Transhumanismo: el objetivo de mejorar nuestras capacidades
El movimiento transhumanista no es, aunque lo parezca, una utopía. Está sucediendo ahora mismo. Hablamos de aplicar las nuevas tecnologías y los avances científicos más sofisticados para mejorar las capacidades humanas. De este modo, no solo podríamos acabar con enfermedades neurodegenerativas, como el alzhéimer, sino que además estaríamos dando forma a un salto evolutivo no natural.
Lo que muchos llaman como poshumanismo o tecnogénesis ya está aquí. No hace falta más que recordar la presentación que hizo hace solo unos meses Elon Musk de su empresa Neuralink, orientada a desarrollar interfaces que permitan conectar el cerebro humano con un ordenador. El mundo cyborg es un proyecto científico y también filosófico que lleva años desarrollándose en silencio.
Así, y aunque el dato nos sorprenda, ya tenemos entre nosotros a personas mejoradas tecnológicamente. Kevin Warwick, científico, ingeniero y profesor de Cibernética en la Universidad de Reading es un ejemplo. Él mismo se implantó un chip para conectar su sistema nervioso a un ordenador y así obtener conocimiento para desarrollar un brazo cibernético en personas que lo necesiten.
También el artista Neil Harbirson, quien padecía acromatopsia (incapacidad para percibir los colores) vive ahora con un chip en su cráneo que le permite “escuchar” la energía electromagnética de los colores. Es decir, ahora evidencia un tipo de sinestesia con la que los sonidos se transforman en colores. Algo así le ha permitido identificarse como uno de los artistas más vanguardistas del momento.
Aunque nos aterre y nos fascine a la vez, el mundo cyborg, ya está aquí.
“Cualquier tecnología suficientemente avanzada es indistinguible de la magia”.
-Arthur Clark-
Transhumanismo: ¿qué es?
El transhumanismo es un movimiento sociopolítico, intelectual, filosófico y científico que aboga por usar la tecnología para “mejorar” al ser humano. Esa mejora, ese afán por optimizar nuestras capacidades hasta límites insospechados, daría paso a los poshumanos. La idea asusta, tanto es así, que son cada vez más comunes los simposios, conferencias y estudios al respecto de este tema.
De este modo, estudios como los realizados por el doctor en filosofía Allen Porter, de la Universidad Rice de Texas nos señalan lo siguiente. Necesitamos comités de bioética para analizar, debatir y reflexionar sobre esta realidad imparable. A día de hoy, vemos un claro antagonista entre los tecnoprogresistas (quienes defienden la validez del transhumanismo) y los bioconservadores (quienes se resisten a esta transformación).
Analicémoslo en detalle.
Los tecnoprogresistas y la necesidad de una tecnogénesis del ser humano
Los transhumanistas se centran y fomentan el uso de dos tipos de tecnologías: la ingeniería genética y las interfaces cerebro-máquina. Este movimiento lleva décadas avanzando y desarrollándose gracias al apoyo de grandes empresas y también al impulso sociopolítico.
- Áreas como la biogenética, la nanotecnología, las ciencias cognitivas, la robótica y la inteligencia artificial tienen un claro objetivo: mejorar las capacidades físicas, cognitivas, sensoriales y hasta emocionales del ser humano.
- La neurorobótica lleva años desarrollando mecanismos innovadores basados en la tecnología para rehabilitar o paliar las deficiencias de las personas que sufren alguna discapacidad.
- William Grey Walter, neurólogo y padre de la robótica, creó en 1948 su machina speculatrix, el primer prototipo de robot. Desde entonces, los avances han sido imparables.
- Asimismo, también se trabaja en el diseño de nuevos fármacos capaces de controlar con absoluta precisión los neurotransmisores y modular así las emociones. Esto nos permitiría acabar con el impacto de los trastornos del estado de ánimo, los traumas, etc.
- Los tecnoprogresistas apelan a la filosofía posmoderna de Nietzsche para abogar por el desarrollo de un súperhumano mejorado tecnológicamente.
El Homo excelsior y el sato en nuestra evolución
Hasta el momento, la evolución del ser humano u hominización ha seguido las pautas propias de ese progreso biológico lento, progresivo y natural que dicta nuestra especie. Ahora bien, el transhumanismo dicta que ahora somos nosotros quienes podemos asumir el control y dar paso así al homo excelsior.
- Ese salto evolutivo del homo sapiens al homo excelsior pasa, según un estudio del doctor Fernando Llano de la Universidad de Sevilla, por integrar diferentes aspectos. El primero es que el futuro puede estar dominado por esta nueva forma de seres humanos.
- El segundo, nos insta a reflexionar sobre lo que esto supone. La ingeniería genética nos permitiría combatir y evitar enfermedades que a día de hoy son mortales.
- Seremos mejorados genéticamente no solo para gozar de una mejor salud, también para ser más longevos y detener el envejecimiento.
- Según el transhumanismo, seremos más virtuosos y también más felices.
Implicaciones bioéticas del transhumanismo
El máximo exponente de este movimiento es Nick Bostrom, Profesor en la Universidad de Oxford y Presidente de la Asociación Transhumanista Mundial. Según él, este salto evolutivo controlado por el hombre es inevitable. Ya se trabaja, por ejemplo, en la creación de máquinas superinteligentes que combinarán una parte orgánica con la inteligencia artificial.
Asimismo, también se están desarrollando medios en la reanimación futura de pacientes en suspensión criogénica. Todo esto, más que inquietarnos, supone entrar ya en unas implicaciones bioéticas que aún no se han abordado en profundidad.
Se critica por ejemplo la idea de que el ser humano vaya a ser más feliz solo por tener unas mejores capacidades, vivir más o esquivar enfermedades que ahora son incurables. ¿Qué garantiza, en realidad, que todo ello nos hará realmente felices?
Asimismo, están también aspectos tan cuestionables como la selección embrionaria, los problemas no analizados sobre la nanotecnología aplicada al cerebro o cómo serán esas personas definidas por un control absoluto de sus emociones. También inquieta qué ocurrirá en la mente de la persona que es resucitada tras haber estado criogenizada tras su muerte.
Todo ello abre un profundo e interesante debate, aunque seguramente no servirá de mucho. El avance de la ciencia y la tecnología es imparable y eso es algo con lo que vamos a tener que vivir.
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- Llano, Fernando H. 2019. “Transhumanism, Vulnerability and Human Dignity”. Deusto Journal of Human Rights, no. 4 (December), 39-58. https://doi.org/10.18543/djhr-4-2019pp39-58.
- Porter, A. (2017). Bioethics and transhumanism. Journal of Medicine and Philosophy (United Kingdom), 42(3), 237–260. https://doi.org/10.1093/jmp/jhx001