3 tipos de invalidación emocional que no debemos tolerar
La invalidación emocional tiene lugar cuando se rechazan, descartan o ignoran los sentimientos y emociones de una persona. En otras palabras, cuando se le dice a alguien que lo que siente es inadecuado, carece de valor o está fuera de lugar. Se trata de una forma de violencia psicológica que muchas veces pasa desapercibida.
Es habitual que la invalidación emocional se ejerza «con buenas intenciones». Como cuando alguien dice que está triste y los demás le trasmiten que el motivo de su tristeza «no vale la pena» o «es una tontería». O simplemente cuando se le pide no pensar en eso o dejarlo pasar.
En muchos casos, esas palabras se dicen con la intención de que la otra persona se sienta mejor, pero en la práctica esto tiene el efecto contrario. Esa minimización de los sentimientos y emociones de otros solo le sirve a quien no está dispuesto a escuchar o no quiere incomodarse con los problemas ajenos. Enseguida hablaremos de tres formas de invalidación emocional que no deben tolerarse.
“La invalidación emocional, en sus diferentes formas, termina haciendo que la otra persona se sienta sola, incomprendida, invisible y pequeña. Cuando trivializamos, minimizamos o repudiamos los sentimientos, de los demás estamos contribuyendo a que estos crezcan”.
-Jennifer Delgado-
1. Negar el derecho a sentir
La negación del derecho a sentir es una de las formas de invalidación emocional más habituales. Corresponde a los ejemplos sobre los que hablamos más arriba. Situaciones en las que se cuelan en el diálogo frases como «no vale la pena que pienses en eso», «deberías agradecer que no fue peor» o «he pasado por cosas mucho más graves», etc.
Aunque el mensaje aparentemente llama a la tranquilidad, lo cierto es que encierra una demanda para alguien, para que no se sienta como se siente. Como si su experiencia subjetiva no fuera lo suficientemente válida. Hay un desprecio tácito por sus sentimientos y sus emociones. Así mismo, este tipo de afirmaciones son propias de alguien que pretende ejercer un puesto de superioridad.
Nadie en el mundo tiene por qué opinar qué tan importante o no es algo que sientes. Tampoco pueden comparar tus experiencias con las de ellos. Tienes pleno derecho a experimentar cualquier sentimiento o emoción, porque es una expresión de tu singularidad. Cada ser humano es único.
2. Juzgar al otro por lo que siente
Todas las formas de invalidación emocional son parecidas, aunque hay ciertos matices diferenciales entre ellas. Juzgar al otro por lo que siente hace referencia a las situaciones en las que se extrae una conclusión arbitraria sobre una persona, a partir de uno de sus estados de ánimo, o de sus sentimientos o emociones.
Por ejemplo, cuando alguien expresa que siente timidez y otro le responde «no seas tonto». O en aquellos casos en los que una persona se siente mal por lo que otro le dice o le hace y recibe juicios como «eres demasiado sensible». También cuando alguien se muestra muy preocupado y se le dice «te tomas todo demasiado a pecho».
¿Quién es el otro para juzgar lo que sientes? Nadie ha vivido tu existencia, ni puede saber cómo debes reaccionar frente a una situación determinada. Hay una vieja frase que dice: «no juzgues mi camino, si no has estado en mis zapatos».
3. Expresar rechazo hacia los estados afectivos
El rechazo a los estados afectivos de alguien también es una forma de invalidación emocional que resulta intolerable. Ocurre cuando alguien expresa una opinión negativa o estigmatiza a alguien por lo que siente. Es una forma de violencia psicológica directa, cuyo objetivo es imponer una determinada visión del mundo: la de quien opina.
Un ejemplo de esto se produce cuando alguien dice: «solo los tontos se enamoran». O expresiones como: «los hombres no lloran». En estos casos, y en otros, se asocia un determinado sentimiento, o expresión del mismo, con una generalización negativa que descalifica.
El rechazo a los estados afectivos suele corresponder a un prejuicio. El problema no es de quien experimenta esos estados, sino de quienes los califican de forma negativa, a partir de ideas preconcebidas o creencias carentes de fundamento.
Hemos hecho un recorrido por tres formas de invalidación emocional que no deben tolerarse. Sin embargo, no son las únicas y ninguna otra modalidad es válida. Cada persona tiene todo el derecho a experimentar cualquier tipo de sentimiento sin ser ridiculizada por ello. Hablamos de una premisa innegociable.
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