Soy incapaz de expresar mi enfado
¿Eres de las personas a las que les cuesta mostrar que están enfadados o enfadadas? Si tu respuesta es “yo nunca me enfado”, esto es poco creíble. Como psicóloga veo cada día personas que sí se enfadan, pero que no pueden expresarlo, personas que incluso se esfuerzan en autoengañarse y creer que no están enfadados/as cuando sí lo están. Diferentes estudios demuestran que el enfado tiene componentes culturales, pero es un sentimiento normal y forma parte de aprender a crecer emocionalmente.
En este sentido, tendrás enfados y lo importante es qué haces con ellos. Por ejemplo, saber expresar tu enfado es algo necesario para un buena salud emocional, digamos que es necesario para “estar bien” psicológicamente hablando. Por ello, en este artículo abordaremos las razones por las que las personas son incapaces de expresar su enfado y nos centraremos también en las posibles consecuencias de no demostrar tu malestar o tu rabia.
Así pues, pasaremos a ver las frases que he escuchado con frecuencia en consulta y te explico qué he encontrado detrás de ellas en cada una de estas situaciones. Este pude ser un buen punto de partida para identificar por qué no podemos de expresar el enfado y qué se puede hacer para superar esta barrera.
¿Cuáles son las razones para que no puedas expresar tu enfado?
“No puedo expresar mi enfado porque no sé cómo hacerlo”
Si eres de los que dicen “no puedo expresar mi enfado”, la razón principal puede ser que no eres asertivo/a. Esta falta puede ser una manifestación de:
- No tienes capacidad para decir lo que piensas cuando esto que piensas va “contracorriente”.
- Te sientes incapaz de hacerlo sin perder los nervios.
- Temes quedarte paralizado a la hora de comunicarte.
Reseñar que solo sobre asertividad podemos encontrar varios libros que se dedican a hablar de ella; sin embargo, la mayoría de ellos se quedan en la teoría. Pues bien, entrando en el ámbito práctico, para poder expresar tu enfado es necesario que tengas claro: qué quieres decir, qué sientes y cómo tienes que decirlo.
La preparación a la hora de expresar tu enfado es la clave para el éxito. Imagina que tu enfado está fuera de ti, realiza un ejercicio de externalización y objetivación del miedo o de la ansiedad. Pregúntate: ¿para qué sirve mi enfado?, en la mayoría de los casos las respuestas girarán en torno a la inseguridad, las dudas sobre uno mismo y el no afrontar la situación y dejar pasar la oportunidad de crecer.
“No puedo expresar mi enfado porque en realidad sé que no tengo motivos para sentirme así”
La primera pregunta que tienes que hacerte es “¿qué me está diciendo mi enfado?”. Es muy importante llegar a la razón última del enfado. Si lo haces por motivos de egoísmo o “sin razones”, simplemente porque las cosas no salen como tú quieres, es normal que te cuesta demostrarlo.
Ya que, en el fondo sabes que no tienes motivos para sacar fuera ese enfado y por tanto, evitas hacerlo. No expresar tu enfado en estas circunstancias es un mecanismo de protección, te protege de quedar en ridículo y de arrepentirte luego de lo que hayas dicho o hecho.
De este modo, es fundamental que cuando te enfades seas capaz de tener bien claras las razones de este malestar, que te plantees “¿tengo motivos reales para mi enfado?”. Obviamente, podrás darte cuenta de que la estrategia es: me enfado, no digo nada, analizo y si tengo motivos seguros y claros, ahí si digo lo que pienso. Porque si te paras a analizar los motivos de tu enfado y realmente los tienes, ello te impregnará de seguridad y fuerza para sacar la rabia que llevas dentro.
“Si expreso mi enfado me siento culpable”
Si realmente tienes motivos para estar enfadado/a y te sientes culpable: hay algo que no va bien. Es decir, has de aceptar que enfadarte no te hace ni mejor ni peor persona y si estás enfadado/a lo has de manifestar de manera productiva y adecuada. Has de trabajar tu autoestima porque en este caso el pensamiento que tienes (que te impide expresar tu enfado) es “mi enfado no es tan importante, mejor no digo nada”.
Todo lo que sientas y vivas es lo suficientemente importante como para que lo asumas y lo transmitas, es más, eres responsable de transmitir tu malestar y no tienes que sentirte para nada culpable. La culpa es un sentimiento que has de gestionar, porque sólo te hace estar anclado en el no-hacer, en la inmovilidad. El mejor pensamiento y la mejor interpretación que puedes hacer de un enfado es “mi enfado tiene que ser transmitido y si lo hago correctamente tengo todo el derecho de hacerlo”.
“Aunque exprese mi enfado, no vale para nada, todo sigue igual”
Finalmente en este punto, estamos frente a una situación de indefensión aprendida, has aprendido que hagas lo que hagas no puedes cambiar la situación y todo seguirá perjudicándote. Si te sientes identificado/a con este tipo de dificultad a la hora de expresar tu enfado tienes que ponerte manos a la obra. Puede ser que requieras de hacer borrón y cuenta nueva con las personas que te rodeas, con tu pareja, tu familia o tu trabajo.
En este sentido, el Dr. Martin Seligman explicó cómo la indefensión aprendida no es sana, te desgasta a nivel psicológico y va minando tu capacidad de cambio y desarrollo personal cada día. Así, primero has de validar las razones de tu enfado, saber si están justificadas o no, tienes que saber si estás expresando tu enfado correctamente y de manera educada. Porque si todas éstas son tareas cubiertas y bien hechas, has de darle una solución a aquello que te hace sentir la indefensión aprendida, ponte manos a la obra: no te arrepentirás.