Luego, ese tránsito fue denominado síndrome de estrés postromántico por Bradshaw, en razón a las grandes dificultades que suele ocasionar.
“Lo importante es trabajar por recuperar la intimidad perdida, y esto no empieza por el sexo, sino por las caricias, los abrazos y, en general, el cariño”.
-Miguel Ayuso-
El enamoramiento
Cuando dos personas se enamoran, aparece una verdadera revolución, tanto en sus hormonas como en sus emociones y pensamientos. En realidad, es un estado muy próximo a la enajenación y se experimenta como extremadamente agradable. De pronto, es como si todo cobrara sentido y produjera satisfacción y entusiasmo.
Se trata, por así decirlo, de una locura fantástica. Ese estado da lugar a ideas sin mucha base, como que la otra persona encaja a la perfección con uno; o que basta mirarse para comprenderse. También es usual que surja la idea de que “por fin” apareció el amor definitivo y que este jamás terminará.
La química del cerebro cambia de manera notable y aparece un deseo intenso de estar con esa persona amada todo el tiempo. De hacer el amor a cada rato. También de cuidar el vínculo, ofrecer mimos y recibirlos con el mayor agrado. Ese estado maravilloso suele durar entre 12 y 18 meses en el mejor de los casos. Lo que sigue es una suerte de “recuperación” en la que se sale de esa espléndida locura.
El síndrome de estrés postromántico
En aproximadamente un año, o año y medio, la química del cerebro comienza a volver a la normalidad. Así mismo, lo que antes era extraordinario empieza a volverse “normal”. Se trata de un proceso evolutivo y positivo, ya que el ser humano no podría permanecer en ese estado que, de algún modo, lo inutiliza para muchas otras funciones.
Además, si una pareja continuara así, difícilmente podrían crear un lugar emocional para la presencia de los hijos. Total, se pasa a una nueva etapa y esto puede causar un profundo desconcierto en algunas personas, e incluso una gran frustración. A eso se le llama síndrome de estrés postromántico.
Es habitual que las parejas lo sientan como algo que, de repente, no funciona. Suelen equiparar esos cambios con un deterioro de la relación, cuando no es así. En algunos, esto causa miedo o incluso desesperación. Hace poco se tenía el cielo en las manos, y ahora todo resulta tan ordinario…
No son pocas las parejas que deciden romper en ese momento. Otras persisten en la relación con cierto aire de resignación. No tendría por qué ser así. La desilusión no tiene que ver con el otro, ni con uno mismo, sino con un proceso que es perfectamente natural. Es muy importante saber esto para no arruinar relaciones que son valiosas, pero ya quemaron una etapa maravillosa y ahora han entrado en el terreno del síndrome de estrés postromántico.
¿Cómo abordarlo?
Lo más importante es ser consciente de que esa desilusión no es un hecho negativo, sino completamente normal. Las cosas no van a volver a ser como antes, pero eso no significa que se han desvalorizado. Es tiempo de comenzar una nueva etapa en la que el otro ya no es un príncipe azul o una princesa encantada, sino otro ser humano con el que compartir la vida podría ser una gran idea.
Llegados al síndrome de estrés postromántico, lo más aconsejable es lo siguiente:
- Aceptar la reducción de las manifestaciones pasionales.
- No atacar a la pareja por no haber estado “a la altura” de nuestras fantasías.
- Evitar las conductas defensivas.
- No distanciarse del otro.
- Cultivar el diálogo y la expresión plena.
- Aprender a discutir las diferencias.
- Evitar la indiferencia.
- No descuidar el sexo, aunque ya no sea tan exultante.
- Cuidar la intimidad y nutrir la complicidad.
El síndrome de estrés postromántico afecta de manera más intensa a las personas que son muy dependientes o inseguras. Pasar a la siguiente fase exige madurez y realismo. Quienes lo logran van a encontrar una nueva perspectiva del amor, más tranquila, más profunda y más gratificante.
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