La teoría de la identidad psicofísica

La teoría de la identidad psicofísica ha recibido muchas críticas por su concepción de nuestros procesos mentales. Por otro lado, también nos llama a la reflexión, cuestionando nuestra trascendencia biológica y nuestras limitaciones. ¿Quieres conocerla?
La teoría de la identidad psicofísica
Sergio De Dios González

Revisado y aprobado por el psicólogo Sergio De Dios González.

Escrito por Edith Sánchez

Última actualización: 25 octubre, 2022

La teoría de la identidad psicofísica reduce nuestros estados mentales a nuestra actividad cerebral. Esto quiere decir que hay una coincidencia absoluta entre los procesos mentales intangibles y los procesos cerebrales tangibles. De ahí el nombre que se le ha dado a esta teoría.

Por lo tanto, desde el punto de vista de la teoría de la identidad psicofísica, cada estado o evento mental corresponde a un estado o evento cerebral en lo que se llama una “identidad tipo-tipo”. Así las cosas, se podría establecer una equivalencia entre la descripción psicológica de las acciones de la mente  y la descripción física de las mismas.

En realidad, la teoría de la identidad psicofísica, también conocida como teoría de la identidad mente-cerebro, no es nueva. Ya en el siglo XVIII, Paul Henri Thiry, barón de Holbach, había dicho que, así como el hígado secreta bilis, el cerebro segrega pensamiento. Como se ve, se trata de una postura muy radical.

El cerebro no es un vaso por llenar, sino una lámpara por encender”.

-Plutarco-

Mujer con cerebro iluminado
En la teoría de la identidad psicofísica cada estado o evento mental corresponde a un estado o evento cerebral.

La teoría de la identidad psicofísica: ¿en qué consiste?

La teoría de la identidad psicofísica forma parte de lo que se conoce como teoría de la mente. El planteamiento esencial de este enfoque es que los estados mentales  y sus contenidos son solamente procesos neuronales. En otras palabras, cambios físico-químicos que tienen lugar en el cerebro. Así pues, la subjetividad y los procesos mentales serían el resultado de la actividad cerebral, y no tienen ninguna influencia sobre el cerebro.

De lo anterior se desprende que los conceptos de la psicología, tales como “emoción”, “creencia”, “deseo”, “intención”, etc., no serían más que palabras vacías. De hecho, los exponentes más radicales de la teoría de la identidad psicofísica proponen sustituir esos conceptos por otros que correspondan a una descripción más biológica de la actividad cerebral. Por ejemplo, no habría que hablar de “dolor”, sino de activación de las fibras A-Delta.

Se podría afirmar que desde esta perspectiva la psicología como tal carece de sentido. Lo ideal sería que fuera asimilada por las neurociencias, ya que de este modo podría hacer una descripción y explicación más “objetiva” y precisa de la conducta humana. Por ello, la teoría de la identidad psicofísica es catalogada como “monismo neurologicista” o teoría “fisicalista”.

El cerebro y la mente

Aunque la teoría de la identidad psicofísica establezca una correspondencia absoluta entre el cerebro y la mente, lo cierto es que en la actualidad la mayoría de los especialistas consideran que una y otra realidad no son lo mismo. Pocos dudan de que exista una estrecha relación entre los dos conceptos, lo que sería más cuestionable es que existiera una coincidencia absoluta.

En general, el cerebro es abordado como una suerte de “centro de mandos”. Esto es, un órgano físico que centraliza y regula la actividad del sistema nervioso. En cambio, la mente es un conjunto de capacidades que interactúan entre sí y conforman lo que conocemos como “conciencia”.

Así pues, la mente es un producto del cerebro, en principio. Sin embargo, el cerebro también es un producto de la mente, ya que al poner en juego las capacidades psicológicas y cognitivas también se pueden producir cambios sobre ese órgano. Por lo tanto, es posible decir que cerebro y mente son dos realidades inseparables, pero diferentes y, de hecho, complementarias.

Cerebro iluminado con colores
Según esta teoría, los estados mentales y sus contenidos son solamente procesos neuronales.

Somos más que neuronas

La teoría de la identidad psicofísica no es tanto una teoría científica, sino un enfoque filosófico. Se basa, eso sí, en los impresionantes hallazgos de las neurociencias, pero los interpreta de una forma particular y los lleva más lejos de lo razonable.

Pensemos, por ejemplo, en el fenómeno de la luz. Este era enigmático para la mayoría de los científicos hace apenas un par de siglos. Sin embargo, con los avances de la ciencia se logró establecer que la luz es una expresión de radiación electromagnética. Ahora bien, no es posible decir que sea tal radiación en sí misma. Lo mismo ocurre entre el cerebro y la mente.

La mayoría de los psicólogos piensan que el reduccionismo de asimilar la mente como el producto sencillo de la conexión de un buen número de neuronas tiene poco sentido cuando hablamos de salud mental, porque el ser humano parece trascender en muchos planos a cualquier determinismo biológico. A esto hay que sumar el hecho de que la ciencia aún está lejos de comprender el cerebro en su totalidad, lo cual hace aventurada cualquier teoría que pretenda dar por cerrado el debate.


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