Tres pequeños secretos que los harán grandes
Cuando estamos a cargo de la crianza de un niño, es frecuente abrumarnos por los grandes retos a los que debemos enfrentarnos diariamente. ¡Realmente a veces nos lo ponen bastante difícil! A pesar de que se trata de una tarea compleja, pequeños esfuerzos pueden hacer grandes diferencias para el desarrollo de los peques de la casa ¡Te damos algunos datos!
¡Tres herramientas muy poderosas!
Rutinas. Los niños pequeños, a diferencia de los adultos, no logran diferenciar claramente los días ni las horas, por lo que necesitan algún tipo de orden que les ayude a satisfacer sus necesidades y adaptarse al mundo. Por lo tanto, requieren de ayuda externa para estructurar y ordenar su vida, y esto lo adquieren a través de los potentes hábitos.
Las rutinas les proporcionan seguridad, ya que crean un ambiente conocido y estable, sobre el cual pueden predecir, lo que les ayuda a disminuir la incertidumbre y la ansiedad. Éstas, les dan una oportunidad para aprender, les estimulan y les ayudan a ser autónomos. Por el contrario, cuando carecen de una estructura, presentan dificultades para asumir sus responsabilidades y tener problemas de comportamiento.
Límites. A pesar de las terribles pataletas que pueden hacer a la hora de decirles que “NO” o establecerles prohibiciones, las normas son una parte fundamental de la crianza y el desarrollo de los niños. A veces subestimamos su poder, pero éstos son una forma de hacerlos sentir protegidos. Si se pierde la jerarquía de poder y el niño se siente más fuerte que los padres, percibirá que no podrán cuidarlo ante los problemas. Además, son una forma de hacerlos sentir valiosos y que nos importan. Aprender a tolerar la frustración, les ayudará a regular su ansiedad y agresividad. Es importante establecer límites con firmeza y afecto, siempre proporcionales a sus actos y de acuerdo a sus capacidades. Resulta realmente negativo, tanto establecer límites demasiado estrictos y poner excesivas normas, como no poner ningún límite.Tiempo de calidad. La ocupada agenda que solemos llevar, puede hacer que nuestra interacción con los niños, se reduzca a satisfacer sus necesidades biológicas y escolares. Especialmente, si tenemos problemas para manejar la disciplina y a veces su mal comportamiento nos sobrepasa, ¡en ocasiones podemos olvidarnos de disfrutar de la dulce tarea de la paternidad! Una parte fundamental de la crianza, es el tiempo diario que compartamos y disfrutemos con ellos, sin distracciones y en actividades de su interés, que le hará a sentirse querido y valorado.
El tiempo que dediquemos junto a los niños, mantengámonos realmente atentos a las necesidades que sutilmente nos manifiestan y aprendamos a darles las respuestas que necesitan, sin poner nuestros propios miedos o deseos en ellos. Por lo tanto, aprendamos a satisfacer su necesidad de exploración, dejándolos experimentar por sí solos, cuando establecen distancia. Así como, apoyémoslos y consolémoslos cuando más bien nos buscan, porque se encuentran en una situación de angustia, para así satisfacer su necesidad de apego.
¿Cómo ponerlo en práctica?
¡Instauremos rutinas! Para esto necesitamos crear un “momento” para cada actividad, al establecer un horario fijo que se adecúe al ritmo del niño (desayuno, tarea, baño, etc.). Además, debemos llevarlo a cabo en un “lugar”. Hay que enseñarle qué se hace en cada sitio, el cual debe aprender a mantener ordenado y limpio. Finalmente, es importante que siempre se haga de la “misma manera”, con un “principio y final” de cada actividad bien definidos.¡Pongamos límites y normas adecuadamente! Los niños deben saber cuáles son las normas, así como conocer las consecuencias de su cumplimiento o incumplimiento. Establezcamos normas justas y cumplámoslas de forma constante, es un gran error aplicarlas sólo en ocasiones. No olvidemos que los premios y refuerzos, tienen un mejor efecto que los castigos.¡Enseñémosle a tolerar la frustración! Es importante no acceder ante demandas irracionales, no atender a sus peticiones que vengan con rabietas, educarles en el respeto a los demás y sus opiniones, enseñarles a conseguir cosas que suponen esfuerzo, permitirles que se equivoquen y no darles una solución a todo lo que les ocurre.
¡Disfrutemos de un tiempo de calidad juntos! Según el tiempo del que dispongamos, reservemos siempre un rato de nuestro día, para disfrutar con nuestros niños, jugar y demostrarle nuestro afecto, sin presiones ni obligaciones, simplemente disfrutar la dicha de tenerlos en nuestra vida.