¿Te preocupa mucho la opinión de los demás?
Los seres humanos vivimos en sociedad y, hasta cierto punto, resulta inevitable querer agradar y ser aceptados. Además, en ocasiones, el camino se torna complicado y sentimos que necesitamos escuchar una perspectiva ajena que nos guíe. Sin embargo, otorgar más importancia a la opinión de los demás que a tus deseos genuinos, te conducirá tarde o temprano a la infelicidad.
Es lógico y saludable que tengamos en cuenta la opinión de nuestros familiares, o que escuchemos el consejo de nuestros amigos más íntimos. Pero hemos de tener cuidado, pues su influencia nunca debe llevarnos a sernos infieles a nosotros mismos. Es importante que aprendamos a preguntarnos, a escuchar nuestros anhelos y a ponerlos en práctica.
¿Cuánto te preocupa la opinión de los demás?
No siempre resulta sencillo tomar conciencia de que nos estamos dejando llevar por lo que otras personas nos dicen. Todos queremos vernos a nosotros mismos con personas seguras e independientes. Y esto nos lleva, a veces, a negar nuestras debilidades. No obstante, hay ciertos comportamientos que pueden alertarnos de que estamos otorgando demasiada importancia a la opinión de los demás.
Eres muy complaciente
Ayudar a los demás es una cualidad loable. Es en el dar y recibir, en el compartir y acompañar es donde se forjan los vínculos humanos. Sin embargo, cuando te desvives por complacer a los demás y no se trata de un acto recíproco, es perjudicial. No es sano estar siempre pendiente de las necesidades de los demás, siempre disponible para satisfacerlas.
Cuando esto ocurre es señal de que no se está actuando desde el amor o la generosidad. Se está actuando desde el deseo de ser aprobado. Das para que te amen, para que te acepten. Sientes la necesidad de caer en gracia a todas las personas y, para ello, no dudas en aceptar todo lo que te piden.
Pero has de comprender que es imprescindible aprender a decir “no”. Quien te aprecie lo hará por quien eres, no por la sumisión que le muestres. No necesitas complacer a todo el mundo para ser aceptado, tienes derecho a negarte y a ponerte primero.
Alardeas constantemente
Es fantástico alegrarte de tu éxito y compartirlo con tus seres queridos. No obstante, si aprovechas cualquier mínima oportunidad para exponer tus triunfos y logros, estás poniendo de manifiesto una inseguridad latente. Cuando necesitas resaltas tu valía de una manera forzada, cuando tienes que colocarte por encima de otros para sentirte adecuado, es porque interiormente no estás a gusto contigo.
Al alardear demuestras que te hace falta la aprobación externa, porque no tienes la tuya propia. Y, además, al hacerlo probablemente impresionarás a los demás, pero no una de una forma positiva.
Tu estado de ánimo depende de otros
Un signo inequívoco de que das demasiada importancia a la opinión ajena es cuando tu estado de ánimo depende completamente de cómo te tratan los otros. Te sientes feliz y enérgico cuando los demás te alaban y se dirigen a ti con cariño. Y, por el contrario, te hundes o te enfadas exageradamente cuando alguien te hace una crítica.
Puedes escuchar la opinión de los demás, pero esta nunca debería tener un impacto tan elevado en tus emociones. Si esto ocurre, estás dejando que tu estado interno dependa de otras personas sobre las que no tienes control.
Tus decisiones no son tuyas
Por último, la forma en que tomamos decisiones dice mucho acerca de nuestra necesidad de aprobación. Si te sientes inseguro e incapaz de decidir por ti mismo, si requieres en exceso consejos y perspectivas de otros, necesitas trabajar tu autoestima.
Finalmente, la vida es tuya. Eres tú quien va a vivirla y a acarrear con las consecuencias. Por tanto, no decidas en base a lo que los demás esperan o quieren para ti. No dirijas tu rumbo con la intención de contentar a otros. Escúchate a ti y ámate lo suficiente para tomar tus propias decisiones y buscar tu felicidad.
La opinión de los demás es secundaria
Si te sientes identificado con los puntos anteriores puede que estés dejando que los demás influyan en exceso en tu vida. Trabaja tu seguridad y tu amor propio, siéntete valioso por ti mismo y dejarás de necesitar que otros te consideren como tal. Comienza a tomar decisiones sin pensar en lo que otros dirán y experimentarás una libertad infinita.
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