Síntomas del TDAH según las etapas de la vida
El trastorno por déficit de atención o/e hiperactividad —TDAH— sigue inspirando posturas encontradas, sobre todo en lo concerniente a su diagnóstico. De hecho, los síntomas del TDAH no son siempre reconocidos como síntomas de un trastorno.
Hay quien piensa que todos los niños con hiperactividad se mueven mucho o quienes creen que las personas con TDAH tienen una dificultad mayor para mantener la atención. Otros, de forma tajante, niegan la existencia de dicho trastorno.
No obstante, tal y como fue definido por Barkley en 1982, el TDHA puede ser acotado y explicado:
Es una alteración del desarrollo de la atención, la impulsividad y la conducta que se inicia en los primeros años del desarrollo es significativamente crónica y permanente y que no se puede atribuir a otras alteraciones neurológicas o emocionales.
Principales manifestaciones del TDAH
El TDAH, en general, suele manifestarse a través de hiperactividad, de déficit de atención y de impulsividad, dependiendo del diagnóstico:
- Hiperactividad: existe un exceso de actividad respecto a la edad de la persona y las exigencias del entorno.
- Déficit de atención: existen problemas para centrar la atención en diferentes estímulos durante un determinado período de tiempo.
- Impulsividad: hay un escaso control de estímulos.
No son las únicas manifestaciones que podemos encontrar en personas con TDAH, aunque sí son las más características. Entre otras, en el TDAH suele existir dificultad para obtener respuestas diferidas estimuladas por los refuerzos a largo plazo.
Desde el punto de vista social, las personas con TDAH pueden encontrar problemas en la interacción social derivado de un pobre autocontrol. Además, también pueden tener desajustes emocionales y dificultades en el aprendizaje por la misma causa.
El TDAH según las etapas de la vida
El TDAH puede ser diagnosticado en cualquier etapa de la vida. Por ello, y como en todos los trastornos que pueden aparecer tanto en etapas infantiles como en la vida adulta, los síntomas del TDAH parecen a veces una maraña de cables que no somos capaz de separar. Por ello, se presentan a continuación los síntomas que podemos observar en las personas con TDAH, pero no de manera genérica, sino en las diferentes etapas de la vida.
Este, como cualquier otro trastorno, se expresa de manera distinta dependiendo de si somos niños, adolescentes o adultos. La presentación de estos síntomas tiene como objetivo clarificar el diagnóstico de un trastorno que en muchos contextos se sobrediagnostica y en otros es ignorado, menospreciando el alcance de sus síntomas.
El temperamento difícil en bebés
Al contrario de lo que mucha gente piensa, los síntomas del TDAH se pueden observar también durante los primeros años de vida de la persona. Encontramos, entre sus síntomas:
- Temperamento difícil.
- Dificultades para comer y para conciliar el sueño.
- Problemas de adaptación en situaciones nuevas.
- Activación excesiva: se pueden observar sus niveles de sobreactivación en, por ejemplo, las reacciones desproporcionadas a los estímulos ambientales. Estos estímulos pueden ser desde la cara de un adulto hasta un perro.
- Pobre coordinación motriz escasa.
- Dificultades en el desarrollo del lenguaje comparándolas con las presentes en su grupo de referencia.
La falta de cooperación de los infantes
Durante la etapa de educación infantil, los síntomas del TDAH comienzan a expresarse de manera más explícita. Entre ellos, los más notables son:
- Actividad e inquietud muy altas.
- Dificultad para seguir rutinas por el escaso nivel de estimulación que producen.
- No les gustan las actividades en grupo. Pueden tener dificultades para comprender las normas o para seguirlas. Suelen disfrutar más de aquellas en las que la activación es alta y no tienen turnos de espera.
El rendimiento académico del niño
Se puede decir que el TDAH llega al epítome de su expresión en la etapa escolar. Los niños empiezan a tener que permanecer más horas sentados y a seguir normas que limitan más su comportamiento. Los chicos de su edad empiezan a ganar mucho autocontrol, una progresión en la que ellos son más lentos. De esta manera, podemos apreciar una mayor impulsividad o conductas menos sensibles al contexto social que las que existen en su grupo normativo.
Quizás los síntomas anteriormente mencionados no hayan dado pie a que un cuidador piense que un niño tiene TDAH. No obstante, cuando estos síntomas interfieren con el rendimiento académico del niño, el foco de atención en ellos se incrementa. Destacamos, entre otros:
- Problemas de atención, y por ello, una penalización en el rendimiento académico.
- Incapacidad para hacerse cargo de las exigencias que plantea el aprendizaje, tanto en el colegio como en casa.
- Dificultad para seguir las normas —parecida a la dificultad ya señalada pare seguir rutinas—.
- Dificultad para aprender de los errores: los niños con TDAH pueden ser personas que sí tropiezan con la misma pierda, porque les cuesta aprender de su propia experiencia. De igual manera, tampoco saben ponderar las consecuencias de sus acciones.
- Pobre integración social. Autoestima frágil condicionada por las dificultades en este contexto.
La baja autoestima del adolescente
Respecto a los adolescentes, se encuentran problemas de baja autoestima y sintomatología depresiva. Aunque son adolescentes, y por lo tanto con una autoestima especialmente sensible a lo que sucede en su entorno, en el caso de los chicos con TDAH este fenómeno es clínicamente mayor que en los adolescentes de su grupo de referencia.
Tienen, además, problemas de funcionamiento adaptativo, pues no son funcionales ni en su faceta social ni en la emocional. Los problemas de comportamiento siguen apareciendo, así como las dificultades de autocontrol y las escolares.
La desorganización del adulto
El adulto con TDAH sigue manteniendo la sensación de inquietud. En el caso del adulto, los síntomas mencionados anteriormente cambian en tanto que son personas ya insertas en la vida de la mayoría de edad, que pueden considerarse “libres” para actuar como quieran. Antes, muchos de ellos vivían en un entorno escolar que proveía en función de sus necesidades, pero al salir al mundo esto no tiene por qué ser así. Los síntomas de TDAH más comunes en adultos son:
- Mejoría en la atención.
- Escasa memoria a corto plazo.
- Como ocurría en las anteriores etapas, los adultos con TDAH no se llevan demasiado bien con los momentos de espera.
- Dificultades en el control de impulsos. En la etapa adulta, la falta de autocontrol puede generar problemas muy serios, incluso a nivel penal.
- Desorganización general, tanto en horarios, como en rutinas, como en tareas domésticas.
Además, son adultos que, debido las dificultades anteriormente planteadas -especialmente en lo referido al autocontrol-, pueden llegar a tener problemas con la ley o de abuso de sustancias.
Como podemos observar, el TDAH, de acuerdo con el nivel de responsabilidades y desarrollo de cada etapa, se expresa de forma diferente dependiendo de la persona y del momento en el que las demandas del entorno comiencen a incrementarse. Por ello, y para evitar diagnósticos mal elaborados, es relevante conocer de qué forma puede expresarse un trastorno sobre el que todavía hay abiertas muchas líneas de debate.