La técnica del pastel: ¿cómo nos ayuda a repartir mejor las responsabilidades?
Los seres humanos realizamos atribuciones respecto a todo lo que ocurre en nuestra vida. ¿Quién ha tenido la culpa de esta pelea? ¿Por qué he suspendido este examen? ¿Por qué motivo la empresa logra tan pocas ventas? La respuesta que damos a estas cuestiones condiciona cómo nos sentimos y cómo actuamos al respecto; sin embargo, nuestras atribuciones no siempre son las más acertadas. Por esto, la técnica del pastel puede sernos útil.
¿Cuántas veces no hemos sido tajantes, injustos y extremistas a la hora de atribuir responsabilidades? Culpamos plenamente a nuestra pareja por las discusiones, o nos machacamos por algo que salió mal sin tener en cuenta otras variables ajenas a nosotros.
Así, pararnos un momento a reflexionar puede marcar la diferencia en lo que se refiere a la calidad de nuestras acciones, de nuestros pensamientos o de nuestras emociones.
¿Qué es la técnica del pastel?
La técnica del pastel es una herramienta muy sencilla y empleada con diferentes objetivos en el ámbito de la psicología y el desarrollo personal. Su base es simple: se trata de dibujar un gran círculo en una hoja de papel y, a continuación, dividirlo en secciones (como si fuesen las porciones de un pastel). Cada una de estas secciones representará algo diferente en función del objetivo con el que empleemos la técnica.
Por ejemplo, si estuviésemos usando esta herramienta para lograr una mejor gestión de nuestro tiempo, cada “porción del pastel” simbolizaría una de las actividades u obligaciones que tenemos en el día a día. Pero, en este caso, su uso es algo diferente.
Si vamos a utilizar esta técnica para reatribuir responsabilidades, hemos de comenzar escribiendo en la parte superior el “título” de la situación, lo que ha ocurrido. Por ejemplo, suspenso en un examen o discusión de pareja.
A continuación, pensamos y enumeramos todas las personas o factores han podido contribuir a ese resultado, y les otorgamos un porcentaje de responsabilidad en lo sucedido.
Con estos datos, dividimos en segmentos o porciones el círculo (respetando los porcentajes) y escribimos el nombre de la persona o el factor correspondiente. El resultado será una representación gráfica de la situación, que nos permite observarla con perspectiva y con profundidad, en lugar de dejarnos llevar por nuestra impresión inicial.
Ejemplo de uso de la técnica del pastel
Pongamos un ejemplo para comprender mejor cómo se utiliza. Imagina que un adolescente ha suspendido un examen y echa toda la culpa a un profesor que “le tiene manía”. Al pararse a analizar la situación, puede encontrar muchos otros factores a considerar:
- No ha estudiado lo suficiente.
- No comprende bien la materia, aunque se haya esforzado.
- Ha cometido algunos fallos por no haber descansado bien la noche anterior.
- Le han tocado algunas preguntas que no llevaba bien preparadas.
Este ejercicio no solo permite realizar una atribución más ajustada de la responsabilidad, sino que nos suele hacer que ajustemos el grado de control que tenemos sobre una determinada situación.
En la idea de que es culpa del profesor, no hay nada que se pueda hacer. En este caso es posible tomar medidas para la próxima vez, como apuntarse a una academia para reforzar y clarificar conocimientos, estudiar con más antelación o dormir lo suficiente antes del examen.
Otro ejemplo podría ser el de una empresa que no consigue las ventas o los resultados esperados. Lo más sencillo es culpar al vendedor por no realizar bien su trabajo, pero en realidad puede haber más factores que influyen. Por ejemplo:
- El producto presenta fallos o carencias importantes.
- La estrategia de marketing no está bien diseñada.
- Los gerentes no logran motivar e incentivar a sus empleados y estos rinden menos.
- El servicio de atención al cliente es deficitario y esto hace perder ventas a la empresa.
Desde esta perspectiva, son muchas más las personas implicadas que han de asumir una responsabilidad, no solo el vendedor. Además, hay muchos más frentes que abordar para realizar mejoras.
Aplica esta herramienta para hacer valoraciones más ajustadas en el día a día
La técnica del pastel puede utilizarse en cualquier situación cotidiana en la que sintamos que estamos siendo poco justos o muy dicotómicos al atribuir la responsabilidad. Es especialmente necesaria en las relaciones personales, cuando los conflictos y malos entendidos se reproducen. Gracias a ella podremos dejar de culpar al otro y contemplar otras variables, así como asumir nuestra propia responsabilidad.
Pero, además, puede ser necesaria para prevenir o intervenir en ciertos trastornos psicológicos. Por ejemplo, es común que las personas con depresión hagan atribuciones internas para los eventos negativos (se culpen a ellas mismas) y externas para los positivos (no se atribuyan mérito en sus logros). Ajustar estas valoraciones es muy necesario.
También puede ser útil en ciertos trastornos de ansiedad. Por ejemplo, ante síntomas fisiológicos, como la taquicardia o la dificultad respiratoria es importante poder atribuirlos a causas no peligrosas para reducir la crisis de pánico.
En definitiva, la técnica del pastel es una herramienta sencilla, versátil y muy funcional que podemos aplicar en múltiples situaciones.
Todas las fuentes citadas fueron revisadas a profundidad por nuestro equipo, para asegurar su calidad, confiabilidad, vigencia y validez. La bibliografía de este artículo fue considerada confiable y de precisión académica o científica.
- Camuñas, N., & Miguel-Tobal, J. J. (2005). Dimensiones atribucionales asociadas a la depresión. EduPsykhé: Revista de psicología y psicopedagogía, 4(2), 179-197.
- Velázquez, L., Bonilla, M.P., & Padilla, A.M. (2019) Efectos de una intervención cognitivo conductual en la ansiedad y depresión en médicos internos de pregrado. Psicología sin fronteras, 2(3).