Trauma de apego y autocrítica: ¿cómo se relacionan?

¿Cubrieron todas tus necesidades emocionales en la infancia? ¿Tuviste unos padres fríos o manipuladores? Esas lesiones psicológicas en la niñez dejan una impronta emocional y derivan, a menudo, en un diálogo interno muy nocivo.
Trauma de apego y autocrítica: ¿cómo se relacionan?
Valeria Sabater

Escrito y verificado por la psicóloga Valeria Sabater.

Última actualización: 20 febrero, 2023

«Autoodio». Odiarse a uno mismo, despreciarse como ser humano. Pocos sentimientos resultan más aniquilantes para nuestra salud mental como esa realidad que, aunque nos sorprenda, es muy común. La arrastran muchos adultos durante buena parte de sus vidas. Tristemente, la albergan también algunos niños y adolescentes que, de forma temprana, desarrollan un lento autodesprecio.

La sensación de que uno es solo una colección generosa de defectos e incluso indigno de afecto tiene su origen en la infancia. El origen, el oscuro detonante, reside en esa familia disfuncional o en algún progenitor que cría y educa a través del desapego y hasta en la violencia. Nos referimos a esas dinámicas en las que el afecto seguro y la seguridad están ausentes porque se sustituyen por el desprecio, el abandono o el maltrato.

Lo que sucede en el cerebro infantil ante necesidades psicoafectivas no cubiertas es muy complejo. También desolador. Así, una de las secuelas más frecuentes es desarrollar una voz interna que se desprecia, que se avergüenza de sí mismo. Es un fenómeno que aparece con elevada frecuencia y que vale la pena entender.

«Con cabos de lana biológicos, afectivos, psicológicos y sociales, pasamos nuestra vida tejiéndonos a nosotros mismos».

-Boris Cyrulnik-

Cerebro del niño iluminado simbolizando la trauma de apego y autocrítica
Los problemas de apego en la infancia pueden desembocar en el autosabotaje.

¿Qué son los traumas vinculados al apego?

Un trauma de apego es la ruptura en el proceso de vinculación de un niño con respeto a sus figuras de cuidado principales. Tal experiencia se manifiesta de diversas maneras, como la negligencia, el abuso o el abandono. Crecer en entornos dominados por tantas carencias y amenazas, provoca que los pequeños crezcan dominados por la ansiedad, el miedo y la falta de afecto.

Todos podemos hacernos una idea de lo que estas vivencias suponen a nivel psicosocial, pero… ¿Y el ámbito psicobiológico? Un trabajo de investigación de la Universidad Médica de Graz, en Austria, destaca un aspecto importante. El apego configura la base de nuestro desarrollo psicobiológico. No disponer de ese apoyo emocional confiable afecta al desarrollo cerebral.

Podríamos decir que los progenitores que aportan a sus hijos un apego seguro y nutritivo configuran unas «plantillas» internas que actúan a modo de matriz para la correcta evolución neurobiológica y psicológica de los niños. Ahora bien, cualquier alteración en ese proceso nos deja sin unas bases y creciendo en modo supervivencia…

Experimentar una crianza falta de un afecto sólido, seguro y nutritivo hace que crezcamos pensando que hay algo defectuoso en nosotros, algo por lo que nuestros padres no nos amaron como necesitábamos.

Trauma de apego y autocrítica, una herida en el tejido psicológico

Todos podemos experimentar, en algún momento, una percepción negativa hacia nosotros mismos. Nos carcome cometer errores, por ejemplo. Nos desespera caer una y otra vez en relaciones de esas que salen mal. Hay días en que no nos gustamos demasiado cuando nos miramos al espejo. Sin embargo, todas estas experiencias suelen ser ocasionales; tal y como vienen se van.

Ahora bien, el problema está en que el trauma de apego y la autocrítica configuran una relación muy recurrente. Buena parte de los que sufrieron una crianza y educación disfuncional y dañina desarrollan un crítico interno que les va destruyendo casi a diario. Ese sabotaje hacia la propia persona se manifiesta de muchas maneras y es importante definirlo. Veámoslo.

1. La trampa de la comparación social

Tal y como nos explicó Leon Festinger en su teoría de la comparación social, todos evidenciamos ese impulso por compararnos con los demás. Lo hacemos para aprender, para definirnos, para analizar nuestras habilidades, opiniones, etc. Sin embargo, las personas con un trauma de apego suelen poner de manera constante la mirada en los demás para evaluarse. 

Al hacerlo, solo ven carencias, defectos, aspectos que procesan como incorrectos. Los demás siempre parecen ser más felices, más dignos de ser amados. Las vidas ajenas se perciben como mejores que las propias y esa percepción la alimenta el diálogo interior crítico y desgastante.

2. La dificultad a la hora de construir relaciones felices

Trauma de apego y autocrítica se manifiestan, sobre todo, en el modo de vincularnos con los demás. Al fin y al cabo, quien no pudo comprender en su propia piel lo que significa ser amado, cuidado o respetado, tendrá serias dificultades para conectar con los demás.

Siempre estará esa voz en la cabeza que lo llene de dudas, que le diga que en cualquier momento le harán daño de nuevo, o que es mejor huir antes de que se lo hagan. Las dudas, los miedos, la necesidad de ser amados e incluso la angustia inherente a sufrir igual que en la infancia trazan relaciones de pareja y de amistad muy tortuosas.

3. El pensamiento de todo o nada

El pensamiento dicotómico es una distorsión cognitiva que nos hace ver la realidad a través de los extremos. Esa inflexibilidad de pensamiento con la que decirse cosas como «todos me quieren fastidiar, nadie me quiere, todo lo hago mal o mi vida nunca irá bien».

Trauma de apego y autocrítica edifican ese diálogo que reduce toda valía personal y convierte la realidad en un escenario inseguro. La amenaza, la traición y la fatalidad parecen estar siempre a la vuelta de la esquina.

4. La sensación de inutilidad (autosabotaje)

Las automanipulaciones inconscientes son el pan de cada día para la persona que sufrió un trauma de apego en la infancia. Lidian con una tendencia casi constante a la hora de boicotear sus metas, de minar su potencial cuando intentan llevar a cabo cualquier proyecto. Asimismo, el autosabotaje les conduce a la evitación constante.

Para estas personas siempre será mejor huir o abandonar cualquier situación, antes de comprometerse y luchar por aquello que desean.

Hombre triste pensando en su trauma de apego y autocrítica
El trauma de apego o relacional sume a la persona en un estado de estrés y autosabotaje.

Un trauma de apego puede condicionarnos la vida de muchas maneras. El cerebro cambia como consecuencia de ese trauma temprano, justo cuando buena parte de sus estructuras se están desarrollando. Por tanto, es frecuente que a medida que el niño crece, se inocule en él en una charla interna dañina y debilitante que le impide edificar una autoestima y un autoconcepto saludable.

¿Qué podemos hacer en estos casos? Un enfoque terapéutico de notable relevancia es la terapia de desensibilización y reprocesamiento por movimientos oculares (EMDR) de la doctora Francine Shapiro. Buscar ayuda especializada y tratamientos que cuenten con evidencia científica es la mejor estrategia a la hora de abordar los traumas. Tengámoslo en cuenta.


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  • Shapiro F. The role of eye movement desensitization and reprocessing (EMDR) therapy in medicine: addressing the psychological and physical symptoms stemming from adverse life experiences. Perm J. 2014 Winter;18(1):71-7. doi: 10.7812/TPP/13-098. PMID: 24626074; PMCID: PMC3951033.

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