Síntomas del estrés crónico
Desgaste mental, agotamiento emocional, insomnio, pérdida de la motivación… Los síntomas del estrés crónico pueden variar un poco entre unas personas y otras, pero por lo general trazan un estado físico y mental de elevada indefensión y agotamiento. Así, un ejemplo de este tipo de realidades lo vemos a menudo en quien lleva años sometido a un entorno laboral de elevada presión y sobrecarga.
Podríamos decir que entre los diferentes tipos de estrés, este es el más complejo y también el más peligroso. Su impacto en la salud es evidente, hasta el punto de que a día de hoy puede ser el desencadenante de muchas enfermedades cardiovasculares. Hipertensión, taquicardias, desórdenes digestivos, alteraciones en la alimentación, mal descanso nocturno…
Los efectos del estrés mantenido en el tiempo que no manejamos y nos sobrepasan tienen un coste elevado. Sin embargo, cuando vamos al médico es muy difícil que nos diga aquello de “eso que le pasa a usted tiene como origen el estrés”. No es fácil. No es sencillo porque casi siempre nos focalizamos en exclusiva en los síntomas sin comprender el auténtico desencadenante que erosiona, poco a poco, la salud física y mental.
Es decisivo, por tanto, atajar cuanto antes estas realidades. El estrés cotidiano que no se maneja y se deja pasar crece como un ovillo que termina convirtiéndose en un nudo que quita el aire, la calma y el bienestar. Debemos estar atentos a la sintomatología que trae consigo. La analizamos.
¿Cuáles son los síntomas del estrés crónico?
El estrés crónico surge como resultado de la exposición a una serie de situaciones que nos superan, que vemos como amenazantes y que no sabemos cómo afrontar. Así, hechos como vivir en un entorno familiar definido por la comunicación violenta y el maltrato sería un ejemplo. También todas las situaciones que se derivan del burnout o síndrome del trabajador quemado.
En esas experiencias hay un hecho común: tenemos una dimensión emocional intensa y amenazante que se acompaña de una serie de cambios bioquímicos y fisiológicos. El organismo empieza a liberar hormonas del estrés casi de manera constante y esto contribuye a una alteración de muchos de nuestros procesos internos. Es entonces cuando empezamos a experimentar todo un caleidoscopio de síntomas. Los analizamos.
Síntomas emocionales y cognitivos
El estrés crónico tiene como metafórica característica situarnos frente a un acantilado. La sensación es casi la misma: percibir que estamos al límite y que ante nosotros solo hay un abismo. Bien es cierto que hay personas que manejarán mejor estas situaciones en vista de sus habilidades de afrontamiento o predisposición genética. No obstante, es común experimentar por término medio estos síntomas:
- Ansiedad, angustia, irritabilidad, mal humor…
- Sensación de indefensión, de que por mucho que nos esforcemos en algo nada va a cambiar.
- Confusión, sentimiento de que en nuestro interior hay un caos que no podemos controlar.
- Incapacidad de disfrutar de las cosas como antes.
- Cambios de humor constantes, podemos pasar de la tristeza a un bienestar momentáneo, para después sentir pánico y la sensación de que todo va a ir a peor.
- Problemas de concentración.
- Fallos de memoria.
- Problemas para tomar decisiones.
- Pensamientos desorganizados, ideas súbitas sin lógica ni finalidad.
- Sensación de no tener el control sobre nada.
- Sensación de soledad, de no poder contar con nadie ante lo que estamos experimentando.
- La autoestima va perdiendo su fortaleza, debilitándose poco a poco.
Por otro lado, estudios como los realizados en la Universidad Nicolaus Copernicus (Polonia) nos indican que también pueden parecer pensamientos suicidas. Algo importante que tener en cuenta.
Síntomas conductuales
Uno de los principales síntomas del estrés crónico es la baja motivación, la incapacidad de realizar las tareas y las obligaciones con el mismo ánimo de antes.
La persona puede ir al trabajo, pero es común que acabe pidiendo bajas constantes debido a los problemas de salud. Por otro lado, también es habitual que deje de socializar, que opte por llevar a cabo las mínimas tareas y actividades.
Por otro lado, en muchos casos, el estrés crónico y el malestar constante puede abocar a muchos hacia conductas desadaptativas y adictivas. El consumo de alcohol excesivo, por ejemplo, puede aparecer en estos contextos.
Síntomas del estrés crónico: efectos sobre la salud
Una de las consecuencias más comunes del estrés crónico es su impacto sobre la salud cardiovascular. Disponemos de investigaciones como las de la University College London en las que se evidencia, por ejemplo, la relación entre las enfermedades de corazón y el cortisol elevado como causa del estrés crónico.
Es más, esta hormona esteroidea se secreta también en el cabello, lo que puede servirnos como biomarcador y conocer así, el riesgo de sufrir, por ejemplo, un accidente cardiovascular.
Conozcamos, por tanto, qué más síntomas puede tener el estrés crónico sobre la salud:
- Podemos padecer hipertensión.
- Diabetes.
- En muchos casos, el estrés mantenido en el tiempo puede derivar en obesidad.
- El sistema inmunitario también se debilita con el estrés crónico, lo que hace que suframos más infecciones.
- Podemos desarrollar enfermedades autoinmunitarias.
- Aparecen problemas de piel, caída del cabello…
- El insomnio es un factor común.
- Por otro lado, también son habituales las alteraciones digestivas e intestinales: acidez de estómago, diarreas, estreñimiento, etc.
- Es común padecer cefaleas, mareos, dolores musculares…
Para concluir, solo cabe señalar algo importante. Los síntomas de estrés crónico nos pueden llevar a una situación personal muy debilitante.
Disponemos de estrategias terapéuticas y enfoques muy válidos para mejorar esta condición, para dotar a la persona de adecuadas estrategias con las que lograr una buena calidad de vida. No dudemos en solicitar ayuda experta.
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