Síntomas físicos del estrés: 9 señales que debes atender

Cefaleas, rechinar los dientes por la noche, dolor de estómago... Los síntomas físicos del estrés pueden ser muy molestos, pero cuando esta condición se vuelve crónica la salud puede verse seriamente afectada. 
Síntomas físicos del estrés: 9 señales que debes atender
Valeria Sabater

Escrito y verificado por la psicóloga Valeria Sabater.

Última actualización: 03 mayo, 2021

Los síntomas físicos del estrés alteran por completo la calidad de vida. Lo llamativo es que todos nosotros estamos preparados para actuar, responder y manejar el estrés, sin embargo, el problema llega cuando se cronifica. El estrés experimentado en pequeñas dosis puede resultar hasta beneficioso, pero cuando supera nuestros recursos todo se desborda: mente, cuerpo y la vida misma.

La verdad es que a todos nos encantaría desarrollar una respuesta más óptima frente al estrés. Manejarlo de manera rápida y efectiva. Sin embargo, lograr tal artesanía no es nada fácil. Somos, al fin y al cabo, esa sociedad agotada, siempre preocupada y que apenas tiene tiempo de atenderse a sí misma.

El coste de no cuidar un poco mejor el bienestar mental revierte en la salud física, en especial cuando llevamos meses arrastrando una condición de estrés crónico. Sistema respiratorio, musculoesquelético, cardiovascular, digestivo… Todo el organismo puede verse afectado.

Mujer que sufre los síntomas del estrés

Síntomas físicos del estrés que debes conocer

Hay quien evidencia una mayor reactividad al estrés, es decir, su patrón de respuesta ante las dificultades cotidianas es más sensible. A veces, el simple hecho de haber sufrido algún trauma en el pasado eleva esa activación psicofisiológica ante cualquier presión, amenaza real o imaginada, preocupación o problema común.

Rumiación, angustia, ansiedad anticipatoria, inquietud… La mayoría sabemos cuándo nos sentimos estresados y cómo ese estado altera nuestra capacidad para concentrarnos, tomar decisiones, trabajar o estudiar. Sin embargo, en lo que se refiere a los síntomas físicos del estrés es muy común confundirlos con otras alteraciones.

Uno puede acudir al médico preocupado por sus mareos, por cierta dificultad para respirar. Sin embargo, tras estas características puede estar en muchos casos ese estrés que tiende a acelerar el corazón, que reduce el nivel de dióxido de carbono en la sangre y que deriva a veces en la clásica hiperventilación.

Así, es necesario entender que a veces, esta condición psicológica puede estar detrás de múltiples alteraciones físicas. Las analizamos.

1. Dolor de mandíbula: el síndrome de tensión temporo-mandibular

¿Has tenido una época en que la mandíbula te dolía y no sabías por qué? El síndrome de tensión temporo-mandibular es efecto directo del estrés y cursa con dolor de mandíbula, dientes y de oído. Te molesta hablar, comer y hasta bostezar.

En un estudio realizado en la Universidad do Estado (Brasil) nos explican que este trastorno es muy común en los universitarios. Contextos de presión, angustia cotidiana debido a los estudios, por ejemplo, hacen que muchos jóvenes acudan al dentista en busca de algún tratamiento.

2. Alteraciones digestivas: diarrea, estreñimiento, náuseas

Estrés, intestino, emociones… El vínculo entre todos estas dimensiones es tan estrecho que es imposible entender el sistema digestivo sin esa conexión directa con el cerebro. Así, cuando el sistema nervioso simpático detecta una amenaza o un peligro lo primero que hace es ralentizar tareas como la digestión.

Además, tiende a priorizar la circulación hacia los músculos, lo cual deja con un menor aporte de oxígeno y nutrientes a nuestro estómago e intestinos. Las alteraciones intestinales son algo común.

3. Taquicardias, el corazón desbocado

La presencia de hormonas como el cortisol o la adrenalina tienen un gran impacto sobre el sistema cardiovascular. Las taquicardias y las arritmias son efectos comunes de las situaciones de estrés.

4. Mayor número de infecciones (gripes, resfriados..)

La Universidad de Missouri-Kansas en colaboración con la de Baqiyatallah realizó un estudio sobre los síntomas físicos del estrés. En él se demostró cómo esta condición afecta a la función del sistema inmunitario, llegando a alterar incluso tareas del sistema neuroendocrino.

Esto tiene como consecuencia que, en caso de padecer estrés crónico, tengamos un riesgo mayor de desarrollar más infecciones o que nuestros procesos de convalecencia sean más largos a la hora de recuperarnos de una enfermedad.

5. Dolores musculoesqueléticos: ¡contracturas!

Sí, las contracturas por estrés son una realidad y algo habitual como efecto de la sobrecarga del trabajo. Dolor en el cuello o las cervicales, calambres, tensión en la espalda y los hombros… Todo esto son realidades muy comunes y uno de los síntomas físicos del estrés más recurrentes.

6. Boca seca, no tengo saliva para tragar

A muchos les será conocida esta sensación, la de sentir que cuesta tragar saliva, que la boca está más seca de lo normal. Este fenómeno se llama xerostomía y aparece como respuesta al estrés y también como efecto de algunos medicamentos. Algo así puede hacer que cueste incluso ingerir alimentos.

7. Problemas para dormir

Otro de los síntomas físicos del estrés se relaciona con el descanso nocturno. Cuesta conciliar el sueño, no importa lo agotados que estemos, es imposible cerrar los ojos y descansar.

Los despertares durante la noche son frecuentes y es común además levantarse aún más cansados.

hombre con cabeza sufriendo los Síntomas físicos del estrés

8. Síntomas físicos del estrés: el agotamiento

El agotamiento es una constante entre quienes padecen estrés crónico. Cualquier tarea se realiza sin ganas, los fines de semana no sirven para recuperar fuerzas y es común acudir al médico en busca del origen de ese estado. No siempre es fácil admitir que ese estado mental nos está mermando la salud

9. Alteraciones en la menstruación

Este dato también es muy frecuente.  Cuando una mujer experimenta altos niveles de estrés es común que sufra alteraciones en sus ciclos menstruales: se vuelven irregulares, pueden ser más dolorosos y a veces es frecuente sufrir retrasos de varios días e incluso de semanas.

Para concluir, es importante señalar que cada persona evidencia una sintomatología propia asociada al estrés. Sin embargo, cuando estos estados se alargan en el tiempo, es conveniente buscar ayuda profesional. Nuestro bienestar lo merece.


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  • Viviane Gontijo Augusto , Keity Cristina Bueno Perina (2016) Disfunción temporomandibular, estrés y trastornos mentales. 2016 noviembre-diciembre; Actas ortopédicas. 24 (6): 330–333. doi:  10.1590 / 1413-785220162406162873

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