Tratamiento psicológico para el autismo
Son varios los tratamientos que, a día de hoy, se emplean con personas diagnosticadas de un trastorno del espectro autista, tanto en niños como adultos. Algunos poseen una robusta base científica y ofrecen resultados; otros, no tanto o funcionan solo con personas que presentan un perfil muy particular. Por otro lado, lo que sabemos es que el tratamiento psicológico para el autismo efectivo será aquel que se base en la evidencia y sea integrador y holístico.
El autismo fue reconocido formalmente al principio de los años 40 por el psiquiatra de origen austriaco Leo Kanner. Kanner ya hablaba de características que se suelen presentar en el autismo, como aislamiento, problemas en el lenguaje, comunicación limitada o la obsesión por la invarianza del ambiente.
La evolución del término “autismo”
La definición del autismo sigue siendo controvertida a día de hoy. Desde hace algunos años se ha incorporado el término Trastornos del Espectro Autista (TEA) para recoger un grupo más amplio de trastornos que comparten características clínicas que definen el autismo más clásico.
El autismo afecta de 10 a 15 personas de cada 10.000. Cuando se incluyen dentro de estas estadísticas a los subtipos más leves y al síndrome de Asperger (renombrado como TEA de grado 1), la prevalencia se incrementa hasta 57 de cada 10.000 personas.
En cuanto al sexo, 4 de cada 5 personas afectas son del sexo masculino, aunque en las mujeres tiende a darse una mayor discapacidad intelectual. Esta afecta al 75% de las personas diagnosticadas de autismo; además, el 50% son mudos o presentan un lenguaje muy deficitario.
Sin embargo, en los últimos años se está cuestionando la propia naturaleza patológica del TEA en sus grados más leves. Se encuadra más en el grupo de las neurodivergencias que en el de las enfermedades mentales, pues se trata tan solo de una forma diferente de procesar el mundo. Se suele afirmar que es el entorno el que no se adapta a la persona, y no al revés.
Tratamientos psicológicos en autismo
De la pluralidad de opciones terapéuticas se extrae un hecho cada vez más consensuado: no existe un único programa de intervención válido para todas las personas con autismo, igual que no existe un único planteamiento terapéutico que sea válido para un mismo sujeto en diferentes momentos de su desarrollo.
Lo que sí está claro es que las intervenciones conductuales son el tratamiento psicológico de preferencia para el autismo. Todas ellas se basan en el análisis aplicado de la conducta para especificar las necesidades de esa persona, y después modificar las conductas pertinentes.
Supuestos teóricos del tratamiento conductual para el autismo
Los principios del aprendizaje son universales y se aplican por igual a personas con y sin autismo. Se entiende que el proceso de aprendizaje no está alterado, sino que es posible que requiera de técnicas diferentes.
No es necesario conocer la etiología del autismo para aplicar las técnicas conductuales (Lovaas, 1993). Este hecho contrasta con aquellas teorías que se basan en supuestos mecanismos explicativos del autismo.
Se concibe el autismo como un síndrome con carencias y excesos de ciertas conductas. Aunque exista una base neurológica, las conductas son susceptibles de cambio gracias a la interacción con un entorno programado.
Objetivos generales de la intervención en el autismo
El primero de ellos es desarrollar competencias comunicativas que les permitan comprender mejor a las otras personas y dar sentido a sus relaciones y sus acciones. Además, también se busca disminuir comportamientos que interfieran o dificulten la estabilidad emocional e independencia.
Tratamiento psicológico para el autismo: Análisis Conductual Aplicado (Lovaas)
El análisis conductual aplicado (ABA – Applied Behavior Analysis) utiliza los conocimientos científicos sobre el aprendizaje. Lo hace para desarrollar procedimientos de enseñanza para la adquisición de comportamientos relevantes en el plano social.
Pensemos que las intervenciones conductuales globales tratan de instruir al sujeto a través de una batería de técnicas durante un tiempo. Sin embargo, las específicas buscan promover habilidades determinadas a través de una o pocas técnicas. Los dos tipos de intervenciones se consideran igual de eficaces.
Existen tres principios básicos del modelo de intervención ABA. Son lo siguientes:
- Análisis: el progreso se evalúa a partir de las intervenciones registradas y medidas en su progreso.
- Comportamiento: basado en principios científicos de la conducta.
- Aplicado: principios aplicados en las conductas observadas.
Por otro lado, tenemos los elementos más comunes de las intervenciones globales. Están en la lista que tienes a continuación:
- Situación de aprendizaje controlada y estructurada.
- Tratamiento dirigido a todos los dominios de habilidades e individualizado en función de los déficits y excesos.
- Uso de procedimientos del análisis aplicado de conducta.
- Uno o más terapeutas llevan a cabo el tratamiento.
- 34-40 horas por semana.
- Selección de objetivos a corto plazo siguiendo el desarrollo normal.
- Planificación de la generalización y mantenimiento.
- Es necesario aprender unas habilidades para aprender otras más tarde.
- Objetivo prioritario: aprender el lenguaje.
- Uso de procedimientos de aprendizaje sin errores. El aprendizaje por ensayo y error produce un aumento del negativismo, de alteraciones de conducta y de la desmotivación.
Resultados de las intervenciones globales
De las diferentes investigaciones, se concluye que el análisis aplicado de la conducta como tratamiento del autismo ofrece resultados en las siguientes áreas:
- Aceleraciones en las tasas de desarrollo, con mejoras del CI en torno a unos 20 puntos; se puede llegar a niveles de normalidad.
- Mejora de la conducta adaptativa hasta la normalidad.
- Desaparición de rasgos autistas -por ejemplo: conductas autoestimuladas, autolesivas, estereotipias, etc.-.
- Adquisición del lenguaje por una gran mayoría de niños -generalmente en torno a los cinco años-.
- Mejora en conducta y habilidades sociales.
- Incorporación a escuelas normales.
- Los resultados se mantienen en años de seguimiento.
Variables de las intervenciones globales que afectan a la efectividad
En los estudios sobre los tratamientos conductuales se ha mostrado datos que indican que ciertas variables pueden incidir en la efectividad del tratamiento. Las más relevantes son estas:
- Cuanto antes empieza la intervención (antes de los cuatro años), mayores son las posibilidades de integración en escuela ordinaria.
- A más intensidad, más efectividad. Aunque puede haber distintas necesidades en función del niño.
- Si hay mejoras en un año, al segundo también. Los avances en la mejora se han visto que pueden seguir el mismo ritmo dos años más tarde.
- La terapia conductual se ha mostrado superior al resto de tratamientos.
- La calidad del entrenamiento de los instructores y los supervisores de maestros y padres no parece interferir en los resultados. En algunos estudios los profesionales que participaban no eran necesariamente expertos en autismo.
- El mejor mantenimiento y generalización de los resultados se obtuvo cuando los padres colaboraban con la intervención.
- Fundamentar el tratamiento en el conocimiento de las características psicológicas de las personas con trastorno autista.
Tratamiento psicológico para el autismo: intervenciones específicas
Son múltiples los estudios que han utilizado las intervenciones conductuales con tal de instaurar, desde las condiciones más elementales para el aprendizaje, hasta las conductas más complejas como el lenguaje.
Por otro lado, uno de los hallazgos más importantes en el contexto de la intervención conductual en autismo es que a menos conductas disruptivas (como la autoestimulación), más posibilidad de aprendizaje. En este sentido, dos hechos se han encontrado en investigaciones:
- Cuando a un niño con autismo se le prohibía un ítem, sus respuestas se distribuían entre las restantes.
- Al disminuir las conductas disruptivas, los niños aumentaban las probabilidades de realizar aprendizajes discriminativos.
Las investigaciones se han interesado en conocer de qué manera se mantienen las conductas disruptivas: por refuerzo negativo, positivo o ausencia de otro estímulo. La principal conclusión a la que llegaron los estudios es que, para reducir las conductas disruptivas, no bastaba con procedimientos enfocados de manera directa a retirar o disminuir estas conductas a través del refuerzo diferencial.
Las intervenciones específicas se basan en técnicas concretas y se centran en enseñar habilidades sociales, lenguaje, lectura, habilidades académicas, etc.
Tratamiento psicológico para el autismo: Intervención Conductual Naturalista (Koegel et al., 1998)
Varios estudios actuales basados en intervenciones conductuales utilizan un enfoque más “naturalista” orientado al desarrollo. Esto marca una gran diferencia con las intervenciones más tradicionales basadas en ABA (Análisis Aplicado de la Conducta).
Por ejemplo, las intervenciones para preescolares más recientemente desarrolladas se llevan a cabo en ambientes naturales y socialmente interactivos.
Durante las rutinas de juego y diarias, desde el inicio de la intervención, ya se incluyen estrategias en las cuales el niño dirige la situación de enseñanza. Estas intervenciones, basadas en métodos empíricamente probados, se derivan tanto de los principios del aprendizaje de la conducta como de las ciencias del desarrollo.
La enseñanza naturalista surge en respuesta a las dificultades de los métodos tradicionales de intervenciones, basados en ensayos discretos para la generalización de aprendizajes. Es una manera de que la persona autista se encuentre en un entorno más amigable y adaptado a sus necesidades.
Todas las aproximaciones (Incidental Teaching; Pivotal Response Training; Milieu Teaching; Natural Language Teaching, etc.) se han desarrollado con la intención de alcanzar un abordaje más naturalista; de este modo, se persigue mejorar el desarrollo del lenguaje y la comunicación de los niños autistas.
Dichas intervenciones se basan, en parte, en los principios y los procesos interactivos que se desprenden de los modelos del desarrollo, del ABA y de la importancia en la interacción padres-hijos. En general, la relación con el grupo social ha tomado cada vez más relevancia a la hora de desarrollar las habilidades del autista.
Tratamiento psicológico para el autismo: el Modelo Evolutivo Pragmático (Prinzant y Wetherby, 1998)
Este modelo se caracteriza por un abordaje eminentemente pragmático y social de desarrollo. Enfatiza la necesidad de focalizar el lenguaje preverbal y verbal, así como las habilidades de comunicación funcional.
Además de eso, se incluye el trabajo para disminuir las dificultades a la hora de imitar, junto a las peculiaridades en el procesamiento sensorial, que precisan ser consideradas y trabajadas. Asimismo, se enfatiza en el contexto natural socio-pragmático, se exige la participación de la familia y se recomienda la inclusión de pares.
Esto es llevado a cabo a través de la construcción de la intencionalidad, de la toma de turno, la atención compartida y las habilidades de iniciación comunicativa; se procura asimismo expandir el repertorio de las funciones, además de las instrumentales, en contextos naturales.
Otras terapias para el TEA
Si bien estos son los tratamientos más globales y utilizados en la psicología clínica, existen otros muchos que se están desarrollando en este momento y que suelen usarse como complemento (o como tratamiento completo). Vamos a ver algunos a continuación.
Terapia ocupacional
Desde el enfoque del desarrollo se aplica la terapia ocupacional. Gracias a ella, se enseña a la persona a desarrollar destrezas propias del día a día, ayudándola así a ganar autonomía.
Aquí se puede incluir la terapia de integración sensorial para ayudarles a mejorar su respuesta ante estímulos abrumadores. La fisioterapia, por su parte, también se usa como complemento a la terapia ocupacional para mejorar las destrezas físicas.
Modelo Denver de Inicio Temprano (ESDM)
Basado en el análisis conductual aplicado, se utiliza con niños muy pequeños (de 12 a 48 meses). A través del juego y los intercambios sociales en entornos naturales se trata de mejorar las destrezas ligüísticas, sociales y de aprendizaje.
Tratamiento y enseñanza de niños con autismo y problemas relacionados con la comunicación (modelo TEACCH)
Este enfoque utiliza el aprendizaje visual y se aplica en el aula. Al estar dirigido al personal educativo, dota de herramientas para mejorar los resultados académicos y sociales del paciente en este ámbito.
Psicoeducación
Para concluir, no se puede dejar de mencionar la psicoeducación. Esta intervención se está haciendo cada vez más imprescindible dentro de los tratamientos del TEA. Ya se trate de adultos o infantes, tomar consciencia sobre la forma de ver el mundo de un autista es tan beneficioso para el paciente como para quienes les rodean.
Y es que los nuevos enfoques se centran precisamente en eso: en aprender los unos de los otros. Mientras el autista toma consciencia de su propio funcionamiento y adquiere herramientas para adaptarse al mundo, el mundo comprende que no hay una sola forma de procesar la realidad. La tolerancia y la comprensión es lo que trae salud mental a las personas.
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