¿Qué sucede cuando los celos nos hacen perder la cabeza?
Los celos son una emoción que surge como consecuencia de un exagerado afán de poseer algo de forma exclusiva. Generalmente se refieren a la posesión exclusiva de la persona amada. El diccionario define la palabra celos como “sentimiento que experimenta una persona cuando sospecha que la persona amada siente amor o cariño por otra, o cuando siente que otra persona prefiere a una tercera en lugar de a ella”.
Como vemos, con persona amada no solo nos referimos a la pareja o cónyuge. La conducta celosa se puede dar en otras formas de amor. Es el caso del amor de los padres con los hijos, o en la amistad. A veces se puede llegar a sentir celos con objetos, no prestándoselos a los demás solo porque se quieren para el disfrute exclusivo de uno mismo. Se consideran como algo íntimo y personal.
¿Cuándo aparecen los celos por primera vez?
Los celos se pueden manifestar ya desde la niñez. Los niños pueden tener una actitud celosa hacia sus hermanos u otros niños. Se trata de un intento de conservar todo el afecto de uno o ambos padres dirigido hacia ellos de forma exclusiva. Los niños no desean compartir el cariño de los padres porque entienden que eso significará que tendrán menos para ellos.
También es posible que algo similar suceda en el marco de la paternidad. El padre o la madre pueden temer perder el cariño de su hijo si este se vincula demasiado al otro progenitor. Otras veces simplemente desean, de forma más o menos inconsciente, todo el cariño del hijo para sí, sintiéndose celosos de que su hijo pueda entregar su cariño y afecto a alguien más.
Entendemos por celos el sentimiento que experimenta una persona cuando sospecha que la persona amada siente amor o cariño por otra o cuando siente que otra persona prefiere a una tercera en lugar de a ella.
Durante la adolescencia son especialmente frecuentes los celos entre amigos. Es la época de los amigos íntimos, con los que se comparte casi de todo. La llegada de una nueva amistad a un grupo se puede vivir como algo que pone en peligro las cualidades específicas de esa relación que no se desea ampliar ni compartir.
Los celos en la pareja
Los celos más comunes son los que se dan en el marco de las relaciones de pareja. En estos casos, al exagerado afán de posesión y de exigencia egocéntrica propia de todas las formas de celos, se suma la exigencia de una fidelidad más o menos pactada y el desprestigio social que puede surgir de la infidelidad.
Tradicionalmente siempre se ha pensado que la mujer es más celosa que el hombre. Por ello, cuando es el hombre el que siente celos, suele estar mal visto por las sociedad. La mujer deja de desempeñar el rol de “princesa” para convertirse en “bruja” a los ojos de su amado.
Así, el hombre puede llegar a sentir que tiene mucho más que perder en una hipotética “batalla de celos”. Este es el motivo de que sean pocas las veces que un hombre reconozca estar celoso. De todas maneras, esto es algo que está cambiando, aunque de forma lenta. Creemos importante que cambien los estereotipos de género de una vez por todas.
En los celos que se dan en la pareja, al exagerado afán de posesión y de exigencia egocéntrica propia de todas las formas de celos, se suma la exigencia de una fidelidad más o menos pactada y el desprestigio social que puede surgir de la infidelidad.
Los celos se superan con comunicación y confianza
En el amor conyugal es el lugar propicio para que aparezcan la actitud celosa. Además, es habitual que este tipo de actitudes tengan manifestaciones conductuales consecuentes, como el espionaje o la vigilancia de la pareja. Esta situación de continua desconfianza genera una gran tensión emocional en el celoso y en su pareja. La pareja se siente acosada, vigilada e interrogada la mayor parte del tiempo, generalmente sin motivos.
La vida de la pareja tiene uno de sus grandes pilares en la comunicación y en la confianza. Precisamente los celos producen un gran deterioro en la relación ya que ponen en cuestión esta confianza: la persona que duda no suele intetar paliar la incertidumbre con preguntas directas, sino investigando como si de un detective se tratara.
Los celos exagerados: cuando ser celoso se convierte en una enfermedad
Las investigaciones nos dicen que determinados tipos de personalidad son más propensas a desarrollar celos. Este es el caso de las personas que presentan rasgos egocéntricos, desconfiados, inseguros, narcisistas o histéricos. Por otro lado, dentro de las personas que manifiestan conductas celosas están aquellas que las reproducen de manera intensa y continuada.
Así, la celotipia se basa en los celos obsesivos (los pensamientos celotípicos se repiten continuamente y son muy intrusivos) que se manifiestan de manera compulsiva (con conductas de comprobación, como la de vigilar la actividad del teléfono de la pareja). En los casos más extremos los celos pueden llegar a generar delirios. Además, podemos decir que es una enfermedad en la que la persona no se reconoce como enfermo, o lo hace en raras ocasiones.
Existen celos compulsivos, exagerados y enfermizos. Este tipo de celos pueden llegar a causar problemas psicóticos.
En la celotipia es habitual que, a partir de una situación o indicio más o menos real de infidelidad, el enfermo elabore toda una estructura psicológica sin base real en relación con la infidelidad de una persona. Esto puede durar toda una vida.
¿Cómo superar la celotipia?
Para superar la celotipia el primer paso es reconocer la enfermedad, como en tantas otras. Si no hay conciencia de enfermedad es poco probable que se busque ayuda. Quizá los celos tengan fundamento, pero en los casos extremos puede que no sea así.
Es una buena idea apuntar en un papel en qué situaciones se siente uno celoso, qué piensa, cuál es su conducta y cuáles son las consecuencias.
Lo más seguro es que detrás de los celos existan pensamientos distorsionados acerca de la relación amorosa y de la conducta de la persona amada. Una vez recogida esta información es preciso analizarla. Hay que buscar evidencias de que lo que pensamos es real o se está produciendo realmente.
En la celotipia, el enfermo elabora toda una estructura psicológica sin base real en relación con la infidelidad de una persona.
¿Qué no debo hacer si tengo celos?
Aquí van algunas pautas básicas que puedes tomar como referencia:
- No indagar en el teléfono móvil de la pareja. Aprendamos a respetar la privacidad de la otra persona.
- No mirar en la factura de teléfono las llamadas que haya hecho nuestra pareja. Si te quiere engañar con otra persona, lo va a hacer, mires o no las últimas llamadas realizadas.
- Dejar de comprobar la última conexión de Whats App.
- No hacer preguntas a los amigos o compañeros de trabajo de nuestra pareja buscando encontrar contradicciones para confirmar nuestras hipótesis.
- No pretender que el otro se sienta tan mal y tan triste como para que sea un motivo de calma: “si le duele es que me quiere”. Eso solo daña y no favorece el bienestar y el futuro juntos.
- No hay que permitir que se produzca un aislamiento de la pareja con respecto al resto de amigos o familiares. Eso potencia más la obsesividad del celoso y no ayuda a evitar los celos.
- Y, por supuesto, confiar en nuestra pareja y despreocuparnos de un posible “engaño”. Cuanto más agobiemos a nuestra pareja con este tema y más celosos seamos, mayor probabilidad existirá de que que acabe con la relación. Entonces ya será demasiado tarde.
Si después de leer estos consejos y ponerlos en práctica sigues sufriendo exageradamente de celos, lo mejor es que contactes con un buen profesional que pueda ayudarte. Por mucho que las personas celosas tengan una mala prensa, lo cierto es que sufren y que su sufrimiento es real. Por eso, si los celos condicionan en algún grado tu vida, no te avergüences y busca ayuda.