Soy el dueño de mi destino, soy el capitán de mi alma
“Más allá de la noche que me cubre negra como el abismo insondable, doy gracias a los dioses que pudieran existir por mi alma invicta. – En las azarosas garras de las circunstancias nunca me he lamentado ni he pestañeado. – Sometido a los golpes del destino mi cabeza está ensangrentada, pero erguida. – Más allá de este lugar de cólera y lágrimas donde yace el Horror de la Sombra, la amenaza de los años me encuentra, y me encontrará, sin miedo. – No importa cuán estrecho sea el portal, cuan cargada de castigos la sentencia, soy el amo de mi destino: soy el capitán de mi alma”. William Ernest Henley: Invictus. Las dificultades y conflictos de la vida, son para todos los seres humanos prácticamente similares.
La enfermedad, la muerte, la vejez, las perdidas, el dinero, los reveses, los desastres y accidentes, presentan los mismos problemas a todas las personas por igual. Muchas de ellas, consiguen escapar del desánimo y el abatimiento que los inmoviliza y de la amargura al enfrentarse a complicadas situaciones, mientras muchas otras se desploman, se dan por abatidas y se colapsan. Los humanos más inteligentes y mas difíciles de encontrar, son aquellos que no miden la felicidad por la ausencia de problemas.
En cualquier momento difícil de la vida, debemos de confiar en nuestra capacidad emocional para hacernos cargo de nosotros mismos y escoger radicalmente, nuestra manera de sentir ante la ira, el miedo, el dolor, el odio, etc. Elegir en definitiva la actitud personal que debemos adoptar ante el destino. La vida puede que no sea un camino de rosas, pero mientras seamos fieles a nuestra libertad interior, seremos NOSOTROS EXCLUSIVAMENTE, los dueños y responsables de modificar el dolor que generen las espinas. De nuestra elección dependerá SIEMPRE, salir airosos o esperar derrotados.