El trastorno bipolar: vivir en una montaña rusa
El trastorno bipolar es quizás uno de los trastornos que más curiosidad despierta para aquellos que se acercan con interés a la psicología clínica. La sensación de que en una persona pueda moverse entre dos polos tan distintos nos fascina, y al mismo tiempo nos aterra. De hecho, si albergamos una concepción un tanto popular del trastorno bipolar podríamos llegar a pensar que nosotros también podríamos sufrirlo y es que no hay nadie, por muy inteligente que sea en el campo de las emociones, que goce de una estabilidad emocional absoluta.
Por otro lado, ¿cuántas veces has escuchado que las personas con trastorno bipolar son aquellas que tienen una doble personalidad? ¿Cuál es el verdadero trastorno que tiene una persona con “diferentes personalidades o partes”? ¿Cuáles son las diferencias entre el trastorno bipolar y el trastorno límite de personalidad?
¿Qué es realmente el Trastorno Bipolar (TB)?
El Trastorno Bipolar es un trastorno afectivo que se caracteriza por cambios en el estado de ánimo, con fases de manía (euforia), hipomanía (euforia de menor duración) o mixtas, que generalmente se alternan con episodios depresivos. Según los criterios de la Clasificación Internacional de las Enfermedades (CIE-10) y los del Manual Diagnóstico Estadístico de los Trastornos Mentales (DSM-IV) hay distintos tipos de Trastorno Bipolar:
- Trastorno Bipolar I (TB I) caracterizado por tener al menos un episodio de manía o un episodio mixto (manía e hipomanía), pudiendo tener antes o después episodios depresivos.
- Trastorno Bipolar II (TB II) caracterizado por síntomas maniacos menos graves que se denominan fases hipomaníacas y episodios depresivos.
- La Ciclotimia caracterizada por hipomanía alternada con los cuadros depresivos subclínicos.
img class=”aligncenter size-full wp-image-115291″ src=”https://lamenteesmaravillosa.com/wp-content/uploads/2017/12/mujer-asustada.jpg” alt=”Mujer asustada con trastorno bipolar” width=”1024″ height=”683″ />
Se trata de un trastorno relativamente frecuente, que ocurre en todas las edades y sexos, aunque aparece más entre los 15 y 25 años. Cuando el comienzo ocurre por encima de los 60 años, los estudios nos dicen que es probable que el trastorno tenga un origen orgánico sobre el que podamos intervenir.
Como la gran mayoría de trastornos, afecta al funcionamiento de los sujetos y a su bienestar. Las tasas de suicidio son muy altas entre las personas con TB, alrededor del 15% de los pacientes, siendo más frecuente durante las fases depresivas o en las fases mixtas.
Las distintas alturas de esta montaña rusa
El DSM-IV-TR establece criterios para los distintos tipos de episodios maníacos, hipomaníacos, depresivos y mixtos. El episodio maníaco es un periodo de estado de ánimo que dura al menos una semana, donde persisten tres (o más) de los siguientes síntomas:
- Autoestima exagerada.
- Disminución de la necesidad de dormir.
- Más hablador de lo habitual.
- Fuga de ideas.
- Dificultad para mantener la atención.
- Agitación psicomotora.
- Excesiva implicación en actividades placenteras con gran potencial de producir consecuencias graves.
- Esta alteración es lo suficientemente grave como para provocar deterioro laboral y social, necesitar hospitalización o cursar con síntomas psicóticos.
El episodio hipomaníaco es un periodo de estado de ánimo caracterizado porque al menos durante cuatro días persisten tres (o más) de los síntomas indicados para el episodio maníaco. La alteración del estado de ánimo y el cambio en la actividad es observable por los demás, pero no es considerado como suficientemente grave y no hay síntomas psicóticos. El episodio depresivo mayor presenta los siguientes síntomas durante 2 semanas:
- Pérdida o aumento importante de peso o apetito.
- Insomnio o hipersomnia.
- Agitación o enlentecimiento psicomotor.
- Fatiga.
- Sentimientos de inutilidad o culpa excesivos.
- Disminución de la concentración o decisión.
- Pensamientos recurrentes de muerte.
- Debe darse obligatoriamente o un estado de ánimo depresivo la mayor parte del día o una apatía generalizada.
El episodio mixto cumple los criterios para un episodio maníaco y un episodio depresivo mayor, casi cada día, durante al menos 1 semana. En todos los tipos de episodio, los síntomas no se deben a los efectos fisiológicos producidos por una sustancia o tratamiento. Si esta sintomatología fuera el efecto de alguna sustancia administrada, aunque se cumplan los criterios, no puede diagnosticarse como TB.
“El trato a las personas con trastorno psicopatológicos debe ser como el proporcionado en otras enfermedades, que no se estigmatice ni se culpabilice por padecerla”.
Las diferencias entre el Trastorno Bipolar (TB) y el Trastorno Límite de Personalidad (TLP)
El trastorno límite de personalidad (TLP) está dentro de los trastornos de la personalidad más graves. La falta de regulación emocional del TLP debe diferenciarse de las descompensaciones de que se producen en el trastorno bipolar. El TLP se caracteriza principalmente por:
- Inestabilidad global que afecta al estado de ánimo, la autoimagen y la conducta.
- Dificultad intrínseca y permanente para establecer vínculos estables, que no ocurre en los pacientes bipolares.
- Impulsividad, ira descontrolada, autoagresividad o heteroagresividad.
- Conducta suicida, amenazas o gestos o conducta automutiladora.
- Conductas de riesgo que suelen ser desencadenadas por conflictos interpersonales y problemas vinculares (miedo al rechazo o abandono).
- Sentimiento de vacío y aburrimiento.
El trastorno bipolar no genera diferentes personalidades
Cuando la disociación afecta el nivel más alto de organización, la personalidad, hablamos del trastorno disociativo de identidad (personalidad múltiple). Las personas con personalidad múltiple presencian dos o más identidades distintas (hasta cien), donde al menos dos de ellas toman el control de la conducta recurrentemente. Además, las personas con este trastorno se sienten incapaces de recordar información personal importante en función del momento y la personalidad que domine.
La gran mayoría de las personas que trabajan en salud mental opinan que son necesarias otras intervenciones además de las farmacológicas. La psicoterapia individual o grupal son muy útiles en estos casos. Además sería conveniente reducir las intervenciones farmacológicas si los efectos terapéuticos de estas no son significativos.
Las etiquetas diagnósticas ayudan a un trato más personalizado, pero no olvidemos que cada persona es un mundo y su condición de salud también. En este sentido, dos personas con un diagnóstico igual pueden tener una vivencia muy distinta de la enfermedad que “comparten”.
Referencias bibliográficas:
Belloch, A., Sandín, B., & Ramos, F. (2012). anual de psicopatología. McGraw-Hill.
de la Guía, G. D. T. (2012). de Práctica Clínica sobre Trastorno Bipolar. Guía de Práctica Clínica sobre Trastorno Bipolar. Madrid: Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad. Universidad de Alcalá. Asociación Española de Neuropsiquiatría.