Tipos de síndrome del impostor: ¿y tú cuál eres?

¿Eres muy perfeccionista? ¿Te asusta que alguien descubra que no eres tan competente como todos creen? Es muy posible que pertenezcas a uno de los 5 tipos de síndrome del impostor. ¡Descubre cuál eres!
Tipos de síndrome del impostor: ¿y tú cuál eres?
Valeria Sabater

Escrito y verificado por la psicóloga Valeria Sabater.

Última actualización: 24 septiembre, 2023

Los diferentes tipos del síndrome del impostor describen una realidad que experimentan muchos triunfadores. Sentirse como auténticos fraudes, a pesar de haber demostrado indudables competencias, es un fenómeno de lo más recurrente. De hecho, hasta es muy probable que tú mismo lidies durante varios años con esta frustrante, pero familiar percepción interna.

Cabe señalar que, si bien no estamos ante ninguna condición clínica recogida en el DSM-V, sí describe un problema real. Las dudas sobre tus habilidades objetivas esconden, a menudo, la sombra de una baja autoestima y/o el peso aplastante de la ansiedad. Conocer sus cinco categorías te ofrecerá una visión más completa de cómo se manifiesta. Te lo describimos.

Muchas personas, pero en especial las mujeres, se sienten un fraude cuando las elogian por sus logros. En lugar de sentirse dignas de reconocimiento, perciben indignas, como si hubieran cometido un error.

~ Sheryl Sandberg, Lean (Women, Work, and the Will to Lead, 2013) ~

Tipos de síndrome del impostor, formas en que te infravaloras

Hace más de 40 años que las psicólogas Pauline R. Clance y Suzanne Imes acuñaron este término. Lo hicieron a raíz de un interesante estudio publicado en 1978, titulado: Psychotherapy: Theory, Research & Practicees. Fue aquí donde se destacó, por primera vez, que esa sensación de falsedad intelectual era más común entre las mujeres. El origen estaba en factores socioculturales.

Si bien este dato sigue siendo significativo, cabe señalar que el síndrome del impostor afecta a ambos sexos, sin tener en cuenta el estatus social o edad. Navegar por el laberinto de las propias insuficiencias percibidas es una experiencia muy extendida. Y lo que es más llamativo, cada persona vive este fenómeno psicológico de una manera. Toma nota.



1. El perfeccionista: ¡todo me tiene que salir bien!

¿Hay una forma de sufrimiento más destructiva que desear ser perfecto en todo lo que haces? Este enfoque mental te supedita día tras día al abismo de la ansiedad. También a la obsesión por matices sin importancia y a la insatisfacción perpetua. Por lo general, el perfeccionismo obsesivo y el síndrome del impostor suelen ir de mano. Así es cómo se manifiesta:

Características

  • No delegas ni pides ayuda cuando lo necesitas.
  • Estableces estándares muy altos para ti mismo.
  • Te obsesionas con hacer tu trabajo 100 % perfecto.
  • No aprecias tus logros, tu objetivo es superarte cada día
  • Esa búsqueda de la perfección te está ocasiona un gran malestar.

2. El experto: ¡debería saberlo todo!

Una cosa es disfrutar acumulando conocimiento y otra, es querer ser un experto en toda materia. Te sorprenderá saber que hay muchas personas que se sienten impostoras a pesar de haber demostrado en numerosas ocasiones su valía. El impostor experto es aquel que necesita seguir formándose y que duda en aplicar lo que sabe por miedo al fracaso.

Asimismo, hay un hecho llamativo que debes tener en cuenta. Algo que señalan en Journal of Mental Health and Clinical Psychology, es que estos hombres y mujeres asumen que sus éxitos se deben a factores externos como la suerte o la ayuda de otros. Tal percepción de insuficiencia profesional, puede ser muy lesiva. Te describimos cómo se manifiesta esta tipología.

Características

  • Incapacidad para recibir elogios.
  • Evitar asumir cargos de liderazgo.
  • Necesitan recibir reconocimiento y validación.
  • Temor persistente al fracaso y a cometer errores.
  • Comparación constante con otras figuras expertas.
  • Angustia al pensar en la posibilidad de recibir críticas.

3. El superhéroe o superheroína: ¡yo lo hago por ti!

Entre los tipos de síndrome de impostor este es el más común. Define a aquellas personas que necesitan hacer más que el resto para demostrarse a sí mismos que son competentes. Ejemplo de ello es el trabajador que echa más horas en su jornada laboral. También a quien necesita encargarse de las tareas de toda su familia y conocidos para sentirse útil y bien consigo mismo.

Características

  • Son muy autoexigentes.
  • Incomodidad en situaciones rutinarias.
  • Les define la obsesión por estar siempre ocupados.
  • Es frecuente que sufran una elevada ansiedad y estrés.
  • Buscan validación y reconocimiento por sus esfuerzos heroicos.
  • Necesidad de involucrarse en responsabilidades de mucha presión.

4. El genio frustrado: ¡debería ser el mejor!

¿Te fascina Leonardo Da Vinci?  Entonces te llamará la atención este tipo de síndrome del impostor. Hay personas que ansían ser genios absolutos en su disciplina. Sin embargo, se perciben como auténticos fraudes y por ello, desarrollan conductas evitativas.  Asumen que no son lo bastante inteligentes y dejan de lado proyectos, oportunidades laborales, etc.

Características

  • Les bloquea el cometer errores.
  • Todo lo quieren hacer bien a la primera.
  • Evitan los desafíos por miedo a ser incompetentes.
  • Si tardan mucho en dominar algo, experimentan vergüenza.
  • Se sienten en desventaja al lado de expertos en otros ámbitos.

5. El solitario: si pido ayuda, se descubrirá mi incompetencia

Hay quien evita a toda costa pedir ayuda o preguntar dudas porque su orgullo pesa una tonelada. Otros, en cambio, lo que les pesa es el síndrome del impostor. Así es, abundan los hombres y mujeres definidos por esa tipología solista en la que prefieren no consultar nada con nadie. ¿La razón? Si lo hacen se demostraría su —supuesta—incompetencia.

Características

  • Evitan trabajar en equipo.
  • Les asustan las críticas y juicios externos.
  • Si tiene dudas sobre algo, no las comunican.
  • Necesidad de independencia en cualquier ámbito.
  • La soledad es un mecanismo de defensa para que nadie descubra que son un «fraude».

Causas asociadas a estas tipologías

Por lo general, el síndrome del impostor es un fenómeno multifacético. Hay muchas causas que lo explican. Como curiosidad te diremos que, tal y como señalan en un trabajo divulgado en Frontiers in Psychology, se debería más poner el foco en el entorno que rodea a la persona. El contexto donde se crece e interactúa puede edificar esta realidad. Veamos, no obstante, más desencadenantes:

  • Perfeccionismo: hay quien está supeditado a estándares internos o externos tan altos como imposibles. Se esfuerzan en alcanzar una perfección imposible y, al no conquistarla, se sienten impostores.
  • Autoexigencia: tener unas altas expectativas y una voz interna crítica puede desarrollar la percepción de que uno no está están haciendo lo suficiente o que siempre podría hacerlo mejor.
  • Experiencias pasadas: en ocasiones, hechos traumáticos, como una educación autoritaria, el acoso escolar, el fracaso académico o laboral, pueden aumentar la probabilidad de desarrollar el síndrome del impostor. Es más, quien ha enfrentado críticas severas en su entorno, puede tener dificultades para sentirse seguro en sus logros futuros.
  • Baja autoestima: la falta de confianza en uno mismo, así como una percepción negativa de la propia persona, edifica las bases de esta realidad, a pesar de existir habilidades y logros genuinos.
  • Ansiedad: debajo de la arquitectura psicológica de este síndrome hay una mente ansiosa que devalúa fortalezas, que pone en duda habilidades y que boicotea todo intento de progreso. Es una característica muy frecuente entre quienes evidencian esta particularidad.

¿Cómo superarlo?

Los diferentes tipos de síndromes del impostor pueden deberse a diferentes desencadenantes. A la hora de superar esta realidad psicológica es importante saber qué la edifica. Puede existir un trauma, factores educativos, malas experiencias y una autoestima debilitada. Lo más idóneo es solicitar ayuda especializada. No obstante, estas claves pueden ayudarte:

  • Reconoce que sufres este síndrome: el primer paso es asumir que te boicoteas a ti mismo. Aceptar que tienes estas cogniciones y actitudes hacia tu desempeño y autoimagen, es fundamental para abordarlos de manera efectiva.
  • Habla de ello: comparte tus sentimientos con amigos, familiares o colegas de confianza. A veces, es bueno expresar lo que sientes puede aliviar la carga emocional y recibir apoyo.
  • Revisa tus logros: eres alguien competente. Para recordarlo, haz una lista de tus logros, habilidades y experiencias pasadas. Esto te ayudará a tomar conciencia de tus capacidades reales y a ganar perspectiva sobre tu propio éxito.
  • Reduce el perfeccionismo: define metas más realistas y alcanzables. En lugar de buscar la perfección en todo, establece objetivos concretos que puedas trabajar de forma gradual.
  • Aprende a aceptar el fracaso: asume que los errores son una parte normal de la vida y una oportunidad para aprender y crecer. A veces, no es más que un paso atrás para tomar mayor impulso.
  • Fortalece tu autoestima: este constructo psicológico es como un músculo que debes ejercitar a diario. Valórate, aprende a quererte, a apreciar tus logros y desarrollar esa estima saludable que promueve tu bienestar.
  • Cambia tus patrones de pensamiento: trabaja en cambiar los patrones de pensamiento negativos y autocríticos. Identifica tus distorsiones cognitivas y reemplázalas con pensamientos más realistas y positivos.


Un síndrome muy familiar

Cuenta Neil Gaiman, escritor y autor de novelas gráficas como Sandman , que siendo aún muy joven fue invitado a un evento. Él acababa de despegar en su carrera, pero ahí estaba, rodeado de numerosas personalidades del arte y la ciencia. Lo primero que pensó es que no merecía estar en aquel lugar, que sus méritos no estaban a la altura.

En un momento dado tropezó con un hombre. Era una persona amable y dicharachera que le dijo lo siguiente: «miro a estas personas y me digo, ¿qué diablos estoy haciendo aquí? Han hecho cosas increíbles. Yo simplemente fui donde me enviaron». Ante este comentario, el joven Gaiman no dudó en responderle: «sí, pero tú fuiste el primer hombre en ir a la Luna, y eso ya es importante».

Estás ante un tipo de síndrome que padece una parte significativa de la población. Todos, de algún modo, infravaloramos nuestros logros y sesgamos esa visión que tenemos de nosotros mismos. Vale la pena enorgullecerse de lo logrado, es una forma de empoderarnos para seguir progresando.


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