Test del limón: ¿eres introvertido o extrovertido?
Hans Jürgen Eysenck fue el primer autor en incluir en su modelo factorial de personalidad la dimensión «introversión/extraversión». Además, elaboró numerosos test de personalidad para evaluar las dimensiones de su modelo. ¿Os imagináis la cara de Eysenck al enterarse, después de haber creado muchos test, de que una de «sus» dimensiones se puede medir con unas gotitas de zumo, como hace el test del limón?
Puedes realizar este test de manera sencilla en casa. Solo necesitas un hisopo (bastoncillo de oídos), un trozo de hilo y un poco de zumo de limón. Te llevará un par de minutos. Y no solo puede decirte si eres introvertido o extrovertido, ¡sino que también es capaz de definir tu grado de empatía!
Cómo realizar el test del limón
Lo primero que debes hacer es tomar el bastoncillo y atarle el hilo por el medio, para poder suspenderlo en el aire. Una vez hecho esto, apoya uno de sus extremos durante veinte segundos en tu lengua. A continuación, échate cinco gotas de zumo de limón en la lengua y traga. Después, apoya el otro extremo del hisopo en tu lengua durante otros veinte segundos.
Lo siguiente que tienes que hacer es, al sacarlo de tu boca, mantenerlo suspendido en el aire sujetando el hilito. Se trata de ver cuál de los dos extremos pesa más. Es probable que el bastoncillo gire y acabes haciéndote un lío sobre cuál es el extremo que pusiste antes y después del zumo. Por esta razón, te aconsejamos que, antes de comenzar, hagas una marca de diferente color en cada uno de los extremos.
Al suspender el bastoncillo en el aire, pueden pasar dos cosas: que el extremo que apoyaste después de echarte las gotitas de zumo pese más y se incline el hisopo; o, por el contrario, que se quede horizontal. Si se queda horizontal, significa que eres extrovertido. Sin embargo, si el bastoncillo se inclina hacia el extremo mojado tras el zumo, significa que eres introvertido.
Interpretación de los resultados para la dimensión introversión/extraversión
¿Qué significa que el lado del zumo pese más? Significa que has salivado más ante el zumo de limón que un extrovertido. Pero veamos por qué ocurre esto.
Eysenck creía que una de las diferencias básicas entre introvertidos y extrovertidos se encontraba en la fisiología, en el nivel basal de activación cortical. Consideraba que los extrovertidos tienen un nivel de activación cortical crónicamente bajo y que, por ello, buscan estimulación de intensidad alta para compensar su baja activación. Además, tienden a responder con menor intensidad a los estímulos.
«Los extravertidos se caracterizan por la sociabilidad, impulsividad, desinhibición, vitalidad, optimismo y agudeza de ingenio»
―Hans Eysenck―
Por el contrario, la activación basal de los introvertidos, según Eysenck, es más alta, y por ello prefieren actividades más tranquilas o solitarias y estímulos más suaves para mantener «a raya» su alta activación. Los introvertidos tienden a responder de manera más intensa a los estímulos. Esto es lo que llamó teoría de la activación cortical.
Traduciéndolo al limón y para entendernos: consideremos el zumo de limón como un estímulo de intensidad media. Un extrovertido, ante un estímulo de intensidad media, no experimentará gran activación, es decir, no salivará mucho, ya que necesita estimulaciones más potentes. Por contrapartida, un introvertido tenderá a responder de manera mucho más intensa, salivando más que un extrovertido.
La explicación parece lógica. Y se ha observado esta tendencia de los introvertidos a reaccionar más intensamente que los extrovertidos a determinados estímulos sensoriales. Sin embargo, no se ha logrado demostrar que estos tuvieran un nivel de activación cortical basal más alto que los extrovertidos.
Así que, si creíais que un limón os iba a desvelar grandes secretos sobre vuestra personalidad, estabais equivocados, al igual que su famoso creador. Lo que sí puede hacer es mostrar cuán sensibles sois a los estímulos y con qué intensidad respondéis a ellos.
¿Qué nos puede decir el test del limón sobre nuestro nivel de empatía?
En un estudio publicado en Psychiatry research, realizaron un experimento para medir el grado de empatía de las personas. El experimento consistía en ver unos vídeos con unos algodones dentro de la boca. En uno de los vídeos, el protagonista estaba haciendo un ejercicio de mover bolas de colores de un sitio a otro. En el otro vídeo, el protagonista aparecía cortando un limón y comiéndoselo.
Los resultados mostraron, en primer lugar, que los participantes salivaban más viendo el vídeo en el que el sujeto se come el limón. Esto ocurre por «resonancia autonómica», que es la tendencia a imitar, de manera inconsciente y automática, los estados fisiológicos de otras personas.
Esta capacidad viene determinada por la actividad de nuestras magníficas neuronas espejo, actividad que va mucho más allá de hacernos bostezar cuando otros bostezan.
En segundo lugar, encontraron, no solo que salivamos más al ver a otra persona comer, sino también que no todos lo hacemos con la misma intensidad. Las personas más empáticas salivaban en mayor cantidad que las personas menos empáticas.
Hacer el experimento por tu cuenta no tendría mucho sentido, ya que no hay una cantidad estándar de saliva que emite una persona empática. Pero sí podrías hacerlo con otras personas para comparar los resultados. ¡Quizá os sorprendáis!
Para los curiosos…
Al principio del artículo os invitaba a imaginaros la cara de Eysenck al conocer este test al que pocos profesionales le dan validez. Pues lo más curioso es que fueron el mismísimo Eysenck y su mujer Sybil quienes, en 1960, realizaron por primera vez este test. Aunque lo cierto es que usaron materiales un poco más «profesionales».
El objetivo del test era comprobar la teoría de la activación cortical, que es justamente la que explica el porqué del funcionamiento del test del limón.
Como hemos visto, esta prueba no va a desvelar nuestros secretos más profundos, pero sí nos puede dar pistas sobre lo sensibles que somos, tanto a un estímulo, como a los estados fisiológicos de las personas que observamos o tenemos alrededor. Os invito a hacer el experimento y comprobar si lo que dice vuestra saliva se parece a lo que pensáis de vosotros mismos.
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- Hagenmuller, F., Rössler, W., Wittwer, A., & Haker, H. (2014). Juicy lemons for measuring basic empathic resonance. Psychiatry research, 219(2), 391-396. https://www.sciencedirect.com/science/article/abs/pii/S0165178114004739?via%3Dihub