El cerebro de un introvertido funciona de manera diferente

El cerebro de las personas introvertidas conecta con el mundo de manera diferente. Necesita de manera regular, instantes de calma y soledad donde recargar energías para sentirse bien. Es más reflexivo y suele tomarse más tiempo para tomar decisiones.
El cerebro de un introvertido funciona de manera diferente
Valeria Sabater

Escrito y verificado por la psicóloga Valeria Sabater.

Última actualización: 17 julio, 2019

El cerebro de un introvertido se conecta con lo que le rodea de manera diferente. Prefieren los escenarios habitados por la calma, procesan cada estímulo e información de manera más pausada y reflexiva. Asimismo, necesitan esos instantes de soledad en los que practicar el diálogo interno y poder además ‘recargar’ sus energías.

Desde que Carl Jung introdujera en su libro Los tipos psicológicos, los términos introversión y extroversión han pasado casi cien años. Sin embargo, la neurociencia sigue avalando esa distinción demostrándonos de algún modo, algo casi fascinante: nuestra personalidad no es únicamente el relieve de nuestra psicología interna, del resultado de nuestra educación o experiencias.

Nuestra anatomía cerebral y ese universo neuronal tan complejo y particular, también determina cómo somos y por qué somos como somos. Así, y aunque Sir Arthur Conan Doyle dijera en su día en boca de Sherlock Holmes aquello de que el cerebro es como un ático que uno mismo debe amueblar, esta idea no es del todo acertada.

Cada uno llegamos al mundo con unos patrones ya fijos que determinan en una parte, de lo que seremos. Bien es cierto que a través de la experiencia, el entrenamiento y la actitud podremos, sin duda, hacer adecuados cambios. Sin embargo, resultará muy difícil que una persona introvertida pase de pronto a actuar y a tener las mismas necesidades de comportamiento que un extrovertido. Conozcamos más datos a continuación.

“El cerebro es el órgano del destino. Mantiene dentro de su mecanismo de zumbido secretos que determinarán el futuro de la raza humana”.

-Wilder Penfield-

Chico con barba simbolizando el cerebro de un introvertido

El cerebro de un introvertido: características y diferencias con el cerebro extrovertido

A la hora de describir a una persona podemos hacer uso de muchos términos: hablador, serio, divertida, ocurrente, trabajadora, imaginativo, etc. No obstante, cuando usamos las palabras introvertido y extrovertido nos hacemos al instante una idea general de cómo es alguien. Aunque eso sí, cabe matizar un pequeño aspecto: nuestra personalidad no es siempre y en todos los casos, 100% extrovertida o 100% introvertida.

Las personas nos situamos en un espectro de personalidad donde en ocasiones, podemos evidenciar unas necesidades más extrovertidas o por el contrario, más introvertidas. Pero por término medio, solemos situarnos en un punto que se sintoniza con ese patrón cerebral orquestado por una anatomía neuronal muy concreta. Conozcamos lo que nos señala la ciencia al respecto.

El cerebro de un introvertido y la dopamina

Algo que diferencia al cerebro de los introvertidos de aquellos que no lo son, es la menor necesidad a la hora de buscar experiencias estimulantes. Este perfil de personalidad no necesita los eventos sociales y las fiestas para sentir felicidad. Las puede disfrutar en un momento dado, pero no necesita de ese contacto social recurrente para sentirse bien.

  • En cambio, la personalidad extrovertida sí necesitan socializar, sí les agradan las novedades, asumir riesgos, etc. Este tipo de comportamiento viene mediado por el mecanismo neuronal de la dopamina.
  • Los introvertidos son mucho más sensibles a la dopamina y la acetilcolina que los extrovertidos. Les basta un nivel muy bajo para sentirse bien, para percibir motivación. Por el contrario, si hay un exceso de estimulación externa, lo que sentirá la persona introvertida es estrés y ansiedad.
  • Las personas extrovertidas por su parte, tal y como nos explica el doctor Marti Olsen Laney en su libro The Introvert Advantage (2002) necesitan de numerosos estímulos externos para sentir los beneficios de la dopamina, puesto que este tipo de personalidad es menos sensible a dicho neurotransmisor.
Cerebro de un introvertido

La introversión y el sistema nervioso parasimpático

Como bien sabemos, nuestro sistema nervioso consta de dos partes: el sistema nervioso simpático y el parasimpático. Así, mientras el primero regula nuestras respuestas de relacionadas con la acción, la huída o la lucha gracias a neurotransmisores como la adrenalina, el parasimpático se encarga de todas esas funciones más relajadas, como el reposo, la digestión, etc.

Bien, como podemos imaginar tanto introvertidos como extrovertidos hacemos uso de ambos sistemas en nuestra vida diaria; sin embargo, la personalidad introvertida es más tendente a activar el sistema parasimpático -regulado por el neurotransmisor de la relajación, la acetilcolina-.

Esto hace, por ejemplo, que sean más tendentes a realizar actividades más relajadas, a encontrar bienestar en el reposo, en la lectura de libros y en esa inactividad opuesta a quien necesita de forma constante ‘estar haciendo algo’.

Un cerebro más reflexivo

El cerebro de un introvertido funciona de manera diferente: es más pausado, reflexivo, su modo de procesar el entorno sigue otro ritmo más cauto. Asimismo, también es más común que caigan en esos laberintos de pensamiento excesivo, ahí donde siempre les resulta complicado tomar una decisión rápida. ¿A qué se debe esto?

La doctora Inna Fishman, del Instituto Salk para Ciencias Biológicas en La Jolla, California, realizó un interesante estudio donde demostrar a través de resonancias magnéticas algo revelador: el proceso de pensamiento de la personalidad introvertida sigue un camino más largo que el de las extrovertidas. Es el siguiente.

  • Área frontal derecha de la ínsula, relacionada con la empatía, la autorreflexión y el significado emocional.
  • El área de Broca, encargada de regular el diálogo interno.
  • Lóbulos frontales derecho e izquierdo, responsables de planificar, evaluar ideas, expectativas, etc.
  • El hipocampo izquierdo, una estructura que media en nuestros recuerdos emocionales.
Chica que sufre desesperanza en la depresión

Para concluir, como podemos ver resulta interesante comprender cómo el cerebro determina en muchos casos el por qué somos como somos. Ahora bien, algo llamativo es comprobar a su vez, cómo nuestra sociedad ha valorado a lo largo del tiempo ese carácter más extrovertido y abierto capaz de desenvolverse con chispa y resolución en las esferas públicas y sociales.

En la actualidad, la personalidad introvertida también va ganando terreno. Como bien suele decirse, hay personas que no necesitan sumergirse mar adentro para salvar el mundo; en ocasiones, basta con ser ese faro sereno y luminoso capaz de ayudar y alumbrar desde su sabia serenidad.


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