Tener sexo con los ojos cerrados, ¿cuál es su significado?
Dicen que las miradas levantan pasiones y que uno de los indicadores más claros de interés por otra persona es la mirada cómplice, esa en la que el brillo de los ojos delata a las emociones. Aunque también puede ocurrir que en momentos íntimos en lugar de conectar con la mirada, cerremos los ojos de manera instintiva. ¿Cuál podría ser la causa de esta aparente contradicción? Es más, ¿por qué es común tener sexo con los ojos cerrados?
La mirada es uno de los mecanismos de comunicación emocional más primigenios. Casi todos coincidimos en que, a veces, las miradas pueden decir más que las palabras; de hecho, a veces, actúan como un gesto que delata, otorga perdón o incluso realiza sugerencias.
Desde un punto de vista evolutivo, los ojos y la mirada han asumido funciones que trascienden la mera organicidad para la que fueron creados por la naturaleza. Igual que las vías aéreas, que nos permitían respirar, contribuyeron más adelante al habla, la mirada -que nació como sustento de la capacidad de ver- pasó a formar parte de los elementos expresivos de la cara.
De hecho, se sabe que dos personas que se aman son mucho más proclives a mirarse directamente a los ojos y a mantener esa mirada en el tiempo que dos personas entre las que existe un interés concupiscente. Así,
Parece que mirarse es compatible con el romanticismo, mientras que hacerlo con finalidad sensual sería percibido con cierta extrañeza. Aunque bien es cierto que la visión puede desempeñar un papel fundamental en lo concerniente a la sexualidad para muchas personas: desde la excitación sexual hasta la culminación del acto erótico. Profundicemos.
¿Seríamos capaces de excitarnos de la misma manera si no pudiéramos ser capaces de ver a la persona con la que estamos y el tacto fuese nuestro único recurso para encontrar el camino hacia la gratificación?
¿Qué puede significar tener sexo con los ojos cerrados?
En una época en la que la sexualidad ha alcanzado niveles antes desconocidos y en la existen demostraciones sexuales de toda índole e intensidad, parece que comienza a vislumbrarse el poder que, en términos sexuales, puede acaparar una mirada y el acto de ver.
Ahora bien, el sexo con los ojos cerrados, bien llevado y con complicidad, puede resultar una estrategia maleable para incrementar el tono de la situación sexual. Por eso, entre las fantasías de muchos se halla tapar con un pañuelo la mirada de la pareja sexual.
Así, existen otras razones por las que muchas personas prefieren mantener relaciones sexuales con lo ojos cerrados. Son las siguientes:
- No tener la costumbre de hacerlo.
- Pensar que abrir los ojos puede resultar una distracción para vivir a fondo el momento.
- Sentirse excesivamente expuesto o pensar que la otra persona puede sentirse así.
- Tener la creencia de que captar visualmente a la pareja durante algunos instantes es suficiente y, a la vez, más erótico que mantener una visión continuada.
- Preferir potenciar otras entradas sensoriales (tacto, sonido, olores, etc.) por considerarlas más erógenas.
Sin embargo, es muy común que en un acto sexual pasional los ojos suelen estar cerrados, mientras que cuando este se lleva a cabo de forma lenta y sosegada, la tendencia se invierte y existe un intercambio de miradas con mayor frecuencia. ¿Por qué?
La explicación quizá resulte más sencilla e intuitiva de lo que se pueda imaginar. Y es que si bien tanto en el romance como en el sexo las fantasías son un elemento integrante primordial, en el primer caso se trataría de fantasías cuya veracidad y correspondencia con la realidad es fácilmente aprehendida; en el segundo, la fantasía no conoce dichos límites y permite mayor expansión y riqueza de contenido.
Esto quiere decir que fantasear mirando fijamente a la otra persona nos permite trazar pensamientos futuros que alimentan el deseo de compartir un romance con esa persona. Pero esa fantasía está cerrada a la imaginación, pues se apoya en una realidad física e inmutable que se halla ante nosotros.
Sin embargo, fantasear con los ojos cerrados mientras se vive la pasión de un encuentro sexual permite llevar la imaginación a extremos mucho más remotos y excitantes. Por otro lado, algunos sexólogos afirman que tener sexo con los ojos cerrados aumenta el placer y el deseo sexual porque estimula los otros sentidos.
Así, dado que cerrar los ojos durante una relación sexual es una cuestión de elección y tiene un significado y un contenido erótico diferente para cada persona, nuestro consejo es que nos preocupemos por disfrutar el momento y hacer del encuentro sexual una experiencia inolvidable, en lugar de preocuparnos de si tener sexo con los ojos cerrados o no.
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