¿Te conoces tan bien como crees? Señales para descubrirlo
¿Te conoces tan bien como crees? Tal vez no sea así. Puede que des por ciertos aspectos que en realidad no te definen. Cabe la posibilidad incluso de que te estés infravalorando tu autoeficacia y hasta tu potencial. Hasta es muy posible que hayas cambiado tanto en los últimos años que no seas consciente de cómo estás evolucionando, del por qué reaccionas como lo haces ante ciertas cosas.
Señalaba el psiquiatra Thomas Szasz, que las personas nos obsesionamos con “encontrarnos” a nosotros mismos cuando en realidad estamos siempre en proceso de creación. No somos entidades estables que uno debe descifrar como quien resuelve un misterio. Los seres humanos somos criaturas en constante cambio que conservan ciertas esencias, determinadas cualidades más o menos estables.
De este modo, aunque intentemos hacer un inventario sobre nosotros mismos para descubrir qué hay en nuestro interior, lo más probable es que nos encontremos con múltiples desafíos. En ocasiones, hasta nuestra mente puede traicionarnos. Al cerebro le gusta darnos explicaciones algo engañosas sobre nuestra personalidad. Nos puede decir, por ejemplo, que somos algo falibles y hasta inseguros.
Aunque a veces cuando la vida nos pone a prueba, resulta que reaccionamos de manera extraordinaria…
5 señales de que tal vez, no te conoces tan bien como crees
Todos tenemos puntos ciegos, es decir, hay mecanismos psicológicos que nos impiden vernos tal y como somos. En ocasiones, nuestra mente se llena de mecanismos de defensa que protegen nuestro yo, pero que entorpecen el poder ver las cosas tal y como son. Podemos, por ejemplo, negar que somos unas personas inseguras, diciéndonos a nosotros mismos que, en realidad, tenemos una personalidad cauta y prudente.
Es decir, a veces camuflamos rasgos de carácter como mecanismo de autoprotección y lo hacemos de manera inconsciente. Más aún, figuras como el doctor David Dunning, autor de la famosa teoría del efecto Dunning-Kruger, nos señalan que cada uno de nosotros reforzamos ciertas narrativas sobre el yo que nadie puede contradecir, porque de hacerlo pondrían en duda nuestra propia valía y autoestima.
Por otro lado, estudios como los realizados por Costa y McCrae nos recuerdan que los rasgos de nuestra personalidad empiezan a estabilizarse sobre los 30 años. Todos nos definimos a partir de entonces por un patrón más o menos constante en nuestra forma de ser. Sin embargo, tal y como nos explica este trabajo, en ocasiones determinadas experiencias y sucesos pueden variar algunos de estos rasgos.
Entonces, ¿cómo saber si te conoces tan bien como crees? Para descubrirlo podemos reflexionar en una serie de cuestiones. Las analizamos.
1. Te sientes perdido y aún a día de hoy no sabes lo que quieres
Todos nos hemos sentido perdidos en alguna época de nuestra vida. Sin embargo, tarde o temprano clarificamos nuestros valores y propósitos, reformulamos nuestras metas y entonces sucede. Encontramos un nuevo rumbo.
Ahora bien, si llevas buena parte de tu existencia sin saber realmente qué quieres, qué esperas y qué buscas… Tal vez debas realizar un necesitado ejercicio de introspección.
- Para saber quién eres pregúntate qué quieres y qué esperas de tu vida.
2. Hasta el día de hoy, sigues sin entender por qué tomas determinadas decisiones
Para saber si te conoces tan bien como crees valora tus decisiones tomadas hasta el momento presente. Si no sabes muy bien cómo has llegado hasta donde estás, si no comprendes por qué te han pasado ciertas cosas, tal vez sea hora de detenerte.
Cuando una persona no conoce sus necesidades y deseos se limita a dejarse llevar. Cuando son los demás los que deciden por ti es porque aún no tienes claro quién eres y qué quieres.
- La persona que sabe quién es y lo que quiere sabe que sus decisiones marcan su destino.
3. No te conoces tan bien como crees si das por cierto lo que los demás dicen de ti
Piensa en esto un momento. Todo aquel que se deje influir y dé validez a lo que otros dicen de él es que no sabe aún quién es en realidad. Porque cuando uno se conoce en profundidad no presta atención a lo que los demás puedan decir u opinar.
- El autoconocimiento nos da seguridad en nosotros mismos. Las etiquetas que quiera ponernos nuestro entorno no nos definen.
4. Buscas respuestas en el exterior y no en tu interior
No estar en sintonía con tus necesidades, no comprender por qué te sientes de tal modo, responsabilizar a los demás de tus frustraciones… Todas estas dinámicas perfilan a una persona que echa siempre balones fuera porque no se conoce como merece y necesita.
En ocasiones, por ejemplo, ponemos sobre hombros ajenos la obligación de hacernos felices, de resolver nuestros problemas cuando todo ello es responsabilidad de uno mismo.
- Todo lo que eres y necesitas está en tu interior. Cuando te conoces de verdad te responsabilizas de tu vida y entonces, te obligas a cuidar de ti, a comprender tus emociones, a procurar por tu bienestar sin depender de otros.
5. Olvidas tus prioridades y te focalizas en las de los demás
Para saber si te conoces tan bien como crees piensa en cuáles son tus prioridades. Una vez las tengas claras, pregúntate también si las estás atendiendo.
En ocasiones nos pasa que, cuando no tenemos muy claro quiénes somos en realidad, ponemos el corazón, la mirada y la atención en otras personas, en la pareja, en la familia, los amigos… Nos dejamos llevar y nos convertimos sin saberlo en personajes secundarios del teatro de la vida. Pocas cosas son tan peligrosas.
- Si deseamos ser los protagonistas de nuestra propia historia, debemos trabajar el autoconocimiento. Saber quién somos nos permite recordar cuáles son nuestras prioridades para llegar a donde deseamos.
Para concluir, el ejercicio de saber quiénes somos es una práctica en la que comprometernos a diario. Es un viaje que nunca termina porque crecer es madurar, cambiar a veces, desarrollarnos en libertad para estar siempre en sintonía con nuestra voz interna.
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