Terapia cognitivo-interpersonal de Alden para el trastorno evitativo
El trastorno de la personalidad evitativo se encuentra en DSM-5 enmarcado dentro del Cluster B de los trastornos de la personalidad. Según sus criterios, el trastorno evitativo se caracteriza por un patrón dominante de inhibición social.
También es fácil identificar sentimientos de incompetencia e hipersensibilidad a la evaluación negativa, que comienza en las primeras etapas de la edad adulta, está presente en diversos contextos, y que se manifiesta por cuatro (o más) de los hechos siguientes:
- Evita las actividades laborales que implican un contacto interpersonal significativo por miedo a la crítica, la desaprobación o el rechazo.
- Se muestra poco dispuesto a establecer relación con los demás a no ser que esté seguro de ser apreciado.
- Se muestra retraído en las relaciones estrechas porque teme que lo avergüencen o ridiculicen.
- Le preocupa ser criticado o rechazado en situaciones sociales.
- Se muestra inhibido en nuevas situaciones interpersonales debido al sentimiento de falta de adaptación.
- Se ve a sí mismo como socialmente inepto, con poco atractivo personal o inferior a los demás.
- Se muestra extremadamente reacio a asumir riesgos personales o a implicarse en nuevas actividades porque le pueden resultar embarazosas.
Por lo tanto, una persona que padece trastorno evitativo de la personalidad percibe las relaciones sociales de cualquier tipo como una amenaza en la que puede ser criticado, rechazado o avergonzado. Todo esto sin pruebas que avalen sus creencias.
Con frecuencia, estos temores proceden de infancias en las que los progenitores no aprobaban o alababan a los hijos, sino más bien al contrario. La humillación, la mofa o la crítica que no va acompañada de mensajes constructivos expresados con afecto, pueden desembocar en este desorden de la personalidad.
La terapia cognitivo-interpersonal de Alden pretende estimular a los pacientes a que examinen de forma objetiva su conducta social, que identifiquen creencias inadecuadas o anticuadas sobre sí mismos y sobre las reacciones de los demás hacia ellos.
¿Por qué sigo manteniendo el trastorno evitativo?
La forma en que nos relacionamos con las demás personas predice en gran medida cómo estos reaccionarán a nosotros. El hecho de que yo crea que me van a rechazar, puede convertirse finalmente en una profecía autocumplida. Esto ocurre porque cuando las creencias están muy arraigadas, como suele pasar en los trastornos de la personalidad, mis conductas irán en consonancia con ellas.
Por ejemplo: si pienso que los demás van a humillarme o a mofarse de mí, con mucha probabilidad generaré ansiedad; esta misma ansiedad me hará actuar de forma obtusa o incompetente. Finalmente, puede ocurrir que el resto de personas me mire, analice o se ría; en consecuencia, que yo termine confirmando mis creencias de inutilidad.
En última instancia, examinar las creencias inadecuadas sobre las relaciones sociales y los demás, así como los patrones conductuales ineficaces, puede ser útil para comenzar a revertir el trastorno evitativo de la personalidad.
La terapia cognitivo-interpersonal de Alden propone que el paciente experimente con nuevas estrategias conductuales en las interacciones sociales. El objetivo es que observe como cambios en su comportamiento tienen también diferentes consecuencias sociales.
Este proceso prototípico de la terapia cognitivo-interpersonal de Alden a menudo conduce a discusiones con respecto a creencias más profundas sobre sí mismos y sus patrones interpersonales, algo que resulta beneficioso identificar y discutir.
Estrategias de la terapia cognitivo-interpersonal de Alden
Desde la terapia cognitivo-interpersonal de Alden se utilizan diferentes estrategias para llegar a conseguir los objetivos marcados. Se trata de las siguientes:
- Autorregistros. Su objetivo es que el paciente observe las situaciones sociales a las que se enfrenta desde una perspectiva objetiva y que lleve a cabo un análisis racional de lo que ocurrió. Los acontecimientos deben estar descritos al detalle para que el terapeuta y el paciente puedan analizar la situación durante la sesión.
- Estrategias de primer nivel: Modificación cognitiva. Al revisar los autorregistros, se comienzan a realizar algunos preliminares cognitivos. El objetivo de estas estrategias de las primeras fases es colocar las bases probatorias para un trabajo cognitivo posterior y más profundo. Por lo tanto, estas estrategias se centrarían en situaciones muy concretas y no tanto en patrones globales.
- Activación conductual. Se trata de que el paciente con trastorno evitativo de la personalidad, aumente sus actividades. Si el trastorno va de moderado a grave, se debe empezar con actividades físicas e intereses que requieran poco contacto social. El objetivo final es sacar al sujeto fuera de sus rutinas y reducir temores hacia situaciones no familiares.
- Exposición a las conductas y situaciones provocadoras de temor. Se anima a los pacientes para que se expongan a las situaciones sociales que temen y realicen los tipos de conductas que les ponen ansiosos.
- Ensayo de conducta. Se utiliza para apoyar la confianza en sí mismo del paciente y aumentar, por consiguiente, la probabilidad de implicarse en la situación y experimentar un resultado positivo.
- Estrategias de segundo nivel. Modificación cognitiva. El terapeuta pasa a estrategias de las fases intermedias que se centran en patrones cognitivos más generales, como los sesgos perceptivos negativos y el razonamiento con base en las emociones, que suelen caracterizar a los pacientes con trastorno evitativo.
- Estrategias de tercer nivel. Modificación cognitiva. Por último, se trabajan temas más profundos, relativos al sentido de sí mismo y al patrón de sus relaciones con los demás. Aquí el terapeuta trabajaría sobre todo con las creencias nucleares de la persona sobre sí misma y los demás.
Como puede deducirse, la terapia cognitivo-interpersonal de Alden hace gran hincapié en la parte más cognitiva. Así, aunque no descarta la exposición a situaciones riesgo y la activación del paciente en distintas actividades, considera que el cambio de creencias y esquemas subyacentes es la parte fundamental.
Esto se contrapone en cierta medida al tratamiento estándar de los pacientes con fobia social -que tienen muchas características en común con los evitativos-. En la fobia social, el elemento crucial del tratamiento recae en la exposición y no tanto en el cambio de cogniciones. Esta diferencia es interesante de cara a realizar un buen diagnóstico y, en base a ello, escoger las estrategias más eficaces y eficientes para el tipo de paciente que estemos tratando.
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- Caballo, E, V. Manual para el tratamiento cognitivo-conductual de los trastornos psicológicos. Volumen II. 2º edición, Editorial: Siglo XXI